El XVIII Congreso Autonómico del PP en Extremadura que tuvo lugar ayer erigió a la cacereña María Guardiola como presidenta del partido a nivel regional, en una ceremonia que se inició con la votación de la mesa del congreso con cartulinas. Un método rudimentario que, escarmentados por las confusiones telemáticas que padeció en su momento el partido, perduró hasta el final.  

La candidatura Guardiola fue la única que se presentó para liderar a los populares después de que Fernando Pizarro, alcalde de Plasencia, se echase atrás. Atrás, como el lugar que ocupó durante toda la mañana del sábado; ubicado en la tercera fila, alejado de la primera bancada en la que se sentaba la candidata. Fernando vivió el congreso sin pronunciarse y sin tener acercamiento alguno con los altos cargos del PP. Se reflejó distante y distraído, con la cabeza agachada y la mirada perdida en la pantalla de su móvil. Ni una alusión a su nombre, salvo un breve agradecimiento a los que «supieron dar un paso a un lado».  

María Guardiola no perdió en ningún momento su papel principal, posicionándose en primera línea y acompañada por Abel Bautista, el joven de 34 años que será el nuevo secretario general del Partido; por José Antonio Monago, presidente emérito del PP extremeño; y por el antiguo dirigente de la secretaría general, Fernando Manzano. Guardiola, la protagonista por excelencia de este Congreso, recibió el caluroso apoyo de todos los militantes presentes, quienes dejaron claro que «la necesitan» y que es la persona «más preparada para liderar el cambio».  

«María, ánimo que estos pollos se pelan bien» le dijo el presidente del Comité de Derechos y Garantías, Isidro Rodríguez. Manuel Naharro, el líder provincial del PP en Badajoz, prefirió a los cerdos para elogiar a la futura presidenta de la comunidad «con la mejor panceta de España». Sin olvidar a las gallinas que salen por las que entran, Cristina Teniente consiguió emocionar a Monago con su intervención y no dudó en aprovechar sus minutos para ir contra el gobierno de Vara y de Sánchez.  

Entre los que abandonan sus ocupaciones en el partido también está Manzano, quien intervino despidiéndose, agradeciendo al expresidente la confianza depositada en él durante los 14 años que ostentó el cargo de secretario general, y que sacó de entre las tinieblas a quien tanto conoce y con quien «tanto tiempo lleva compartiendo pista de baile», Abel Bautista, el mismo al que ahora le pasa el testigo; «Abel, vas a tener que aprender a bailar con las más feas», dijo. El futuro de la secretaría del partido respondió únicamente entre carcajadas, manteniéndose en silencio durante el resto del Congreso.  

Presa de la emoción y sin poder articular palabra, subió a la tribuna Guardiola. La nueva presidenta utilizó su intervención para agradecer a todos los presentes su apoyo, entre los que se encontraban algunos de los líderes autonómicos del partido como Carlos Iturgaiz, por el País Vasco; Paco Núñez en representación de Castilla-La Mancha; y el diputado por La Rioja, José Ignacio Ceniceros. María definió la libertad como el pegamento de la política y marcó la senda de su gobierno por el camino de la sinceridad y de la transparencia.  La líder de los azules prometió cubrirse con la bandera extremeña y concluyó diciendo que «el cambio ya estaba aquí», que ya estaban «preparados para ganar» y que «iban a ganar».  

Tras las votaciones, rostros como el del presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, y el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, siguieron atentamente el último discurso de Monago. Sin estrado delante y abducido por la «lírica animalista» que presidió el Congreso, citó al cantante Manolo García y usó la metáfora de una de sus letras para decir que «siempre había intentado hacer volar a sus pájaros de barro». Mitificó su salida en la figura de «Siri», en ese robot de asistencia que incluyen algunos móviles, «María, si no me llamas no hablaré» expresó. Y tuvo que callar en mitad de su apelación ante la entrada en escena del aplaudido presidente del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, a quien le debe su nuevo puesto en Génova en el Comité Nacional de Derechos y Garantías. Finalizó su intervención mencionando al poeta Manolo Chinato y aludiendo al campo, apoyando a María y cerrando su capítulo, solo en Extremadura, pero instando a que pongan empeño en las próximas páginas.  

Conocidos los resultados que alzaron a Guardiola como nueva presidenta con un apoyo del 97,7%, los barones de Castilla y León y Andalucía tomaron la palabra, con un Juanma visiblemente cómodo que destornilló la risa de los asistentes y que aseguró estar «muy a gustico». Feijóo les sucedió felicitando a la nueva cabeza de los azules en Extremadura y soñando con «lo bonito que sería tener una mujer presidente en Extremadura», esa región que, como Andalucía, dijo que llevaba cuarenta años bajo el poder de los socialistas. El número uno se mostró muy crítico con la presentación de un «supuesto AVE» para Extremadura y pidió respeto para la región, tarea que le encomendó con orgullo a la extremeña.