Impacto en las aulas

La escuela afronta el reto de perder el 20% del alumnado por la baja natalidad

Los especialistas alertan de que, al aumentar el gastos por alumno, los centros más penalizados serán los rurales y los concertados familiares. Extremadura tiene vacantes más de 6.000 plazas escolares

Un colegio de la provincia de Cáceres, abierto con solo seis alumnos.

Un colegio de la provincia de Cáceres, abierto con solo seis alumnos. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Olga Pereda / Guadalupe Moral

Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el sistema educativo en España es cómo afrontar la pérdida de alumnos y alumnas debido a la baja natalidad. En los próximos 10 o 15 años, las aulas de infantil, primaria y secundaria se verán mermadas con un 20% menos de chavales, según las previsiones del centro de políticas económicas EsadeEcPol. A simple vista puede parecer una buena noticia: menos masificación, mejor educación. Sin embargo, el asunto es mucho más serio, profundo y preocupante.

Cerrar escuelas porque se quedan vacías no es precisamente una buena noticia. Y las que más corren peligro son, lógicamente, las más pequeñas. Los especialistas en política educativa piden al Gobierno tomar medidas ya para afrontar un desafío que también afecta a países de nuestro entorno, como Italia, Portugal y Grecia. Mientras, Francia y EEUU se salvan porque su índice de natalidad es más elevado.

Entre 2015 y 2020, España ha sufrido un descenso demográfico medio de la población entre 0 y 4 años del 19,2%, según las estadísticas del INE. Algunas comunidades superan ese porcentaje. Como Asturias (25,8%) y Extremadura (19,8%) Y otras están por debajo, como Baleares (11,7%). Javier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología y experto en temas educativos, explica que la bajada de natalidad no tendrá un impacto inmediato en las aulas, pero sí a partir del curso 2026/27. Los territorios más afectados serán los menos poblados, como Extremadura, Castilla y León, Asturias, Galicia y Cantabria.

Ya pasó en Europa del este

Lucas Gortazar, investigador de Esade y especialista en educación y política social, recuerda que la pérdida de alumnos ya es algo que sufrió España en los años 90 del siglo pasado. «Fue más suave y se saldó con el cierre de algunas escuelas de primaria», explica. El latigazo que se avecina en España es similar a lo que vivieron, en la década de los 90, los países de Europa del este. «Se desplomó la natalidad y hubo un cierre masivo de escuelas, sobre todo en las zonas rurales», destaca el investigador, que pronostica que esa historia se repetirá en nuestro país si no se toman ahora políticas preventivas necesarias. 

Entre 2015 y 2020, Extremadura ha sufrido una caída demográfica del 19,8% entre la población 0 a 4 años, según el INE

Una bajada considerable de estudiantes no es una buena noticia para las arcas públicas porque implica un aumento del coste por alumno. Sobre todo, en las escuelas pequeñas, aquellas que tienen una sola línea y unos 20 niños por aula, como existen varias en Extremadura. «Hay menos estudiantes, así que los gastos de profesorado, instalaciones, limpieza, comedor, luz, calefacción se disparan hasta el doble o el triple que una escuela grande», subraya el investigador de Esade. Ante este panorama, hay dos opciones. «Una es no hacer nada. La otra, tomar decisiones que pueden ser dolorosas pero que son necesarias para afrontar el reto», concluye Gortazar, que investigará este fenómeno en Esade y publicará el correspondiente informe, como ya han hecho con el boom de las clases particulares en España.

Para el investigador no tiene ningún sentido mantener centros con aulas de 8 o 16 alumnos porque «la escuela, sobre todo en secundaria, es un espacio de sociabilización». «Existe una clara defensa de la España vaciada, pero no podemos tener todo. Se deberían cerrar líneas o escuelas y usar los recursos para mejorar infraestructuras y redirigir alumnos. Hay que tomar medidas políticas. Y es mucho mejor hacerlo de manera consensuada y planificada que no con prisas y de golpe», destaca.

Los territorios más afectados serán los menos poblados: Galicia, Extremadura, Asturias, Castilla y León...

De momento, Extremadura ha fijado por ley (la de reto demográfico) un mínimo de cinco alumnos para tener una escuela rural abierta e incluso podría mantenerse por debajo de esos cinco alumnos si la comunidad educativa lo considerara pertinente. No obstante, en la misma línea que el investigador, el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, considera que la socialización «es clave para el desarrollo integral del alumno».

Partida limitada

Gortazar insiste en que la partida económica destinada a educación es limitada, y más que lo será cuando se terminen los fondos europeos para la recuperación tras la pandemia. En la próxima década el gasto público irá a parar a pensiones, sanidad y cuidados. «Pensar que España destinará el 7% de su PIB a educación es imaginación pura», concluye.

Si no se toman medidas con tiempo, Gortazar pronostica algo así como una guerra escolar o una caza por el alumno (algo que está pasando ya entre los centros concertados y los públicos y también en la universidad). El sistema educativo español -entre la escuela pública y la concertada- hace que entre en juego la ideología que cada comunidad, que, en función de su color político, apostará y defenderá un tipo de colegios en detrimento de otros. 

El profesor universitario Martínez-Celorrio se muestra convencido de que una parte de la escuela concertada (especialmente, las familiares, las más pequeñas) cerrará ante la pérdida de alumnos o será absorbida por la red pública, algo que de momento no está ocurriendo en Extremadura. Su visión, sin embargo, no es tan pesimista porque considera que la inmigración puede ayudar a compensar la pérdida demográfica. «Según las previsiones, hasta 2050 vendrán a España unos 8,6 millones de migrantes», apunta. Serán cerca de 70.000 inmigrantes los que llegarán a Extremadura hasta 2036, según las últimas estadísticas publicadas por el INE. «Ante los nuevos problemas hay que encontrar nuevas soluciones. No pronostico un cierre masivo de centros. Más bien apuesto por redimensionarlos», explica.

Gráfico.

Gráfico. / J. L B.

El docente añade que la caída de los nuevos nacimientos provocará la universalización de la educación 0-3 años (primer ciclo de infantil) gratuita. Y esto es algo que ya está ocurriendo en Extremadura, donde cada año va creciendo el número de plazas disponibles en las denominadas Aulas 1-2. Son espacios dispuestos en los colegios que están perdiendo alumnos y tienen infraestructuras vacías y disponibles para acoger a los alumnos del primer ciclo de infantil, a partir de un año en algunos casos. En la comunidad ya están en marcha casi un centenar de aulas para niños de uno y dos años y el próximo septiembre se abrirán 35 nuevas aulas, por lo que habrá un total de 124 en el curso 2023-2024 (73 en la provincia de Badajoz y 51 en la de Cáceres), que ofertan un total de 1.962 plazas. La extensión de este programa para el alumnado del primer ciclo de Infantil se ha financiado en la región con fondos extraordinarios procedentes del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la Unión Europea. 

Respecto al cierre de determinadas escuelas pequeñas, el experto sugiere la posibilidad de que se reconviertan en pisos para jóvenes o para la tercera edad. Otra idea que sugiere Martínez-Celorrio es la recuperación de la figura de los institutos escuelas, donde se agrupan los alumnos de primaria y secundaria.

Bajada de ratios

Antes de todo eso, la primera medida que debería tomar el Gobierno, insiste Martínez-Celorrio, es la bajada de las ratios, algo que exige un cambio legislativo. «Los máximos no se bajan desde 1991, ya va siendo hora», subraya el experto, que pide restringir de 25 a 20 en primaria, de 30 a 23 en la ESO (igual que en FP) y de 35 a 24 en bachillerato. La bajada de ratios es importante en todo el territorio, pero más si cabe en los institutos ubicados en barrios vulnerables, donde la media española se sitúa en los 27,8 alumnos a pesar de que la media de la OCDE está en 24,2. «Las ratios hay que bajarlas con criterios de equidad. Lo más urgente es hacerlo en los mil barrios más pobres de España», añade. Sobre las ratios, precisamente, Extremadura acaba de anunciar una bajada, pero solo en la etapa de Infantil, donde se pasará de 25 a 22 alumnos debido a la progresiva bajada de la natalidad en Extremadura, que « afecta irremediablemente a los centros educativos desde 2011», señala la administración educativa. El sistema educativo extremeño ha perdido más de 10.000 alumnos desde el año 2015, «por lo que es necesaria una adaptación», añade. La realidad es que la pérdida de alumnos en Extremadura se refleja en los propios centros escolares desde hace años y cada nuevo curso va en aumento. Para el próximo habrá más de 6.000 pupitres vacíos en la región solo entre el alumnado de 3 años. Para ellos, se ofertan 14.040 plazas escolares, pero solo hay 7.812 nacidos en la región para ocupar esos puestos. Y todo irá a más: en 2030 se espera que solo nazcan en Extremadura 6.900 bebés.

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