el futuro del hallazgo que cambia la historia de esta civilización mediterránea

El viaje de las caras del Tarteso

Las piezas de los cinco rostros hallados en el yacimiento de Casas del Turuñuelo estarán «en uno o dos años» en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, una vez que concluya el proceso de estudio, limpieza y restauración. Se integrarán en la exposición permanente, y se piensa ya en una sala específica con los tesoros tartésicos de la región

Dos de las figuras de rostros humanos hallados en el yacimiento de Casas del Turuñuelo.

Dos de las figuras de rostros humanos hallados en el yacimiento de Casas del Turuñuelo. / Lorenzo Cordero

Queda por delante un largo camino, pero el destino final de las piezas que integran los cinco rostros humanos hallados en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (en Guareña) será el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. «Dar una fecha es complicado porque el proceso de estudio puede ser largo, aunque en paralelo pueda ir llevándose a cabo la restauración y la limpieza de todas las piezas; pero lo normal es que no sea más de uno o dos años», dice Javier Heras Mora, director del museo, arqueólogo y natural de Guareña. 

El hallazgo tiene para él una dimensión múltiple que va desde la trascendencia histórica a la emocional, y también como responsable del espacio que tendrá que custodiar y poner en valor las piezas a las que se ha concedido la capacidad de cambiar la historia de la civilización tartésica tal y como se conocía hasta ahora. «Creo que va a contribuir mucho al conocimiento de nuestra historia y de nuestros orígenes; y junto a eso, este tipo de hallazgos permiten que la sociedad se acerque a la cultura, la historia y a los museos», señala también Heras sobre la trascendencia social del descubrimiento.

El pasado martes los investigadores del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC) presentaron el hallazgo más relevante hasta el momento del yacimiento de Casas del Turuñuelo. Se trata de una veintena de fragmentos de piedras que componen tres rostros de mujer y dos de hombres, en lo que son las primeras representaciones humanas de la civilización que ocupó el Mediterráneo entre los siglos VIII a. C y IV a. C. y que se asentó al final de su etapa en el sur de Extremadura. Las dos caras más definidas se atribuyen a mujeres y muestran una gran riqueza de detalles, entre ellos unas arracas (un tipo de pendientes) idénticas a las encontradas en el yacimiento de Cancho Roano, lo que permite conectar además los dos núcleos tartésicos y permitirá en el futuro mostrar buena parte del «rompecabezas que supone la protohistoria en Extremadura», señala el responsable del museo sobre el concepto con el que se trabaja para mostrar los tesoros tartésicos en su conjunto.

Más espacio para mostrar el Tarteso

«La llegada de piezas nuevas y llevará a una reorganización del espacio y de las vitrinas», sostiene el director del museo. La cuestión es hasta dónde llegará esa reordenación, y es lo que tendrán que abordar en los próximos meses: «Si lo que queremos es reorganizar de forma temporal las salas para acoger las nuevas piezas, hay espacio. Pero si queremos aplicar a esa nueva sala algo actualizado, con un discurso explicativo acorde a lo que nos exige la sociedad hoy para entender qué significan la trascendencia de cada una de las piezas y de los yacimientos, hace falta más espacio del que tenemos ahora», sostiene Heras. 

«Para mostrar bien todas las piezas del Tarteso a la sociedad hace falta más espacio»

Javier Heras

— Museo Arqueológico de Badajoz

No se trata solo de las cinco figuras de las caras; el Turuñuelo ha aportado ya al museo alrededor de un centenar de piezas de cierta dimensión y trascendencia histórica. Entre ellas están la escultura de mármol procedente del monte Pentélico (Grecia), de la que solo se han hallado los pies; o el conjunto de vidrios de origen macedónico y la colección de marfiles etruscos. Junto a eso, el edificio de Casas del Turuñuelo que se excava se considera hasta el fecha el edificio construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental; puesto que están sus dos plantas constructivas, que e pueden transitar. «Estoy convencido de que lo que estamos viviendo con el Turuñuelo es sólo el principio», apunta.

«Que los rostros estén cercenados nos hace dudar sobre la destrucción del edificio»

Esther Rodríguez

— Codirectora de la investigación de Casas del Turuñuelo

Eso es lo que sostienen también desde hace tiempo los dos directores de la excavación, Esther Rodríguez y Sebastián Celestino, y lo que apuntala el hallazgo de estas caras, que se cree que pueden formar parte de un relieve que cuenta un pasaje, lo que hace pensar que hay más fragmentos aún diseminados por el edificio. Los que han encontrado hasta ahora no solo cambia la historia, sino que abre nuevas incógnitas. Las más elementales son si las piezas se tallaron en la zona o se importaron, y en relación con eso, si la piedra procede de la península o de otro punto. «Si la piedra procede de fuera quiere decir que la persona que vivió aquí, que ya sabíamos que tiene una capacidad política enorme, tiene también la capacidad de hacer encargar unas piezas que por la tipología y los elementos que las decoran, son locales, porque esas arracadas son propias del suroeste de la península ibérica». «O alguien ha dicho que quiere las figuras así o el propio artesano ha venido a la zona y ha tallado las piezas por encargo», sostiene Esther Rodríguez. Esa primera incógnita sobre la procedencia, se podrá despejar en el momento en que analicen las piedras el equipo de geólogos que pasará por el yacimiento en los próximos días. 

Las incógnitas del nuevo hallazgo

Pero hay más incógnitas. «El hecho de haber encontrado unos rostros cercenados supone que hay una ruptura ideológica muy fuerte, porque le estás quitando la identidad a alguien. Eso nos hace dudar sobre si, como siempre pensamos, los propios que habitaron el Turuñuelo son los que se encargan de destruir el edificio y rellenarlo; o si les destruyeron el edificio y ellos se preocuparon de ocultarlo y protegerlo por la importancia política y la simbología que tenia para ellos», señala la investigadora sobre el impacto del hallazgo en el estudio de la historia de este espacio. Ese análisis arrancará a partir del 28 de abril, cuando concluye esta campaña de excavaciones. Hasta entonces, eso sí, el Turuñuelo puede sorprender de nuevo.

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