la asamblea de extremadura se llena de vítores y alegría

La fiesta del PP, los adioses y la rivalidad Vox-Podemos

Cara y cruz de la política al escenificarse los que ganan y los que pierden  Pelayo y De Miguel, los protagonistas

Foto de familia popular en el patio de la Asamblea después del pleno de investidura.

Foto de familia popular en el patio de la Asamblea después del pleno de investidura. / jorge armestar

Antonio Cid de Rivera

Antonio Cid de Rivera

Cara y cruz de la vida. Final del pleno de ayer en la Asamblea de Extremadura y dos estampas: una, a la derecha, con aplausos y algarabía en los asientos del PP y otra, a la izquierda, con abrazos de despedida y la tristeza por la marcha de Guillermo Fernández Vara. Una nueva líder que llega para devolver a los populares al poder después de ocho años a la sombra y otro que se va después de dos legislaturas en lo más alto para dejar a un partido sumido en una travesía del desierto por la que tendrá que transitar en la búsqueda de un nuevo mesías. Cara y cruz de la política, es lo que tiene vivir en democracia, ganar o perder unas elecciones y tener con quien pactar una mayoría que suponga cuatro años de gobierno.

La familia del PP está enardecida y la alegría va a durar semanas. La noria en la que ha estado subida desde la noche del 28M no es para menos. No habían contemplado ganar en las urnas, pero cuando vieron que sumaban con Vox tuvieron el consiguiente subidón de adrenalina. Poco después cayeron en depresión al ver que los señores feudales de la extrema derecha (literal, como les llamaba la propia María Guardiola) se plantaban en sus exigencias, unas que eran imposibles de cumplir. Y después de unos días, cuando todo parecía perdido, cuando asomaba el fantasma de la repetición de elecciones, obró el milagro impuesto desde Madrid y de nuevo llegó la alegría si cabe mayor. Un gobierno bien vale este suplicio de idas y venidas porque ahora la satisfacción es para cuatro años.

El líder de Vox, Ángel Pelayo Gordillo, pasa ante la bancada de Unidas por Extremadura.

El líder de Vox, Ángel Pelayo Gordillo, pasa ante la bancada de Unidas por Extremadura. / jorge armestar

La legislatura tendrá su aquel. Porque dos extremos en el mismo hemiciclo como son Podemos y Vox solo traen disputa y ya ayer se vieron los dimes y los diretes entre Ángel Pelayo Gordillo e Irene de Miguel, la segunda mejor que el primero dada su experiencia parlamentaria y la oratoria e ironía de la que goza, propia de una político inteligente que dice las cosas cómo y cuándo quiere y, además, «porque le da la gana» como se encargo de señalarle literalmente al popular Abel Bautista.

El lunes se escenificará la toma de posesión de María Guardiola, habiendo elegido el Museo de Arte Romano para darle la solemnidad adecuada. Acto seguido, empezará la transición entre gobiernos, el cese de los que están en la Junta y el nombramiento de los que llegan; un ir y venir de gente hasta colocar las piezas que representa también la cara y cruz de la política, esa que quita y pone gobiernos y pone realidad a lo que han transmitido las urnas.  

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