cuando se rehabiliten quedarán depositadas EN El museo arqueológico de badajoz

Nueva parada de las caras del Tarteso

Los rostros hallados en el yacimiento del Turuñuelo se incorporan en Madrid a la mayor exposición de la cultura tartésica. Allí se someterán después al proceso de restauración

Dos de las esculturas de rostros humanos halladas en el yacimiento del Turuñuelo, en Guareña.

Dos de las esculturas de rostros humanos halladas en el yacimiento del Turuñuelo, en Guareña. / Lorenzo Cordero

Las caras del Tarteso continúan con el viaje que emprendieron tras su hallazgo a mediados de abril en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña). Primero pasaron por el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz y desde hace cinco días se pueden visitar en el Museo Arqueológico y Paleontológico de Alcalá de Henares (Madrid). Los primeros cinco rostros humanos que reveló el yacimiento del Turuñuelo se han incorporado, por su relevancia, a la mayor exposición sobre la cultura tartésica que se muestra desde finales de marzo en la Comunidad de Madrid. Ya había allí otras piezas de este yacimiento y también del de Cancho Roano. 

Precisamente uno de los comisarios de esa exposición es Celestino Pérez, que estuvo al frente de la excavación de Cancho Roano y codirige junto a Esther Rodríguez los trabajos en el Turuñuelo que han reportado en la última campaña de excavaciones el hallazgo más importante de la civilización que se asentó en el sur peninsular entre los siglos VIII a. C.

La muestra madrileña ya exponía otras piezas relevantes del Turuñuelo y de Cancho Roano

Las caras del Tarteso son en realidad fragmentos de escultura de piedra correspondientes a cinco cabezas que formarían parte de un relieve. Dos de ellas tienen un muy buen estado de conservación, a pesar de haber sido destruidas y haber estado sometidas a los rigores del incendio que se cree que destruyó el edificio. Los primeros indicios apuntan a que podrían pertenecer a personajes divinos o humanos y presentan un estilo artístico muy similar en los que sobresalen la delicadeza de sus rasgos físicos y la originalidad de sus tocados, que parecen imitar llamaradas. Ambas cabezas portan sendos pares de arracadas o pendientes fusiformes –uno simple y otro geminado– del mismo tipo que los que se han documentado en algunas tumbas tartésicas y como los que se hallaron en el santuario de Cancho Roano, que se exponen también entre las 230 piezas que integran esa muestra. 

Viaje de vuelta

La parada de estos rostros únicos en la exposición madrileña de ‘Los últimos días de Tarteso' (hasta el 24 de septiembre) es la última prevista antes de que las piezas se trasladen al Instituto de Patrimonio Cultural, donde se someterán al proceso de restauración: serán dos procesos de limpieza y consolidación. Cuando eso termine quedarán depositadas definitivamente en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Allí ya recibieron a más de 11.000 visitantes durante su exposición temporal de los meses de mayo a julio. Cuando se asienten definitivamente en el museo, se prevé que sean la joya de la corona del Tarteso, que suma ya un centenar de piezas en ese espacio; alguna de cierta dimensión y trascendencia histórica, como la escultura de mármol procedente del monte Pentélico (Grecia), el conjunto de vidrios de origen macedónico y la colección de marfiles etruscos.

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