PUNTO DE ENCUENTRO DE HISTORIA, ARQUEOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA Y CULTURA

60 años de la presa y el embalse de Valdecañas

Restos arqueológicos aparecidos después del descenso del agua en la presa de Valdecañas.

Restos arqueológicos aparecidos después del descenso del agua en la presa de Valdecañas. / EL PERIÓDICO

Pablo Pujadas Álvarez

Pablo Pujadas Álvarez

Este año 2024 conmemoramos el sexagésimo aniversario de la finalización de la formidable presa de Valdecañas, así como del llenado de su correspondiente embalse homónimo en la provincia de Cáceres. 

Hoy, aprovechando la efeméride, ambos serán objeto de nuestro interés y atención. Con este modesto artículo no pretendemos otra cosa que la de poner en valor este complejo que no solo nos ofrece una bella y estilizada imagen, que sirve de reclamo turístico a la zona, sino que también nos ha brindado, durante 60 años ininterrumpidamente, la posibilidad de generar energía limpia y renovable garantizándonos un valioso e importante depósito de agua para afrontar los años de escasez del líquido elemento.

Nuestros protagonistas se ubican en el cauce del río Tajo, próximos a las localidades de Valdecañas del Tajo, que les da nombre, y de Belvís de Monroy (partido judicial de Navalmoral de la Mata), al noreste de la provincia de Cáceres, cerca de los límites con la de Toledo. 

Sobre el lecho del Tajo se levanta, imponente, con todo su señorío y elegancia, este dique que detiene y remansa las aguas del río de forma obligada para dar lugar a una reserva de agua que se encuentra entre las 10 más grandes de España.

El proyecto de esta obra corrió a cargo de Diego Martínez Boudas y Manolo Castillo, los cuales diseñaron una presa tipo bóveda, de hormigón, con una respetable altura de 98 metros a contar desde sus cimientos y una longitud de coronación de 290 metros. La cota de cimentación se sitúa en los 219 metros, la de cauce en 233 metros y la de coronación en 317 metros. Dispone de un solo desagüe que puede evacuar 300 metros cúbicos por segundo por medio de túneles de descarga y trampolines de lanzamiento y de dos aliviaderos, situados en los estribos de la presa, que están regulados por compuertas y tienen una capacidad para desalojar hasta 3.300 metros cúbicos por segundo cada uno. 

El volumen de hormigón empleado en el cuerpo de la presa se cifra en 270.000 metros cúbicos. En la zona central de la coronación, sin formar parte de la bóveda, se pueden ver tres torres cilíndricas de toma centradas frente al cauce del propio río. La base inferior tiene 100 metros de longitud. La central, situada a pie de presa, presenta, curiosamente, una planta en forma curvada, en simetría con la curvatura de la bóveda y centrada también en el cauce. La potencia instalada en ella es de 225.000 KW. La titularidad de la presa corresponde a Iberdrola Generación S.A.

El embalse aparece azul y sereno en su inmensidad ante nuestra atenta mirada reflejando el cielo en sus aguas como en un cristal y ofreciendo un marco incomparable para los atardeceres. Su superficie cubre una amplia área de 7.300 hectáreas con cabida para 1.446 hectómetros cúbicos de agua (es uno de los mayores de la cuenca del Tajo). 

Se encuentra a una altitud de 299 metros y tiene una longitud de 54 kilómetros. Su cola se adentra en la vecina provincia de Toledo, a la altura del término municipal de puente del Arzobispo. 

Isla Valdecañas

Los usos del pantano se centran en la producción de energía hidroeléctrica, el abastecimiento, el riego y las actividades de ocio (pesca, remo y deportes náuticos).

Como reza el titular de este artículo, este embalse se ha visto frecuentemente envuelto en polémicas y debates. Como es sabido, existe en él un islote de 134,5 hectáreas, cercano a la cola del pantano, conocido como la Isla de Valdecañas, en cuyos terrenos se empezó a construir un complejo turístico de alto estanding que fue bautizado como Marina, Isla de Valdecañas. 

El proyecto dio, en su día, trabajo a más de mil obreros de la empresa Ferrovial y en el mismo se invirtieron importantes sumas de dinero. Estaba prevista la edificación de 565 villas de las cuales solo se llevó a cabo la primera fase, unas 185. Entre las instalaciones se cuenta un hotel de cuatro estrellas con 80 habitaciones, un campo de golf, piscina, playa artificial, 76 atraques de barco y pistas polideportivas. Un espacio de lujo al más puro estilo marbellí.

Ecologistas en Acción junto a otras organizaciones conservacionistas persiguieron desde 2007 el objetivo de abortar este proyecto y dar marcha atrás en el mismo amparándose en la afirmación de que era un espacio protegido por la Red Natura 2000. 

Sin embargo, no podemos omitir que el proyecto se puso en marcha a inicios de 2000 y solo fue en un momento posterior cuando esos terrenos fueron incluidos en la citada red como zona protegida. Por otro lado, la pretendida idea de que este era un espacio casi idílico para las aves es combatida por los propios lugareños mayores que declaran que en lo que hoy es la Isla, antaño, después de servir a la industria maderera y a la ganadería, solo había terrenos en estado de abandono y degradación.

En 2011, el Parlamento Extremeño aprobó una modificación de la ley del suelo que dejaba la puerta abierta a la construcción de urbanizaciones en parajes como el que nos ocupa. En 2019, el Tribunal Constitucional anuló la citada modificación y, en febrero de 2022, el Tribunal Supremo ordenó la demolición de la urbanización Marina de Valdecañas. 

Se ha calculado que esta operación tendría unos costes superiores a los 34 millones de euros a los que habría que añadir las compensaciones a los propietarios, que han sido estimadas en más de 110 millones de euros y que correrían a cargo de la Junta de Extremadura. 

Además, cabe pensar que los perjuicios derivados de la demolición a nivel medioambiental podrían ser más graves que si se optara por dejarlo todo en su estado actual. Por otro lado, más del 80% de la población extremeña se ha manifestado contraria al derribo de las instalaciones.

Tras más de 15 años de pleitos y procesos judiciales, una ley publicada en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) dicta que «quedan legalizadas las construcciones y edificaciones ejecutadas completamente en los terrenos conocidos como Isla de Valdecañas...», a lo que sigue una serie de razonamientos para dar justificación y solidez a la ley. 

Por otro lado, el Tribunal Constitucional, en junio de 2023, decidió suspender el desmantelamiento del complejo de modo cautelar, por solo un voto de diferencia, mientras se estudiaban los recursos de amparo presentados por la Junta de Extremadura.

En torno a este caso ha habido mucha literatura, debates encontrados en los medios de comunicación y variopintas opiniones de organizaciones y particulares. Ha habido incluso voces que afirmaban que a los detractores de este macroproyecto no les movía tanto la preocupación y los principios ecologistas y medioambientales como la búsqueda de un ataque a una clase social rica y pujante que eran los únicos que podían optar a propiedades en esta zona.

Dolmen de Guadalperal

Otra polémica ( o quizás mejor llamarla escándalo) a la que asiste el embalse como convidado de piedra, tiene que ver con lo acaecido en agosto de 2021 en que el bajo nivel de sus aguas (solo 21%) debido al indiscriminado vaciado que Iberdrola llevó a cabo (según alguno por razones crematísticas) dejó a varias localidades de la zona sin abastecimiento mientras otros pantanos cercanos, como el de Torrejón, se encontraban al 90% de su capacidad. 

En la citada ocasión no solo se vio afectado el consumo humano, sino también la ganadería y la agricultura. Se calificó la situación de «falsa sequía» y se vertió sobre la empresa gestora la acusación de «actuación negligente».

Sin embargo, estos implacables descensos en el nivel del embalse traen consigo la posibilidad de hacer visibles algunas ruinas que fueron insensata e irresponsablemente sepultadas para siempre. Como es conocido, estas aguas inundan restos arqueológicos de trascendental importancia. 

Tal es el caso del denominado Stonehenge español, el dolmen de Guadalperal, un verdadero crómlech que corresponde a un asentamiento que podríamos situar entre el Neolítico y la Edad de Bronce. 

144 menhires de granito colocados en posición vertical formando un espacio ceremonial ovoide con un eje mayor de unos 5 metros y un pasillo de acceso al mismo de unos 21 metros de longitud y 1,4 metros de ancho en cuyo final, a la entrada de la cámara, se levanta un menhir de 2 metros de altura con unas confusas tallas que podrían representar una serpiente y unas copas. 

Dolmen de Guadalperal.

Dolmen de Guadalperal. / EL PERIÓDICO

Se cree que este conjunto pudo haber tenido funciones de templo solar y emplazamiento funerario. Este enclave fue descubierto por el arqueólogo, prehistoriador y paleontólogo alemán Hugo Obermaier en 1926. El también catedrático de universidad y miembro de la Real Academia de la Historia estimó que este inapreciable monumento megalítico podría alcanzar la significativa cifra de los 7.000 años de antigüedad. Un verdadero tesoro histórico para nuestro patrimonio y una valiosísima alhaja para la arqueología.

Talavera la Vieja

De entre todo cuanto yace bajo las aguas también hay que hacer mención del pueblo de Talavera la Vieja, popularmente conocido como Talaverilla. Un lugar en plena actividad cuyos 20.00 habitantes fueron desalojados de modo obligado en 1963 para dar paso franco a las aguas. 

Además del dolor que les produjo verse expulsados de su propia casa y dejar allí sus bienes, sus recuerdos, sus sentimientos... fueron indemnizados con irrisorias compensaciones (unas 20.000 pesetas de la época) que en muchos casos cobraron tarde y mal. 

Talavera la Vieja fue construida sobre los restos de la ciudad romana de Augustóbriga (del siglo VI). Pero sus raíces más remotas se remontan incluso a la época prerromana con el asentamiento celta de Évora la Carpetana. Así lo certifica el hallazgo de las figuras zoomorfas de dos verracos en agosto de 2021 realizado por un grupo de especialistas coordinados por el Ministerio de Cultura y la Junta de Extremadura. 

En esa ocasión aparecieron también: un yacimiento funerario, restos romanos de conducciones hidráulicas, viejos mojones con grabados y las ruinas de la casa grande de Alarza que había sido granja medieval y convento de frailes.

Si bien es cierto que algunos restos como el bello templo de los Mármoles o el de Cilla fueron salvados piedra a piedra y trasladados a la orilla no lo es menos que aún quedan pendientes de rescaten umerosos tesoros anegados que corren el riesgo de ser pasto del expolio de los furtivos.

Llegados a este punto es inevitable enfrentarse a algunas preguntas ineludibles: ¿Por qué todavía no se han llevado a cabo las actuaciones pertinentes para sacar a flote los restos que aún duermen en el fondo del embalse? ¿Acaso necesitamos mayor motivación e interés? ¿Acaso no disponemos hoy de los medios que no existían hace 60 años? ¿Falta voluntad para respaldar esas actuaciones con los recursos necesarios para llevarlas a cabo? ¿Cómo conciliar el interés por la productividad derivada de un embalse lleno con el de sacar a la superficies los valores culturales, históricos y arqueológicos que el mismo encierra? 

Hay que reconocer que las dudas que se plantean son de alto voltaje y harto difíciles de solventar, pero quizás en épocas de bajo nivel de las aguas se podrían realizar actuaciones más intensas, extensas y contundentes.

Así llegamos al final de nuestro camino. Gracias al mismo nos hemos acercado al conjunto de la presa y la central de Valdecañas, un conjunto que ha sido calificado de obra de ingeniería sobresaliente por su diseño compacto que integra perfectamente todos su componentes: presa, central, tomas, aliviaderos...

También hemos contemplado el embalse en toda su belleza y hemos conocido mejor sus entresijos: la polémica en torno a la Isla de Valdecañas o los arcanos tesoros escondidos bajo las aguas, como el intrigante y milenario dolmen de Guadalperal.

Ojalá este periplo, motivado por el 60 aniversario de la presa y el embalse de Valdecañas, haya resultado lo suficientemente ameno y aprovechable para el lector, a quien, en este punto y final agradecemos sinceramente su paciencia e interés. 

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