Elecciones

Cuando Trump puso en su diana al Servicio Postal, el Correos de EEUU

Las palabras de Feijóo poniendo en duda la profesionalidad de la dirección de la empresa pública recuerdan a la semilla que sembró el expresidente estadounidense y que acabó con el asalto al Capitolio

Donald Trump, en una imagen de archivo.

Donald Trump, en una imagen de archivo. / EP

Idoya Noain

Las palabras de Alberto Núñez Feijóo este miércoles sembrando dudas sobre la imparcialidad de la dirección de Correos a la hora de gestionar el voto por correo para el 23J han desatado una intensa tormenta política en la campaña. También despiertan recuerdos de lo que pasó en las últimas elecciones presidenciales del 2020 en Estados Unidos, en las que Donald Trump lanzó un ataque frontal contra ese sistema de voto, que en el país tradicionalmente ha beneficiado a los demócratas y cuyo uso se disparó en la pandemia.

Los dos casos son marcadamente diferentes pero coinciden en algo fundamental: alimentan entre parte de la ciudadanía la idea de que una agencia o empresa pública que presta un servicio clave en el proceso democrático está politizada. Y cuando Pedro Sánchez ha denunciado las palabras de Feijóo como “mentira”, “manipulación” y “el tipo de declaraciones que se hacen para socavar la confianza de la gente en sus instituciones y en la democracia”, hay ecos también de cómo se reaccionó a los asaltos de Trump al Servicio Postal en EEUU, donde progresistas y expertos lo identificaron como parte de la estrategia del republicano de minar la confianza en la integridad del sistema electoral y en las instituciones.

El caso de Trump

Ya desde 2016 Trump había estado señalando al voto por correo como un método abonado para el fraude, una acusación que nunca se ha sustentado en datos y ha sido desacreditada por investigaciones, estudios y análisis. Cuando llegó a la Casa Blanca atacó a la agencia como emblema de los excesos de la burocracia y la tildó de “perdedora”. Con la llegada de la pandemia y los demócratas buscando ampliar y facilitar el voto por correo, Trump intensificó sus ataques al sistema. Sus denuncias infundadas en Twitter le valieron la primera de las advertencias que colgó la red social sobre uno de sus mensajes.

Para agosto de 2020, el republicano reconoció públicamente en una entrevista que había rechazado dar más financiación a los estados, encargados de gestionar las elecciones, y al Servicio Postal de EEUU, a cuyo frente había puesto a Louis DeJoy, un donante republicano, con el objetivo de hacer más difícil el voto por correo. De hecho no aprobó uno de los paquetes de ayuda durante la pandemia hasta que se retiró la propuesta de elevar la financiación.

Mantuvo su asalto hasta el último minuto pero, finalmente, más estadounidenses que nunca antes, el 43%, emitieron sus votos por correo. El 94% de esos 135 millones de papeletas se procesaron a tiempo y el 99% llegaron a juntas electorales en una semana. El 60% las emitieron demócratas, y solo el 30% republicanos. Y Joe Biden ganó las elecciones, pero Trump había plantado ya otra de las semillas con las que creó un campo minado de desconfianza sobre la legitimidad de los resultados, que acabó estallando en el asalto al Capitolio.

Ataques sin precedentes

Numerosos expertos denunciaron en su día que los ataques al Servicio Postal no tenían precedentes. “En sus 245 años de historia nadie ha visto ataques políticos como los de Trump”, dijo por ejemplo James O’Rourke, un profesor de gestión en la Universidad de Notre Dame especializado en el Servicio Postal, en unas declaraciones a ‘The Washington Post’. Y la única analogía que encontraba entonces Winnifred Gallagher, autor del libro 'Cómo la oficina de correos creó América', fue la Andrew Jackson, el populista cuyo retrato Trump colgó en la Casa Blanca y que poco después de llegar al Despacho Oval en 1828 despidió al 13% de los funcionarios, que se habían alineado con su predecesor, John Quincy Adams, para sustituirlos por personas leales pero sin experiencia.

En los asaltos de Trump y los republicanos al Servicio Postal también algunos identificaron un alineamiento con un proyecto largamente acariciado por la derecha de privatizar el servicio de correos. Y el congresista demócrata Gerald Connolly, que definió esos asaltos como “repugnantes”, denunció que pretendían “crear disfuncionalidad y crear una reputación de que no es de fiar, que podría plantar las semillas para una propuesta de privatización”.

Confianza

Hoy el Servicio Postal se mantiene como una de las agencias públicas de las que tienen una visión más favorable los estadounidenses, solo por detrás del Servicio de Parques Nacionales según una encuesta de este año del centro Pew. Pero el porcentaje ha bajado al 77 desde el 91% del que disfrutaba en otro sondeo del Pew de 2020, y a la par la visión desfavorable ha pasado del 8% hace tres años al 20% actual.

El deterioro en la percepción de otras agencias salpicadas por la politización, como el Departamento de Seguridad Nacional, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, Hacienda o el Departamento de Seguridad Nacional ha sido aún más acentuado.

Plantó las semillas de las dudas en muchos estadounidenses de que nuestras instituciones no funcionan apropiadamente”, escribió en un artículo de opinión en 2020 William McRaven, un militar que estuvo entre 2010 y 2014 al frente de Operaciones Especiales. “Si el presidente no confía en la comunidad de inteligencia, las agencias del orden, la prensa, las fuerzas armadas, el Tribunal Supremo, los profesionales médicos, los cargos electorales y los trabajadores postales, ¿por qué deberíamos nosotros? Si los estadounidenses dejan de creer en el sistema de instituciones, lo que queda es caos y quien puede poner orden es solo Trump. Es el tema de todos los autócratas que alguna vez han tomado el poder o intentado mantenerlo”.

Un giro forzado

Cuando Trump estaba en su momento álgido de ataques al Servicio Postal algunos advirtieron de que el mandatario y los republicanos estaban “jugando con fuego al intentar desacreditarlo” y lo cierto es que la estrategia se volvió en su contra, no solo en las presidenciales del 2020.

Encuestas entre votantes republicanos muestran que se ha erosionado su confianza en el voto adelantado o por correo, algo que estrategas republicanos creen que contribuyó a algunas derrotas en las legislativas de noviembre. Mientras, republicanos como Ron DeSantis, uno de los rivales en primarias de Trump y que en esas elecciones de medio mandato fue reelegido gobernador de Florida con 20 puntos de ventaja, apostaron por animar el voto por correo o anticipado en esos comicios. También es algo que defiende otra candidata para 2024, Nikki Haley.

Eso en parte explica el giro que ahora Trump, aspirante y favorito para la nominación republicana para 2024, está haciendo hacia el voto por correo y otros métodos como el voto anticipado. En diciembre insistía en unas declaraciones que el sistema “siempre será corrupto” pero decía también que no queda otra opción que “vivir con un sistema que apesta”.