Opinión | La trastienda

Incredulidad por tradición

Los extremeños estamos un poco cansados de anuncios que no se cumplen, pero esta vez parece que la realidad se impone

La firma de los protocolos de entendimiento entre el Ministerio de industria y Envision, el pasado mes de julio.

La firma de los protocolos de entendimiento entre el Ministerio de industria y Envision, el pasado mes de julio. / El Periódico

Los extremeños somos incrédulos por tradición. Nos han dado tantas veces gato por liebre que ya desconfiamos de los anuncios grandilocuentes o las noticias maravillosas que nos dicen todo lo bueno que va a venir. Porque vendedores de motos hemos tenido a mansalva y de poco vale generar grandes expectativas si luego viene Paco con la rebaja y todo o casi todo se queda en agua de borrajas.

Los extremeños también estamos hartos cuando nos dicen desde Madrid: «no sabéis lo que tenéis» u «ojalá yo pudiera vivir como vivís vosotros». Como si fuéramos ciegos, o tontos, o inconscientes, y no conociéramos por adelantado lo que tenemos pero también todo lo aquello que nos falta. Cuando llega ese tipo o tipa foránea a describirnos y dice aquello de que los extremeños somos resignados o conformistas es que me entra hasta úlcera de estómago. Qué falta de conocimiento o qué cansancio de tópicos rancios se vierten a veces sobre esta maravillosa tierra de gente trabajadora que solo anhela una cosa: que, por fin, llegue nuestro momento; que esa marcha forzada de gente que se fue en los años 70 al País Vasco, a Madrid, a Cataluña, a Suiza o a Alemania porque aquí no había futuro, se transforme en sentido contrario y sea Extremadura una tierra de acogida y un lugar de oportunidades de futuro.

Digo esto a tenor de los proyectos industriales que están ahora mismo en marcha en la región y aquellos otros que tienen visos de prosperar. He de decir que todos ellos me permiten mostrar cierto optimismo pero sin pecar de ingenuidad. No estoy dando un aval de fe ciega a todos ellos, pero sí creo que la mayor parte de estas iniciativas van a salir adelante en los próximos años. Algunos ya lo son con el macromatadero de Zafra, el cual va a permitir el sacrificio del porcino extremeño y de fuera de la región cosa que antes ocurría en sentido contrario. La fábrica de diamantes sintéticos de Trujillo o la de cartonaje de Navamoral ya han dado comienzo en sus obras y la gigafactoría de baterías también en Navamoral --que pretende generar unos 3.000 empleos nada menos-- cuenta con el visto bueno medioambiental y ya ha empezado la selección de su personal más especializado. Falta la fábrica de supercondensadores de Badajoz, la cual dará sus primeros pasos en breve formando parte de un proyecto integral regional que engloba una mina de litio y una fábrica de cátodos en Cañaveral, así como la reapertura de la mina de níquel de Monesterio.

Al menos habrá que darnos una oportunidad y pensar que no siempre vamos a perder la partida

Nada es fruto de la casualidad. Energía barata, terreno disponible y agua embalsada en una cantidad apropiada lo hacen posible. Pero es justo ahora cuando están coincidiendo en el tiempo todos los proyectos. Y aunque la incredulidad, la desconfianza, nos obligan a ser cautos y andarnos con pies de plomo por si vienen resbalones, habrá que reconocer que los pasos que se están dando son reales y tan ciertos como que los he podido ver con mis propios ojos en los últimos meses y las últimas semanas.  

No es cuestión de alabanzas, pero tampoco de restarle importancia a una cuestión vital de futuro para Extremadura. En un periodo electoral como en el que nos encontramos todo suena a propaganda; se ponen primeras piedras a un ritmo desenfrenado y los políticos se lucen como actores protagonistas de un teatro a veces inapropiado. Pero detrás hay acción, empresarios, emprendedores e inversores que han visto en esta tierra una oportunidad para generar riqueza y empleo y eso merece un aplauso y, por qué no, hasta cierta complacencia.

¿Habrá llegado nuestro momento? ¿Habrá empezado sin saberlo un tiempo nuevo en el que se van a cambiar algunas tornas? Al menos habrá que darnos una oportunidad y pensar que no siempre vamos a perder la partida.

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