tribuna abierta

¿Qué le ha pasado al PP?

El mal resultado electoral en Cataluña y el País Vasco indica que el partido que dice defender mejor a España tiene serios problemas en aceptar su realidad plural

Joan Tapia

Joan Tapia

Por qué fallaron la mayoría de encuestas que daban al PP y a Vox la mayoría absoluta? Narciso Michavila, presidente de GAD-3, la empresa que acertó en las autonómicas de mayo pero que se ha equivocado ahora -dio 154 escaños al PP y ha sacado 136-, lo ha explicado al ABC: «Los electores de izquierdas que se quedaron en casa en mayo han votado por miedo a Vox». Y añade que los que transitaban del PSOE al PP, un 9% al inicio de la campaña, se redujeron a la mitad.

La campaña de las autonómicas y municipales fue planteada por Sánchez -gran error- casi como un referéndum a su política y movilizó a los electores de derechas, muy enervados con el sanchismo. Pero en las generales la participación de la izquierda ha subido y parte de los electores que iban del PSOE al PP hicieron marcha atrás. Tras los pactos de gobierno con Vox en Valencia y Extremadura, contra la voluntad inicial de María Guardiola, bastantes electores creyeron que un gobierno PP-Vox estaría demasiado alejada del centro y votaron menos de lo esperado al PP.

Eso explica que el PP tuviera en Madrid un 40% del voto, menos que el 47,3% de las autonómicas, con lo que la ventaja del PP sobre el PSOE fue solo de 4 diputados (15 a 11), inferior a la prevista. Y algo similar pasó en Andalucía, donde la distancia del PP fue también de 4 escaños (25 a 21) pese a las expectativas levantadas por la mayoría absoluta de Moreno Bonilla hace un año.

Pero hay algo más hondo. El PP proclama siempre algo obvio, que Cataluña y Euskadi son parte de España, pero sin embargo sintoniza muy poco con la ciudadanía de Cataluña y el País Vasco porque no sabe -o no quiere- entender las pulsiones y los sentimientos de estas dos comunidades que son clave para el equilibrio de España. Que de los 48 diputados que elige Cataluña 40 sean contrarios a la derecha (el PP tiene 6 y Vox 2) ha tenido consecuencias. Y no por la fuerza del independentismo, que ha caído de 23 a 14 diputados, sino por la del PSC, que ha sacado 19, cinco más, y de los comunes (Sumar) que han conservado los 7 que ya tenían. 19 socialistas contra 6 del PP es mucho. Y 26 del PSC y Sumar contra 8 del PP y Vox también. 

Ahora el problema del PP no ha sido el independentismo, sino el PSC y Sumar. Y es posible colegir que los indultos a los condenados del ‘procés’ -la voluntad de pasar página- de Sánchez y Salvador Illa ha tenido mucho que ver. Pese a los errores finales del Gobierno sobre la sedición y la malversación. La desinflamación ha pesado más que los fallos.

Y no es solo Cataluña. La dirección del PP, quizás condicionada por Vox, no acaba de digerir la pluralidad de España. En Euskadi los contrarios al PP (PSOE, PNV y Bildu), por este orden y con 5 diputados cada uno, más el obtenido por Yolanda Díaz, suman 16. Y el PP (Vox no ha obtenido escaño) se queda solo con 2. Pensemos con calma. 40 escaños de ventaja en Cataluña y 14 en el País Vasco son 54. En un parlamento de 350 es algo sustancial. Pero no solo por el número, que el PP compensa con creces en el total, sino porque revela que el partido que se presenta como el que más y mejor encarna la realidad española no tiene una idea de España que sea aceptada en dos comunidades que tienen lengua propia. En dos comunidades, nacionalidades según la Constitución del 78, que son la base de la pluralidad de España.

El miedo a VOX es, según el encuestador que más apostó por la mayoría absoluta de la derecha, la causa de que los electores que se quedaron en casa el 28M votaran el 23J

Y la ecuación política se complica porque -salvo milagro- es casi imposible que Feijóo sea presidente y Sánchez solo lo logrará si, pese a que el independentismo catalán ha perdido mucha fuerza, consigue el apoyo como mínimo pasivo (abstención) de los 7 diputados catalanes más radicales que siguen a Puigdemont. ¡Que paradoja!

Sigue siendo cierto que Cataluña no tiene ni la voluntad ni el empuje para romper España (y hoy menos porque hay solo 14 diputados independentistas de 48), pero si es vital contar con ella para que la pluralidad no sea un obstáculo a la gobernación.

El PP debe ir al rincón de pensar. Con Feijóo, y un candidato templado, ha pasado de los 2 diputados que logró Pablo Casado, con Cayetana Álvarez de Toledo de estandarte, a 6. No está mal. Pero el PP de Aznar, cuando negociaba con el nacionalismo de Pujol, sacó 12, el doble. Y Aznar no era un Zapatero cualquiera. 

*Periodista

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