Encerado y clarión

Qué hemos hecho para merecer esto, los maestros

Saturnino Acosta

Saturnino Acosta

Disculpen que utilice el genérico, pero como comprenderán, si tengo que dedicarme a escribir maestros y maestras en todo mi artículo, se me van los caracteres con espacio y después me llaman al orden, los maquetistas, no ningún otro, otra u otre.

Uno, que le da por estar a pie de aula, tanto de Infantil, Primaria, Secundaria, medias y alguna cosa más, administración y sucedáneos, puede aseverar que la diferencia entre los docentes de Secundaria y Primaria, es a día de hoy abismal. No piensen que el artículo es dedicado exclusivamente al gremio, que por desgracia, es lo que muchos piensan cuando suelen leerme, es que lo que afecte a aquellos que pasan en ocasiones más horas con nuestros hijos que los propios progenitores o tutores, al fin y al cabo, repercute en ese alumnado.

Pues bien, la sensación, generalizada, es que mientras en Secundaria y medias, la cosa está sostenible, con sus carencias, sus particularidades y por supuesto carencias y necesidades, tanto educativas como sociolaborales para el profesorado, entre los docentes de Infantil y Primaria, ¡ojo! los más importantes para el alumnado y los más olvidados, la cosa está no solo que trina, sino que es inasumible física y psíquicamente. No solo el profesorado, que también, sus equipos directivos, que a la mayoría habría que ponerles un monumento, con las exigencias y responsabilidades que se les atribuyen, y no la gratificación de cuando Franco tocaba la corneta, aunque lo del reconocimiento social y económico abarca a todas las etapas y a todo docente, algunos con responsabilidades más allá de sus atribuciones y con una palmadita en la espalda como recompensa.

"Me pregunto hasta cuándo los docentes de Infantil y Primaria van a seguir aguantando la presión

No, me pregunto hasta cuándo los docentes de Infantil y Primaria van a seguir aguantando la presión a las que se les obliga. Repito, no ya por ellos mismos, por el trabajo a realizar y del cual sí deberían ser solidarios los padres, las madres, o los tutores de su alumnado, conscientes de que ejercen de todos y de cada uno a la vez, multiplicados por veinte y cinco, o si no son veinticinco, serán veintitrés, o doce, me da igual, pero padres y madres de todos los que tenga a su cargo durante ese tiempo.

No es sólo dar clases, ni dedicar esfuerzos y trabajos a cada uno con sus particularidades, es que además, hay que justificar con documentación cada actuación con cada uno de ellos; es que además tienes que hacerlo por cada día, semana, trimestre y año. Es que aunque esté fuera de nuestro horario, si recibimos un rayuela a las once de las noche, contestamos un rayuela a las once y cinco de la noche, ciertamente sin obligación, pero por eso estamos infravalorados, porque lo que no cuesta poco se aprecia. 

Los docentes de Infantil, sobre todo, los más infravalorados y a los que más deberíamos de cuidar y mimar, están dejados de la mano de Dios, como expresión coloquial, y los de Primaria también abocados a pagar con su vocación la falta de consideración de la Administración.

Por desgracia, y tengo experiencia en esto, la mayoría de las veces, quien concurre conmigo a mesas, deliberaciones, exigencias, demandas y demás, que alguna está de más, suelen ser compañeros de secundaria y medias, pero yo, y a mucho orgullo, soy maestro, y no sólo no se me olvida, sino que si tengo que levantar armas, tengan por seguro que lo haré, no solo por el profesorado, por su alumnado, porque guste a quien disguste, más o menos, nuestra virtud es nuestra penitencia pero la caridad, empieza por uno mismo, y aquí estaré tanto para unos como para otros, así como para todos, pero ahora toca lo que toca, igual que en su día tocó FP o Secundaria, ahora somos los maestros los que necesitamos y ahora, con el apoyo de familias y resto de profesorado seremos los que consigamos.

Suscríbete para seguir leyendo