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De Marrero a Pizarro

Hay algo en lo que se parecen bastante y es, para mí, la cualidad más valiosa de un entrenador: sacar el máximo rendimiento a sus mimbres

Juan Marrero, derecha, en el banquillo del Municipal de Arroyo de la Luz, el pasado domingo.

Juan Marrero, derecha, en el banquillo del Municipal de Arroyo de la Luz, el pasado domingo. / P.T.

Pablo Talavera

Pablo Talavera

¿Soy el único al que Carlos Pizarro le da un aire a Juan Marrero? Solo hablo de rasgos de la cara y quizás un poco en el color de la voz, sobre todo al final de un partido intenso. Y eso que el valenciano ya los vive con algo más de sosiego, al menos en apariencia. No saca tanto el rugido de T-Rex cuando algún jugador osa ejecutar un plan diferente al preparado. La procesión ahora va más por dentro, y las canas por fuera.

Veinte años de edad y calculo que otros tantos centímetros de altura los distinguen. Y en lo que nos ocupa aquí, la cosa esta de dar patadas a la pelota, diría que son más las diferencias en cuanto a modelo de entrenador, dentro de que en este juego nadie está demasiado lejos de nadie. El sistema, la táctica, incluso los métodos de trabajo intuyo que son muy distintos. Pero creo que hay algo en lo que se parecen bastante y es, en mi opinión, la cualidad más valiosa en un entrenador: sacar el máximo rendimiento a sus mimbres.

Claro está que el material con el que trabajan no es el mismo. El exitoso bagaje y la dilatada trayectoria de Marrero marcan la diferencia en cuanto a que puede elegir proyectos fuertes a los que luego él pone el sello ganador. Por eso el Don Benito se postuló desde el inicio como uno de los dos principales favoritos (para la mayoría el que más) para regresar a Segunda Federación. Y en ello están.

Por su parte, el Arroyo está inmerso en un curso de cambio radical en lo institucional, con la única ambición de no pasar demasiados apuros clasificatorios, barrer la basura de debajo de las alfombras y preparar bien el terreno para edificar sobre cimientos más sólidos. El equipo de Pizarro está, a estas alturas, por encima de las expectativas y con las mismas opciones como el que más para hacerse con uno de los puestos que dan derecho a disputar el playoff de ascenso. Candidatura reforzada por su victoria de campanillas ante el equipo calabazón.

No deja de ser curioso también que esta derrota del Don Benito en Arroyo haya servido para que se alce al liderato el Coria dirigido por el entrenador que más tiempo ha ostentando el cargo en el Arroyo en estos diez años, Miguel Ángel Ávila. Un Coria que se merece mención aparte porque ya es el único equipo en categoría nacional que no ha perdido ningún partido en lo que va de temporada. Histórico.

Los otros que han regentado el cargo de técnico del Arroyo en este tiempo no han sido muchos pero son todos nombres ilustres: Francisco José Grao ‘Pato’, Tomás García Calvo, Adolfo Muñoz, Javi Moreno y Aitor Bidaurrázaga.

El caso es que Juan Marrero volvió a sentarse el pasado domingo en el banquillo del Municipal de Arroyo, en este caso en el visitante, aunque no era la primera vez desde su salida. En realidad, era la segunda. La otra fue en la temporada 16/17 cuando dirigía al Badajoz. Pero es llamativo que este hecho se ha producido tan solo unos días después de cumplirse diez años desde que el Arroyo consiguiera su primer punto fuera de casa en su segunda temporada en Segunda B, al lograr empatar, con un jugador menos, ante el Sanluqueño en El Palmar, con lo que se quedaba dos puntos por encima del descenso. Hecho que no tendría más relevancia si no fuera por la sorpresiva rueda de prensa posterior en la que Marrero anunció su dimisión «por motivos personales». Pero esto ya es parte de otra historia que, quizás algún día, habrá que contar.

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