Opinión | Encerado y clarión

La enseñanza VollDamm

Estudiantes en un aula.

Estudiantes en un aula.

Parafraseando a Luis Tosar, no, no todas las enseñanzas son iguales. Inmersos ya en el proceso de escolarización y los prolegómenos de matriculación, es hora de que las familias elijan centro escolar, tanto en Infantil, Primaria, Secundaria, Formación Profesional, Ciclos Formativos o Bachillerato. También es hora de escoger tipo de enseñanza si así se desea, pública, concertada o privada. Nunca me gustó, ni es ahora mi intención, eso de enfrentar los tres modelos, en primer lugar porque la legislación vigente las reconoce, en segundo porque es un derecho constitucional de las familias y tercero, por respeto a los docentes que imparten en otros tipos de enseñanza que no sean la pública y eso es así nos guste más o menos, lo compartamos o dejemos de compartir, pero no, no todas las enseñanzas son iguales y lejos de enfrentar sí es mi intención poner en valor la escuela pública, que son cosas distintas.

Nuestros docentes son una de las grandes fortalezas de nuestra educación pública y la labor y esfuerzo realizado para ejercerla debe ser defendido, apoyado y puesto en valor, de ahí también mi responsabilidad y compromiso no sólo como docente, también como representante de docentes de reivindicarla

La educación pública junto con la sanidad pero quizás por encima de ésta, pues sin la primera no existiría la segunda, es el pilar sobre el que se sustentatanto cualquier sociedad democrática, como así su propio futuro a corto, medio y largo plazo, ya que pone al alcance de todoalumno en edad escolar la oportunidad de tener una formación gratuita y de calidad que les permita desarrollarse como personas y labrarse un futuro independientemente de su lugar de nacimiento, color de piel, cultura, religión, capacidad, necesidad o condición sexual. El principal valor de la enseñanza pública es garantizar a cada ciudadano la igualdad de oportunidades en un entorno diverso e inclusivo basado en la equidad, el entendimiento y el respeto mutuo.

Pero no solo es el valor implícito y explícito de nuestra enseñanza pública. También lo son sus docentes, de los que se ignora sus esfuerzos personales y económicos, que pueden superar los diez mil euros, para acceder a la enseñanza pública. Les pongo un claro ejemplo, a día de hoy, cualquier recién titulado, sólo para ser candidato, es decir, ingresar en una lista para tener opción a trabajar en cualquier centro público, debes primero haber concurrido a una oposición y superarla, después de cuatro años de carrera y en su caso otro más de máster para sólo impartir docencia, pero no basta con eso. Para tener opciones debes tener certificación de idiomas, más de quinientas horas de formación específica y reglada, dos másteres, otras especialidades, etcétera, etcétera. No, no todas las enseñanzas son lo mismo, y que me perdone el recurrente Luís Tosar, «así se tira una caña».

Nuestros docentes son una de las grandes fortalezas de nuestra educación pública y la labor y esfuerzo realizado para ejercerla debe ser defendido, apoyado y puesto en valor, de ahí también mi responsabilidad y compromiso no sólo como docente, también como representante de docentes de reivindicarla y reivindicarnos,invitando a nuestras familias a que escojan la mejor opción, la VollDamm de todas las enseñanzas, la enseñanza pública y a sus docentes.

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