Opinión | Encerado y clarión

Torrijas de ministro

Una cocinera elabora una torrija.

Una cocinera elabora una torrija.

No vayan a pensar mal, en este caso concreto me refiero al popular dulce que se ha encarecido un 72% en tres años, la torrija, no el ministro o ministra. La diferencia radica principalmente en la base, es decir, si usted utiliza pan normal y leche, además de la canela, el limón y el huevo, torrija de toda la vida, o si bien utiliza en vez de pan un bollo y además le añade un poco de nata a la leche.

También hay una variante, la torrija de ministro a la que se le añade crema catalana, que no dudo sea la panacea, pero si la torrija, a secas, la del pueblo llano, esa que comemos la mayoría de españolitos, cada año es más cara, imagínense la de ministro y encima con crema catalana, nos va a salir a todos su elaboración, pues al final queramos o no, elevará el precio de los productos por un ojo de la cara, tanto el pan, la leche y no digamos el aceite, por no hablar de los huevos que hay que gastar.

Sí, no lo duden, de seguir así, y una vez celebrada con una buena torrija de ministro esta semana de pasión, muerte y resurrección, a la de Jesucristo me refiero, hagan acopio en sus despensas de todos sus ingredientes pues cada año su consumición será más exigente, al menos háganlo de los productos que no caducan teniendo muy en cuenta la fecha de caducidad, no sea que se le ponga mala la leche.

Hoy toca recordar esa última cena, con todos los discípulos alrededor de la mesa compartiendo el pan y el vino, incluso con Judas el traidor, a sabiendas que nuestro señor era consciente que en breve iba a ser traicionado con un beso, pero aun así, todavía tuvo tiempo para regalarle la oreja a quien fue a prenderlo.

En todo caso, y pendientes de las torrijas, hoy es Jueves Santo, principio del calvario según la tradición y una vez ya pasada aquella entrada triunfante en tierra santa cuando fue recibido por palmeros. Hoy toca recordar esa última cena, con todos los discípulos alrededor de la mesa compartiendo el pan y el vino, incluso con Judas el traidor, a sabiendas que nuestro señor era consciente que en breve iba a ser traicionado con un beso, pero aun así, todavía tuvo tiempo para regalarle la oreja a quien fue a prenderlo.

La Semana Santa, sea católico o no, es tiempo de reflexión para todos, pues aunque no sea creyente, lo acontecido es lección de vida y de ejemplo, pues de todo lo acontecido podemos sacar conclusiones bien de la maldad humana, de la bondad, de la traición, del sacrificio, incluso del compromiso o la ausencia del mismo, como Poncio Pilatos que se lavó las manos dejando que fuera una parte del pueblo, aquellos que se quisieron congregar cuando se les dio a elegir, arengados por su líder, Caifás, el destino del señor.

Ya saben, si hace mal tiempo esta Semana Santa, y las predicciones no son buenas para los siguientes días, hagan como yo y disfruten de unas buenas torrijas caseras ahora que podemos y dan los presupuestos, no vaya a ser que de tanto torrija nos quedemos sin ellos.

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