EL CABILDO INVERTIRÁ UNOS 60.000 EUROS

El órgano de la catedral de Plasencia recuperará el sonido de hace cien años

El instrumento más destacado de la seo, que data de 1919, pasará por obras de restauración, que acometerá durante tres meses el hijo de quien ya lo restauró en 1981

Órgano mayor de la catedral de Plasencia, que ha empezado a restaurarse.

Órgano mayor de la catedral de Plasencia, que ha empezado a restaurarse. / EL PERIÓDICO

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

En 1919, el Cabildo catedralicio decidió cambiar los tres órganos de estilo barroco que tenía la catedral de Plasencia por uno nuevo, de estilo romántico y capaz de «afrontar el gran repertorio romántico del siglo XIX tan de moda en la música occidental europea del momento». Lo construyó la casa Eleizgaray de Azpeitia. Más de 60 años después, en 1981, pasó por una restauración y ampliación, obra de José Antonio Azpiazu Gómez de Azpeitia. Este lunes, su hijo, José Antonio Azpiazu, ha iniciado una nueva restauración.

El Cabildo ha decidido, «con gran ilusión y un considerable esfuerzo económico», en concreto unos 60.000 euros, acometer esta obra, que durará entre dos y tres meses.

Según ha explicado, el órgano «acumula una larga lista de averías que necesitan de su reparación como cualquier máquina que fielmente ha cumplido con el servicio para el que ha sido diseñada, pero que sufre el desgaste natural por el uso y el paso del tiempo».

Para uso litúrgico y conciertos de música sacra

Entre estas averías, destaca que «los teclados no responden» y tiene «un gran número de notas mudas, es decir, algunas teclas no responden y no suenan esos sonidos». Además, «el cuero y pieles que recubren los secretos y fuelles se han acartonado y resquebrajado, lo que provoca enormes pérdidas de aire y escapes del viento. No teniendo la presión adecuada, la afinación se pierde o directamente determinados registros (variantes en el sonido del órgano) no suenan».

A esto se suma que los más de 2.500 tubos que tiene el instrumento, aunque en general están en un estado de conservación «aceptable», acumulan «suciedad y polvo» y algunos se han doblado y caído. También, el motor ventilador instalado en 1949 «es algo ruidoso y su caudal de aire es demasiado justo para el consumo del órgano. Si a ello añadimos las innumerables pérdidas de aire por todos los conductos y fuelles, podemos afirmar que es casi milagroso que siga sonando todo lo bien que queremos».

Por todo, se va realizar una limpieza general del órgano y a desmontar y sustituir lo necesario, afinar y entonar con el objetivo de que se pueda utilizar para uso litúrgico, pero también aprovecharlo para dar conciertos de música sacra.

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