Tras el paréntesis de la pandemia, Cáceres ha vuelto a celebrar la fiesta de su patrón, San Jorge, y este no podía ser menos. Durante el mediodía la ciudad, que se encuentra abarrotada de turistas con llenos hasta la bandera en la parte antigua y en la plaza Mayor, ha lucido de gala. Desde el ayuntamiento, puntuales para la cita de las doce de la mañana en Santa María, concejales de la corporación cacereña, junto al presidente de la institución provincial, Carlos Carlos, y otras autoridades civiles y militares han participado en la procesión cívica, tras la banda municipal de música. Minutos más tarde, se inició la misa solemne en la concatedral, oficiada por el nuevo obispo, Jesús Pulido Arriero. Los bancos todos ocupados y a falta de asiento, numerosos devotos permanecieron de pie.
Tras finalizar la eucaristía, la corporación regresó al ayuntamiento, donde la concejala más joven, Paula Rodríguez, tremoló desde el balcón consistorial el pendón de San Jorge. Lo acompañó la banda al ritmo del himno de España. Como marca la tradición, es el edil más joven de las bancadas del plenario el que tremola la insignia de la localidad, en este caso le ha tocado a la responsable socialista de Juventud y Deporte. "Es un privilegio y un orgullo el que los jóvenes puedan atesorar las tradiciones", ha manifestado Rodríguez.
Jubilados homenajeados por San Jorge
Alfonso Pulido Bote, policía local
Concha Dochao Sierra, Universidad Popular
Juan Antonio Arias Barrantes, policía local
Pilar González, monitora Universidad Popular
Diego Miño, ordenanza
Salvador Estévez, guarda portero de Jardines
Ana María Vázquez, policía local
Agustín Cabezas, monitor Universidad Popular
Daniel Timón, director IMJ
Antonia Lázaro, servicio de Limpieza
Francisco de la Cruz Vallejo, encargado del Cementerio
Ángel Lindo Hurtado, coordinador de las Casas de Cultura
Ángel Carrasco, jefe sección de Renta
María Josefa Tomé, auxiliar administrativa
Santiago Moreno, brigada de Obras
Esther Ofelia Romero, jefe sección de Planeamiento
Mercedes Floriano, auxiliar administrativa
José María Ramos, peón de Parques y Jardines
Fernando Acedo, Aula de la Tercera Edad
María José de la Montaña, policía local
La concejala ha contado como anécdota que al estar embarazada se había preparado un pendón menos pesado pero que finalmente ha podido cargar con la bandera oficial. Seguidamente se celebró el homenaje a 20 trabajadores municipales que se han jubilado y a los que se les han hecho entrega de un reloj y reconocido su trabajo, dedicación y servicio a la institución. El acto, cargado de emotividad, ha estado presidido por la portavoz del gobierno, María José Pulido, en ausencia del alcalde, Luis Salaya, que está con coronavirus.
En la jornada de este sábado, además, se ha llevado a cabo la ofrenda floral por parte de la Asociación Fraternal de San Jorge, presidida por Inmaculada Hernández, ante la escultura del patrón después de la misa. Este colectivo ha sido fundamental a la hora de impulsar la fiesta. De hecho, el pasado 10 de abril, organizó el pregón, celebrado en la Sala Clavellinas, a cargo de Esperanza Díaz García, directora del Archivo Histórico Provincial de Cáceres.
Las actividades de San Jorge arrancaron el pasado jueves tras una decisión acertada del ayuntamiento que adelantó el desfile ante la previsión de lluvia de ayer. Si el cortejo se hubiera planteado este viernes no habría podido salir ante las fuertes precipitaciones. Fue uno de los recorridos más multitudinarios y mejor organizados que se recuerda en décadas. Hoy, durante todo el día, se podrán buscar las nueve gallinas en la parte antigua. Hay dos doradas y siete rojas. De momento, unos jóvenes han encontrado una en el Barrio Judío.
Esta costumbre se realiza en virtud de la célebre leyenda cacereña que cuenta como la princesa mora Mansaborá, hija del señor de la ciudad, se enamoró de un capitán cristiano y ambos se veían a escondidas en los pasadizos subterráneos que comunicaban con la muralla. El capitán mantuvo un fingido amor por la princesa, hasta que consiguió descubrir el túnel por el que ella escapaba cada noche para reunirse con él. Y la princesa, por amor, le entregó las llaves de aquel pasadizo. Enseguida el capitán preparó el asalto a la ciudad y en la víspera del 23 de abril Cáceres ya era cristiana. El caíd, dolido por la traición de su hija, la maldijo junto a sus doncellas y las convirtió en gallina a ella y en polluelos a las demás.
El día ha concluido con la Fiesta de la Dragüela celebrada por la Asociación de Vecinos Ciudad Monumental, con un pasacalles de un dragón y toda su corte ataviada para la ocasión, que ha arrancado en la plaza Mayor y se ha quemado en la plaza de Santiago.