Peregrinación a la Montaña desde primera hora de la tarde. Una hilera incesante de cacereños y un reguero de coches, más de lo habitual, se apresuraban a llegar con antelación al santuario esta tarde. Codiciadas eran las sombras, escasas, para combatir las altas temperaturas, que han alcanzado unos insólitos treinta grados en abril.
A la hora prevista, el cortejo, siempre numeroso, ha emprendido la marcha entre vivas a la Virgen. Gorras, botellines de agua y algún que otro paraguas, esta vez para resguardarse del sol.
Con ritmo enérgico avanzaba la Montaña hacia la ermita del Amparo, donde hará su primera parada, y más tarde hacia Fuente Concejo, donde recibirá el bastón de mando a las 19.30 horas.
Solidaridad vecinal
Los vecinos de las viviendas de la montaña protagonizaron este año uno de los gestos de la procesión. Conscientes de las altas temperaturas y del sobreesfuerzo de los peregrinos, sacaron a las puertas de sus casas garrafas de agua y vasos para los que necesitaran pudieran servirse para combatir el calor y evitar deshidratarse.
No obstante, a pesar de las recomendaciones y la colaboración vecinal, las altas temperaturas pasaron factura y provocaron al menos un episodio de golpe de calor poco antes de atravesar el Amparo. Los efectivos de DYA atendieron rápidamente asistencia a la mujer afectada y la evacuaron. Este incidente retrasó ligeramente la llegada al Amparo, que se produjo pasadas las 18.30 horas.
El año pasado la parada estuvo dedicada a los enfermos de coronavirus en una reverencia hacia el hospital San Pedro y al hospital Universitario, este año la patrona ha dedicado su homenaje a César García, cacereño vinculado a las cofradías que falleció hace dos años.