la primavera cacereña

Las calas de las últimas de Caleros

Agustina Becerro, de 90 años, entrega un ramo de esas flores que antiguamente, en tiempos de estrechez económica, las mujeres recogían de sus huertas porque no tenían otro presente que llevarle a la Virgen de la Montaña. Lo hicieron ayer en la Procesión de Bajada en homenaje a las vecinas que ya han fallecido

Los últimos de Caleros, en los años 80.

Los últimos de Caleros, en los años 80. / EL PERIÓDICO

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

La Procesión de Bajada de Nuestra Señora la Virgen de la Montaña vivió ayer uno de sus momentos más emotivos cuando Agustina Becerro, una mujer de 90 años residente en el Arco del Cristo, entregó un ramo de calas a la patrona de Cáceres. Con ello se quiso realizar un homenaje a todas las mujeres de la calle Caleros que ya han fallecido. Lo único que aquellas mujeres tenían para ofrecerle a la imagen eran las calas silvestres de sus huertas. Esta noticia se ilustra precisamente con una fotografía captada en los años 80 donde aparecen vecinos que se ocupaban de preparar el arco que por aquel entonces se hacía en las escaleras de Fuente Concejo.

Entregando el ramo de calas.

Agustina Becerro entregando el ramo de calas. / EL PERIÓDICO

Agustina vive en el Arco del Cristo desde 1970, pero su madre residió en Caleros, en el número 52, desde 1930, y es la casa actual de una de sus hijas.

La Virgen llegó ayer a Concejo a lomos del turno cuarto y allí la procesión adquirió toda su oficialidad. Cientos de personas vieron cómo el alcalde Salaya le entregó el bastón de mando, como alcaldesa honoraria que es, condición que la patrona ostenta durante todo el novenario. Antonio Bazo Machacón lo colocó en las andas y la Virgen enfiló hacia Caleros, que este año estrenó su decoración de más de 5.000 flores de papel de seda azules y blancas confeccionadas por los vecinos al modo de Campomaior (ayudaron a su colocación el regidor municipal y el concejal Jorge Villar. A la altura del número 55 las vecinas le entregaron un ramo de esas flores a la patrona). No faltaron los arcos de flores y palmeras ni el baile de la talla al ritmo de El Redoble. El desfile siguió hasta la ermita del Vaquero, donde el coro Alborada del padre Gianni le cantó Virgen Morenita. De ahí a la Cuesta del Marqués, con las canciones de las amas de casa. En Santiago recibió el homenaje de los Scouts Sant Yago y de las cofradías del Nazareno y de la Sagrada Cena.

Un repique de campanas llevó a la patrona a las Cuatro Esquinas, donde la Tuna de Cáceres le regaló el tradicional Bella Aurora y El Redoble, con los hermanos bailando de nuevo la talla en una expresión de júbilo sin precedentes porque la actuación de los tunos lleva años siendo el acto más multitudinario de la Bajada.

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