INICIATIVA EMPRENDEDORA EN LA CIUDAD

Una empresa cacereña de moda infantil entra en el mercado nipón

Baby Triana se creó hace 4 años. Se ha ido consolidando con la venta online y la presencia en tiendas de Barcelona y Sevilla. Y ahora con el salto a Japón desde un taller en el centro de Cáceres  

Beatriz Rodríguez, en primer plano, y detrás modistas en el taller que tiene en la plaza de los ‘Maestros’, junto a la avenida de España y la plaza de América.

Beatriz Rodríguez, en primer plano, y detrás modistas en el taller que tiene en la plaza de los ‘Maestros’, junto a la avenida de España y la plaza de América. / CARLOS GIL

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

"Los saltos grandes no funcionan, mejor poco a poco, la competencia lo es todo y tienes que andar con cuidado y viendo siempre en qué puedes mejorar», explica Beatriz Rodríguez Tabares, que en mayo de 2020, cuando apenas se empezaba a salir de la pandemia, creó su empresa de moda infantil, para niños de cero a diez años, en Cáceres, Baby Triana. De unos inicios muy difíciles, se trataba de la venta de ropa cuando por el covid había restricciones para estar en la calle, pasó en cuatro años a entrar con su marca en el mercado nipón. «A raíz de contar con un cliente japonés, logramos llegar allí y nos ha sorprendido el resultado, ahora tenemos dos proveedores. Es un mercado importante y difícil, a los japoneses les gustan las cosas bien hechas», comentó Rodríguez.

Todo comenzó por una propuesta de traslado y por un nacimiento. Beatriz Rodríguez trabajaba para Inditex y le plantearon irse a Barcelona. Estaba embarazada, su tercer alumbramiento. Tenía dos niños y, por fin, llegaba la niña. «Hablé con la empresa y le dije que no seguía, me pregunté qué hago, me gustaba tener algo propio, pensé en una multimarca (una tienda con colecciones de diferentes referencias), pero no recuerdo en qué momento cambie de idea». Nació su hija, a la que llamó Triana, el mismo nombre que eligió para la empresa que creó partiendo como inversión inicial del finiquito que recibió y de todo el paro, «pasamos épocas que fueron muy malas, sobre todo al inicio, con la pandemia, ahora trabajamos mucho y estamos mirando para adelante».

Dos de las trabajadoras en el taller que la empresa tiene en el centro de Cáceres.

Dos de las trabajadoras en el taller que la empresa tiene en el centro de Cáceres. / CARLOS GIL

Empezó con un taller con dos trabajadores, ahora tiene seis y «estamos viendo cómo podemos seguir creciendo, estamos pensando en externalizar parte de la producción», comentó la empresaria. Su venta es online y están presentes en dos tiendas (establecimientos que están compartidos con otras marcas) que se encuentran en Sevilla y Barcelona. 

Los patrones y colecciones son propias, «yo diseño y hacemos las colecciones desde cero», detalló Rodríguez, y se produce a demanda, con poco stock, salvo el necesario para las tiendas. Los proveedores en Japón operan con pre-order, estrategia cada vez más usada por empresas de moda en la que se hace un pedido anticipado y se produce para atender el encargo hecho, es una técnica para el ahorro de gastos de producción innecesarios y para evitar un stock al que no se da salida. La idea inicial fue la de «hacer grandes producciones, pero con la pandemia decidimos ir a lo seguro, no íbamos a llenarnos de productos que no se venden, se produce lo que está vendido, a día de hoy cada vez son más las empresas que hacen esto; por un lado dejas de crecer rápido, pero también tienes el margen de que te puedes equivocar en una colección», precisó la empresaria.

Parte de sus ventas son a clientes particulares, que compran a través de la página web de la marca, además están las dos tiendas y los proveedores en Japón, un mercado al que entró gracias a Instagram, «al principio nos costó mucho posicionarnos en las redes sociales, ahora estamos muy presentes en Instagram, tenemos más de 60.000 seguidores, las redes sociales son nuestro mejor escaparate».

La primera venta a Japón fue por «un cliente que me mandó un mensaje por Instagram preguntándome si hacíamos envíos a su país. Nos dijimos ‘vamos a probar’, y desde entonces ha sido una locura porque exportar a Japón es muy complicado, tienes que hacer un montón de papeleo», comentó Rodríguez.

Actualmente su empresa está dando salida a unos 250 pedidos (formados por varias prendas) al mes. Los diseños «son muy afines a Andalucía, donde tenemos un potencial grande, aunque también tengo muchos clientes gallegos y vascos; de inicio el problema siempre fue el de posicionarnos, cuando vendes por internet tienes que pasar la barrera de que te conozcan», reitera Rodríguez, que no se considera profeta en su tierra, «en Cáceres siguen sin saber que existe Baby Triana, sin embargo si tú preguntas en Sevilla o Barcelona, conocen la marca», cuyo estilo «está muy marcado; por las características de las prendas, de los colores y de los patrones, si conoces la marca y ves un niño por la calle, tú puedes decir que ese niño va de Baby Triana».

Ser emprendedora en Cáceres ha sido «complicado», admitió la empresaria, ya que en la ciudad «no ves un reconocimiento a las empresas como la mía que se han creado desde cero, además aquí no tienes mucha ayuda para cualquier tipo de gestión como, por ejemplo, para un simple cambio de licencia».

Los eventos son otro de los mercados que tiene su empresa, sobre todo de las bodas «con los niños que llevan las arras, en Andalucía son de diez para arriba, el año pasado tuvimos un cortejo con veinticuatro niños (...) de repente la novia quiere que los niños vayan de Baby Triana y hacen una compra enorme». Entre estas celebraciones ha habido «muchas bodas de futbolistas y entre estas varias de jugadores del Barcelona».

En principio no tiene previsto abrir tiendas propias de su marca, tampoco en Cáceres, sino seguir participando en el modelo de las ‘corner shop’, «me gustaría tener algo propio en Sevilla, pero la inversión en un local es excesiva, además de necesitar al menos a dos o tres trabajadores, por eso el formato de punto de venta está bien, el producto está presente en una tienda y ellos se llevan una comisión de lo que venden». 

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