EL APUNTE

El aperitivo de la bajada del IBI en Cáceres

Es mínima, pero Mateos no tiene mucho margen para reducirlo más sin poner en peligro la estabilidad del presupuesto municipal. Sí le puede ayudar, para que los ajustes sean los menos posibles, un incremento en la participación del ayuntamiento en los ingresos del Estado

Rafael Mateos y Ángel Orgaz, este viernes, tras anunciar la bajada del IBI.

Rafael Mateos y Ángel Orgaz, este viernes, tras anunciar la bajada del IBI. / Ayuntamiento.

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

La bajada del IBI un 2,6% en 2024 es un gesto, una declaración de intenciones del alcalde, Rafael Mateos, de que está dispuesto a llevar a la práctica desde el principio la primera de sus promesas electorales. La bajada de tributos es la que aparece en primer lugar en su programa. Pero es que también no puede bajarlo más sin poner en peligro la estabilidad de un presupuesto en el que con los ingresos corrientes (lo que se recauda de impuestos locales y tasas más las aportaciones del Estado) se tienen que garantizar, al menos, todos los gastos corrientes (personal, mantenimiento de servicios públicos, gastos financieros, las aportaciones a consorcios, transferencias a los organismos autónomos, subvenciones...) y el pago de la amortización de las operaciones de crédito.

Tras el inicio del proceso de los presupuestos participativos (otro gesto con un millón de euros para ‘parches’), el anuncio de la bajada del IBI es el siguiente paso para vislumbrar cómo será el primer presupuesto de Rafael Mateos. Aunque los gobiernos municipales estén muy limitados en su planificación económica por los gastos fijos o corrientes, el presupuesto es la principal norma que todos los años se debate y se somete a aprobación y es una de las herramientas principales para hacer política.

Evolución de las cantidades puestas al cobro de IBI, recaudadas y tipo impositivo de cada año.

Evolución de las cantidades puestas al cobro de IBI, recaudadas y tipo impositivo de cada año. / JOSÉ LUIS BERMEJO

De momento se conoce que los ingresos corrientes se reducen en medio millón, que es lo que se dejará de recaudar por la bajada del IBI, y que esto se tiene que trasladar a un recorte similar en los gastos corrientes (Mateos habló este viernes de ajuste o eficiencia en la gestión, no de recorte) o a una renuncia a sufragar inversiones con el exceso de ingresos corrientes. No hay muchas más opciones, aquí no hay conejos en la chistera.

Si vamos al último presupuesto aprobado, el de 2022, en su ratificación inicial los gastos corrientes sumaron 68,8 millones, a los que se añadieron 1,7 de la amortización de las operaciones de crédito, mientras que los ingresos corrientes ascendieron a 73,3 millones (mayores que en otros ejercicios por la subida del IBI que entró en vigor ese año). Sobraban 2,8 millones que se podían destinar a inversiones y a cofinanciar fondos europeos. 

Partiendo de esta misma planificación, que es la última de una aprobación inicial de un presupuesto, Mateos tiene que restar medio millón de euros a ese margen de 2,8 millones y sumar el incremento producido en los gastos fijos o corrientes (durante 2023 se introdujeron modificaciones por valor de 5,8 millones solo en el capítulo de personal, según datos de la ejecución del presupuesto de 2023 a fecha de 5 de septiembre, en la que no se detalla qué parte es un coste consolidado que se tenga que mantener en 2024). A su favor, Mateos sí tiene que la amortización no será mayor al no haber más préstamos.

De entrada, y a falta de conocer qué presupuesto presenta Mateos, no es fácil porque ya solo los dos principales gastos corrientes, que son personal y los contratos de concesión de servicios, van a ser mayores con su incremento por la subida salarial del personal del ayuntamiento y de los trabajadores que están adscritos a las concesiones, que en la práctica son trabajadores ‘indirectos’ del ayuntamiento. Y los ingresos, solo con la reducción del IBI, ya serán menores. Mateos puede acometer ajustes por medio millón, pero el problema será si tiene que ser mayor para equilibrar gastos e ingresos. 

Queda otro factor importante que puede jugar a favor de Mateos y facilitar su presupuesto. Es la aportación de fondos por parte del Ministerio de Hacienda que corresponden a Cáceres por su participación en la tributación estatal. En 2023 llegará a 23,9 millones, 800.000 euros más que en 2022. Y para 2024 se prevé que esa aportación sea mayor. Lo que permitirá computar más ingresos corrientes con los que compensar la reducción de ingresos del IBI. Aún no se sabe a cuánto asciende la aportación, es la razón, según dijo Mateos el viernes, por la que todavía no está el borrador del presupuesto de 2024. Esto no es una novedad, todo los años se repite lo mismo, el borrador se retrasa porque no se conoce esa aportación.  

Otro factor a tener en cuenta, y este juega en parte en contra de Mateos, es que en 2024 se levantaría la suspensión de las reglas fiscales, esto no solo afectaría al gasto, sino que pueden volver las restricciones para disponer del remanente de tesorería para inversiones, que ha sido una válvula de escape para el ayuntamiento durante la suspensión. En 2019 ya se incumplió la regla de gasto, se superó en 1,4 millones el límite de gasto computable para ese ejercicio, lo que obligaba al ayuntamiento a la presentación de un plan económico financiero de ajuste para corregirlo, pero la flexibilización de las reglas fiscales por el covid evitó su presentación. Ya no habría margen.

Y hay un último elemento. Sin ingresos corrientes en exceso, no hay margen para invertir y la enajenación de suelo ya no es negocio. Mateos tiene un colchón en el crédito de 8,1 millones firmado con  Abanca en 2021, una parte no se ha gastado y puede contar con ella para ir dotando de financiación a inversiones. Fue el mayor crédito para inversiones tras los 5,7, con BBVA, de 2016, 

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