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La convulsa relación entre los tenistas y el público en Madrid: "Pitan sin saber que está pasando"

Medvedev y Rune, entre otros jugadores, han protagonizado encontronazos con la grada en un torneo en el que el público no suele guiarse por los cánones de comportamiento habituales en el mundo del tenis

Daniil Medveded.

Daniil Medveded. / THOMAS COEX

Daniel Gómez Alonso

Pasan los años, y Madrid sigue siendo una plaza poco convencional para jugar al tenis en lo que al ambiente se refiere. Lo sufrió, o lo provocó, depende de cómo se quiera mirar, Daniil Medvedev, que se las lleva teniendo tiesas con el público de la capital desde hace unos años y durante toda la semana ha estado arrastrando un pique con la grada que le ha llevado a tirar de su característico gesto echándose la mano a la oreja en más de una ocasión. Y tuvo que lidiar con ello también Holger Rune, el adolescente llamado a protagonizar una rivalidad generacional con Carlos Alcaraz y que a sus escasos 20 años recién cumplidos debutaba en la capital, en el partido que perdió con el malagueño Alejandro Davidovich.

Dos bad boys del circuito, uno ya veterano y el otro incipiente, tendentes a buscar enemigos externos y que en la capital española encuentran el caldo de cultivo perfecto para explotar. No fueron los únicos, pero si los más comentados, de una dinámica habitual en el torneo español desde sus inicios en 2002. No se guía la pista de Madrid por los cánones de comportamiento habituales en el mundo del tenis, y menos cuando hay un jugador local de por medio. En la tierra de "la libertad", cuando la grada la toma con alguien, la toma de verdad y no se olvida rápidamente. Es obvio que las reacciones de ambos jugadores, que no rehúyen la gresca e incluso parecen sentirse cómodos cuando el ambiente es hostil, tampoco ayudan a calmar los ánimos. Pero también que hay momentos que la tensión se eleva por encima de lo asumible.

“Es la una de la madrugada y todos nos queremos ir a dormir; por favor, dejen jugar a los tenistas”, regañó el árbitro Carlos Bernardes al público en una de las incontables veces que los silbidos o los gritos de "viva España" incordiaban a Rune justo cuando lanzaba la bola al aire para sacar. "En 20 años no he visto nada igual", añadió el brasileño, visiblemente molesto ante el típico menú de Madrid, que conjuga un partido a altas horas de la madrugada con un ambiente excesivamente 'festivo'.

Lío por el 'Foxtenn'

Incluso algún "que te vote Txapote" se pudo escuchar a partir del segundo set, en un clima de gresca que se desencadenó al final del primero, cuando Davidovich discutió durante varios minutos por el bote de una bola con el árbitro, amenazando incluso ante el supervisor de la ATP con no jugar más. El 'Foxtenn', el criticado sistema de ojo de halcón que rige en Madrid, decretó que era mala, y el malagueño llegó a pedir al árbitro que se olvidara de la tecnología y bajara a ver la marca de la pelota, algo que no puede hacer el juez.

En esas apareció Rune, que harto de esperar fue hacia su lado de la pista y borró con el pie la marca de la bola, riéndose mientras miraba a la grada. Lío montado. A partir de ese momento, los nervios se multiplicaron, y el partido se impregnó de un ambiente más propio de la Copa Davis que de un torneo normal, con el jugador y el público interactuando constantemente.

“Se ha hablado mucho sobre el mal comportamiento entre los aficionados españoles de anoche. El domingo, el público no entendió qué estaba sucediendo”, escribió Rune en sus redes sociales el día después del partido. “No puedes revocar una decisión electrónica. Y le llevó al árbitro y al supervisor mucho tiempo explicárselo a mi rival. Y no se molestaron en comunicárselo a la grada. La próxima vez, me echaré una siesta mientras discuten. Pero, personalmente, no tengo nada en contra de los españoles. Espero volver a Madrid”, añadió el danés, sarcástico tras su eliminación.

Holger Rune.

Holger Rune. / EP

Medveded y un problema que colea desde hace años

Otros tenistas como Mackenzie McDonald, en su partido de primera ronda ante el local Bernabé Zapata, o Maria Sakkari, verdugo de Paula Badosa, también han sufrido en sus carnes episodios similares cuando se han enfrentado a jugadores españoles, aunque no al nivel de intensidad del que vivió el danés, o los que han afectado a Medvedev, eliminado por Aslán Karátsev este martes entre más quejas, en esta ocasión por tener que jugar en la pista Arantxa Sánchez Vicario, menos amplia de lo que es la central.

Viene de lejos lo del ruso, que empieza a convertirse en una dinámica habitual cuando llega a Madrid. Se trata de un problema heredado de hace dos años, también en la capital, aunque no en la Caja Mágica, sino en el Madrid Arena. En 2021, en la Copa Davis, se las tuvo tiesas con el público, en un episodio que no ha sido olvidado y que le pesó en su partido de tercera ronda frente a su compatriota Aleksandr Shevchenko.

“Golpeé mi raqueta porque estaba enfadado por mis errores, así que empezaron a abuchear”, expuso el ruso sobre lo ocurrido en su partido de tercera ronda ante su compatriota. “En ese instante es posible que lo mereciera, pero después pedí una revisión con la tecnología y volvieron a pitarme. ¿Qué quieren, que no lo haga, que no reclame? Quizá sucede por la emoción, pero en cuanto pasa algo, ellos empiezan a pitarte sin ni siquiera saber qué está pasando... Yo lo he experimentado y Djokovic también, como otros muchos jugadores”, argumentó el ruso, que también tuvo palabras para lo sucedido el día anterior con Rune.

”Vi el partido sin sonido, porque mi hija estaba durmiendo en la habitación de al lado, pero hay que tener en cuenta cuándo lo mereces y cuándo no. No creo que Rune hiciera nada ayer, así que es decepcionante”, expuso un Medvedev que, eso sí, no había visto el instante en el que el danés borró la marca de la bola al no haber sido pillado por la realización televisiva.