Fútbol

El sueño de jugar al fútbol: de Gambia al Cacereño Veracruz

Lamin Danso (16 años) y Seedy Damiha (17) llegaron a España en una barcaza buscando un futuro con el que ayudar a su familia

Su estancia en Cáceres es temporal y su club busca los medios ahora para alargarla para continuar con el arraigo que han logrado gracias al fútbol

Lamin Danso, Jalamah Foufana y Seedy Damiha, frente a la sede de El Periódico Extremadura en Cáceres.

Lamin Danso, Jalamah Foufana y Seedy Damiha, frente a la sede de El Periódico Extremadura en Cáceres. / CEDIDA

Salieron de Gambia el 18 de octubre. Llegaron a Cáceres un viernes de noviembre por la noche. Ni Lamin Danso (16 años) ni Seedy Damiha (17) pueden concretar más. En medio, tres días en una comisaría en Tenerife, a donde llegaron en una barcaza, y diez más en un campamento. Poco equipaje en la mochila, pero sí muchos sueños, sobre todo el de poder ayudar algún día a su familia y hacerlo a través del fútbol.

Los tres primeros días en Cáceres no salieron del piso de la oenegé Aceem en el que residen. El cuarto, empezó su deambular por la ciudad tras sus visitas obligatorias a la comisaría de la Policía Nacional. Así llegaron al campo de fútbol Sergio Trejo, donde entrena el CD Cacereño Atlético Veracruz. 

No se lo pensaron y preguntaron qué tenían que hacer para jugar. Los responsables del club tampoco tuvieron dudas y les abrieron las puertas de par en par.

Ahora, sus compañeros, con Mario y Marco haciendo de intérpretes, de nexo de comunicación (ello solo se comunican en inglés), les piden que no se vayan. Pero eso ya no depende de ellos. Y ahí empieza el problema. “Su estancia en Cáceres es temporal”, cuenta Antonio Campos, presidente del Veracruz, un club que se ha volcado para que Lamin y Seedy se queden en Cáceres.  

Lamin y Seedy, junto a sus compañeros del Cacereño Atlético Veracruz.

Lamin y Seedy, junto a sus compañeros del Cacereño Atlético Veracruz. / CEDIDA

«Pero no sabemos muy bien cómo hacerlo», reconoce Campos. Están llamando a todas las puertas posibles, pero nadie es capaz de darles una respuesta que solucione sus dudas. «No encontramos el interlocutor válido, hay muchos obstáculos». Y el tiempo se acaba, pues la estancia temporal de Lamin y Seedy en Cáceres termina estas navidades. «Sería una auténtica lástima que el arraigo que han conseguido en esta ciudad lo pierdan». Ya la ha perdido Jalamah Foufana, de 23 años, que este jueves ha sido reubicado en Madrid. Para Lamin y Seedy aún hay tiempo, pero cada vez menos.

El fútbol base, demasiadas veces en el foco por insultos y peleas, sobre todo a causa de ‘la grada’, ha funcionado esta vez, como tantas otras, como una perfecta herramienta de integración. El Veracruz, dentro de sus modestas posibilidades, ha facilitado algo de material a Lamin y Seedy, aunque encontrar unas botas de fútbol para este último no ha sido nada fácil, pues calza un 45. 

«Van todos los días, no faltan ni uno», indica Campos. De momento, solo pueden entrenar. Hacerles una ficha para que compitan ahora mismo es imposible. Pero eso ya les sirve para sacarles una sonrisa. «Arbi» y «pásala» son las primeras palabras en castellano que han aprendido. Se las enseñan sus compañeros, cuenta Lamin en inglés. Fue a la escuela hasta los 15 años y hace de traductor de su amigo, Seedy, que nunca ha ido a la escuela, explican.

La relación con sus compañeros, dicen, es muy buena. Cuando acaban los entrenamientos, como cualquier adolescente, mantienen la relación a través de las redes sociales. «Están intentando enseñarnos castellano», cuenta Lamin entre risas. «Desde el primer día que les vieron jugar el resto de chavales del equipo querían que se quedaran», apunta Campos. «Son muy buenos y quizás no aquí, que somos un club muy humilde, pero jugando con nosotros quizás pueda verlos alguien que acabe contando con ellos para otro club más grande. Tienen unas enormes condiciones físicas y destacan sobre el resto de compañeros».

«Yo lo que quiero es ayudar a mi abuela a sobrevivir», se sincera Lamin, que ya le ha contado a su madre que se quedará en el Veracruz, una mentira piadosa con la que intenta tranquilizarla. Ayudar a los suyos también es el objetivo de Seedy. El fútbol, dicen, es la forma en la que les gustaría conseguirlo. Si no pueden así lo intentarán de otra forma. Pero ahora, de momento, lo que buscan ellos y el Veracruz es quien les pueda ayudar para que estos chavales gambianos puedan prolongar su estancia en Cáceres y continuar en el Sergio Trejo con su sueño futbolero.

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