Agricultura: las previsiones para 2023

Los regantes, pendientes del cielo

Las lluvias de las últimas semanas han mejorado las perspectivas de riego para el próximo ejercicio. En la cuenca del Tajo apuntan que se podrá regar con normalidad con lo que ha llovido hasta ahora

Juan Pedro Almodóvar, agricultor en Los Guadalperales.

Juan Pedro Almodóvar, agricultor en Los Guadalperales. / S. Sánchez

Que los agricultores miran al cielo día sí y día también es de sobra conocido. Es sabido también que la agricultura de regadío supone uno de los principales motores económicos de la región. Extremadura, con casi 300.000 hectáreas, es la sexta región a nivel nacional en superficie destinada a esta práctica agrícola. Solo Andalucía, con más de un millón de hectáreas, seguida de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y la Comunidad Valenciana superan a la comunidad extremeña. 

Sin embargo, 2022 ha supuesto un importante punto y aparte en la concepción de este sistema. Los elevados costes de producción derivados de la subida de los insumos, las temperaturas extremas del pasado verano, y en mayor medida la falta de agua, han llevado al sector del regadío a replantearse su situación y a analizar nuevas vías de funcionamiento por el bien de su supervivencia. «2022 fue un año complicado porque la mayoría de comunidades de regantes de la región, especialmente en la cuenca del Guadiana, tuvieron una dotación de agua inferior a la de años anteriores», esgrime Francisco Sánchez, presidente de la Comunidad General del Canal de Montijo y portavoz de la Plataforma de Comunidades de Regantes de Extremadura (Regantex). Si bien, el propio Sánchez reconoce que la implicación de todos los colectivos, así como los propios regantes, ayudó a que la campaña del pasado año se pudiera desarrollar dentro de una cierta normalidad en la mayoría de los sitios. 

El Tajo

Por ejemplo en la cuenca del Tajo. Allí, el presidente de la Comunidad de Regantes del Plan de Valdecañas, Primitivo Gómez, apunta que la campaña también se desarrolló dentro de unos parámetros ciertamente normales. «Solo hubo que recortar la dotación en la zona del Alagón en un 15%, así como el Borbollón, pero por lo demás la campaña se solventó bien», agrega. Todos ellos, no obstante, con las dificultades añadidas de la complicada situación que acusaban la mayoría de los embalses extremeños a finales del verano pasado. Pero si hay una zona en la que la escasez de agua jugó una mala pasada esa fue en la zona regable del Canal de Orellana. Allí, la Comunidad General de Usuarios (CGU) tuvo que hacer frente a un recorte del 60% de su dotación inicial y afrontó la campaña con apenas 175 hectómetros cúbicos, lo que les llevó a determinar que solo habría agua disponible para los denominados cultivos sociales, es decir, aquellos que emplean una mayor mano de obra como son el tomate o los frutales. En el caso del tomate, eso sí, con una reducción de la superficie productiva en torno a un 50%, lo que trajo consigo la consecuente reducción de la producción. El arroz o el maíz, sin embargo, fueron dos de los cultivos excluidos en el reparto del agua. 

A priori, la situación de partida en este 2023 para los regantes del Orellana es más favorable, aunque desde la CGU apuntan que habrá que esperar a la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadiana prevista para el próximo mes de abril para conocer de una forma fehaciente cuál será el agua total disponible para riego. Este año, además, sin la penalización a la que tuvieron que enfrentarse el año pasado por haber sobrepasado su dotación inicial en campañas anteriores. 

Las últimas lluvias

Las abundantes lluvias del pasado mes de diciembre han cambiado el prisma con el que los agricultores de tierras de regadío de las provincias de Badajoz y Cáceres miran hacia la próxima campaña. En el caso de la cuenca del Tajo, Primitivo Gómez asegura que se podrá desarrollar con normalidad a tenor del agua embalsada. De hecho,  se encuentra al 62% de su capacidad. Por provincias, en Cáceres los pantanos están al 78%, casi 30 puntos más que en la misma época del año pasado. Por ello, los productores creen que podrán llevar a término cultivos tan característicos del norte cacereño como el tabaco, la cereza o el pimentón. «Esperemos que al menos las temperaturas acompañen y que las lluvias sigan siendo las idóneas», agregan desde el sector. 

Situación bien distinta se vive en la cuenca del Guadiana, que está a un 33% de su capacidad. En la provincia de Badajoz el agua embalsada es del 31%, unos 2.300 hectómetros cúbicos y apenas un 4% más que el año pasado en estas fechas. La capacidad total de embalse de la provincia es de 7.600 hectómetros cúbicos, casi 1.000 hectómetros más que en la de Cáceres. Aún así, Sánchez apunta que con el agua que ha caído, y siempre y cuando la pluviometría sea generosa hasta final de la próxima primavera, se podría afrontar una campaña normal.