La vida tras dejar a un lado la nicotina

«He dejado de fumar»

Los expertos sitúan acompañamiento y motivación como clave y los exfumadores resaltan la «liberación» de desengancharse. La adicción al tabaco mata cada día a 5 personas en Extremadura, donde más se fuma. Lo hace el 43% de la población

Raquel Navas acaba de iniciar el proceso para dejar de fumar por una enfermedad.

Raquel Navas acaba de iniciar el proceso para dejar de fumar por una enfermedad. / Carla Graw

Al contrario que en la primera conversación, la voz al otro lado del teléfono rebosa esta vez optimismo. Basta con el tono del saludo para que no haya dudas de que Raquel Navas está ya en el camino que finalmente se ha marcado para dejar de fumar tras más de dos décadas de adicción. Y sin tener muy claro al principio si tendría alguna posibilidad de éxito, a pesar de las razonas de peso que finalmente se han impuesto. Ahora, sin embargo, no tiene dudas de que lo logrará.

-Hola Raquel. ¿Cómo estás?

-Muy bien. Llevo una semana sin fumar. Estoy muy contenta de haberlo conseguido porque dicen que la primera semana es la peor; y que una vez que pasa eso, lo difícil ya está hecho. No ha sido fácil, pero ahora sí veo que lo voy a lograr. Voy a dejar de fumar.

En la primera charla con El Periódico Extremadura Raquel Navas estaba en el momento en el que debía marcarse ya una fecha para dar la última calada a un cigarrillo. No lo tenía claro, aunque sabía que debía dar el paso. La decisión no venía marcada por la voluntad de dejar una adicción que reconoce que «no es buena», sino por la advertencia de sus neumólogos por el impacto que tiene en el EPOC que la diagnosticaron a finales del 2022: un conjunto de patologías derivadas de la obstrucción que provoca en los bronquios y la destrucción de pulmón. 

Raquel Navas.

Raquel Navas. / Carla Graw

«Si te soy sincera, me encanta fumar y no me habría planteado dejarlo si no fuera por la enfermedad; pero tenía que hacerlo»

Raquel Navas

— ESTÁ DEJANDO DE FUMAR

«El neumólogo me lo dejó claro, me dijo que o dejaba de fumar o pronto llevaría oxígeno», cuenta. Tiene 46 años. Eso es lo que le ha empujado a dejarlo. «Si te soy sincera, a mí me encanta fumar. Yo no me habría planteado dejarlo si no fuera por la enfermedad; y por eso también me cuesta. Pero sabía que tenía que hacerlo. No me quedaba otra que intentarlo», apunta también. En eso está.

El 11 de abril comenzó con el tratamiento farmacológico que le prescribieron para ayudarle a calmar la ansiedad. Después de eso, «un día recaí y me fumé un cigarro». Pero en el momento de esa segunda conversación acaba de cumplir una semana sin probar un cigarrillo. «Si no tienes claro que quieres dejarlo, la pastilla no va a hacer milagros; pero es cierto que ayuda a calmar la ansiedad», reconoce Raquel Navas. El resto lo trabaja con su médico de Atención Primaria y con los neumólogos que le tratan la enfermedad que le ha llevado a dejar atrás el tabaco.

El SES tiene dos unidades de Tabaquismo, una en Cáceres y otra en Badajoz, en los equipos de Neumología. En ellas tratan los casos más graves: «pacientes con enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco y a embarazadas», indican. Solo por la unidad de Badajoz pasan unos 120 pacientes cada año y otros 500 por la de Cáceres; pero son una mínima proporción de los que se atienden en conjunto con Atención Primaria. No hay una estadística global y hay que tener en cuenta que no todas las personas solicitan ayuda médica, aunque los expertos sitúan la ayuda combinada de fármacos y cambios de hábitos como la mejor garantía de éxito. 

Paqui Jiménez

Paqui Jiménez / Carla Graw

«Sabes que es malo, te planteas dejarlo pero no lo haces; hasta que vi los efectos del covid y encontré la motivación»

Paqui Jiménez

— 3 AÑOS SIN FUMAR

En la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Badajoz sitúan la tasa de abstinencia en el 50% a los 3 meses y en el 40% a los 12 meses.

Pedir ayuda para cortar el tabaquismo

El doctor Emilio Salguero señala que la ayuda profesional y farmacológica multiplican por cuatro las posibilidades de éxito para dejar el tabaco. En el caso del fármaco para dejar de fumar (el Todacitán es el que está financiado por el Ministerio de Sanidad) «actúa en los síntomas que provoca la ausencia en el organismo de la nicotina del tabaco y calma la ansiedad que provoca. Hay que recordar que la nicotina activa la a dopamina, una hormona que produce la felicidad, y por eso al dejar de fumar se producen cambios de humor», apunta. Y al margen del fármaco o paralelamente, «el apoyo psico-conductual permite al paciente sentirse acompañado en el proceso. No es necesario trabajar con un psicólogo. De hecho tanto el Sistema Nacional de Salud como el Servicio Extremeño de Salud (SES) tienen el tratamiento del tabaquismo en la cartera de servicios y por tanto los médicos de Atención Primaria y las enfermeras deben ser los de referencia», apunta. Él lo fue. Creó en 2014 la Unidad de Estilos de Vida Saludables que funciona en el Centro de Salud de Valdepasillas, en Badajoz, donde ha tratado a cientos de fumadores. Se jubiló el pasado mes de septiembre y ahora colabora con la Asociación Oncológica Extremeña (AOEX), con una consulta de apoyo a las personas que deciden dejar de fumar. 

«El día que fumas el último cigarrillo no has dejado de fumar, has iniciado ese proceso para dejarlo»

Emilio Salguero

— MÉDICO EXPERTO EN TABAQUISMO

¿Cuáles son las claves para abandonar la adicción al tabaco? El experto no vacila. «La primera y fundamental es estar claramente motivado a intentarlo porque eso es lo que te prepara para el proceso», responde. «Porque, ojo, que dejar de fumar es un proceso. El día que fumas el último cigarrillo no has dejado de fumar, has iniciado ese proceso para dejarlo; pero la adicción y los efectos van a perdurar aún durante meses o años», insiste.

¿Dejarlo con o sin ayuda? «Es mejor hacerlo con ayuda, pero eso va a depender de cada persona. Hay quien consigue dejarlo sin ayuda. La clave es estar bien informado de cómo va a ser el proceso», dice. En caso de intentarlo en solitario sí considera esencial fijar una fecha en un horizonte próximo («en tres o cinco días») para dejar totalmente el tabaco; o bien proponerse una disminución gradual del consumo: «Por ejemplo ir quitando dos cigarrillos cada semana», plantea. «Lo importante es no dar ningún paso atrás, porque si a una adicción le permites relajarte, mañana te recordará de nuevo que no pasa nada por saltártelo», apunta.

Paqui Jiménez recurrió a sus compañeros neumólogos para dejar atrás el tabaco. La motivación le llegó tras la primera ola de covid, en 2020. «Tengo delito con no haberlo dejado antes porque soy sanitaria. Pero fue en ese momento en el que vi los efectos que tenía la enfermedad en los fumadores, y yo solo pensaba que no quería morir asfixiada por el tabaco», recuerda. Antes sí que se lo había planteado muchas veces, pero sin dar nunca el paso. «Sabes que es malo para tu salud, te sientes culpable y responsable por si te pasa algo por el tabaco. En el fondo me machacaba psicológicamente», reconoce sobre los sentimientos contradictorios que tenía. No fumaba mucho, pero sí era «muy dependiente» de los ocho o diez cigarrillos que consumía a diario, fundamentalmente en el trabajo, con el propósito de calmar el estrés que se vive en el servicio de Urgencias. «Crees que lo controlas, pero no», expresa ahora.

La recaída como una fase más para dejarlo

Su primer intento fue antes de que estallara la pandemia, con la ayuda de la terapia que ofrece la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en sus cursos. «Superé mi día a día con el cigarro, los momentos de estrés en el trabajo, el café... Pero nunca llegué a superar el momento del ocio y recaí», asume. «Yo no fui consciente de esa recaída porque te sientes fuerte y piensas que controlas, que solo vas a fumar de vez en cuando, solo cuando sales... buscas excusas».

Así estuvo fumando otro año, después de seis meses sin nicotina, hasta que la irrupción del covid y los efectos de la primera ola en el Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres) en el que trabaja le dieron la motivación para dar el paso y pedir ayuda. «Hablé con los compañeros neumólogos, comencé con el tratamiento de las pastillas, y ahí sí, lo conseguí», recuerda. Hace ya tres años de esa decisión. «Ojalá lo hubiera hecho antes».

Pilar Barrigón.

Pilar Barrigón. / Carla Graw

«Recuerdo que el último cigarrillo lo fumé con pena. ¿Y ahora? Nada de pena. Dejarlo fue una liberación»

Pilar Barrigón

— 5 AÑOS SIN FUMAR

«En los cursos trabajamos la adicción, pero sobre todo el hábito; porque la adicción pasará, pero lo que cuesta es dejar el hábito de fumar, que asociamos a momentos concretos del día», dice Elena Rodríguez-Mazorra, la psicóloga que imparte los cursos de la AECC para dejar de fumar. El porcentaje de éxito oscila entre el 60% y el 70%. 

La experta descarga la mochila de culpa que suele acompañar a los fumadores en dos cuestiones clave. Una es el reconocimiento de los efectos negativos de su adicción: «Ellos ya saben lo malo que es el tabaco y por eso trabajamos en los efectos positivos de dejar de fumar»; la otra es la caída o la recaída cuanto estaban decididos a dejarlo: «No recaen por la adicción, sino por las dificultades para desprenderse del hábito; pero sí es importante que aprendan a diferenciar entre esa caída y una recaída», apunta. La diferencia que establece ella entre un concepto y otro es que tras la caída («un día fuman un cigarrillo»), se levantan y vuelen a intentarlo; «mientras que la recaída es cuando tras ese cigarrillo, compran un paquete de tabaco». «Una caída es normal en el proceso de dejar de fumar, raro es el que no cae. Pero deben reconocerlo y afrontarlo», explica. Y otra advertencia: «Desde que deciden dejar de fumar, lo están dejando todos los días. Incluso cuando llevan años ya sin probar un cigarrillo, también siguen dejando de fumar. No se deja ya nunca», subraya.

Un 43% de fumadores en Extremadura

Extremadura está a la cabeza del país en consumo de tabaco en los últimos 30 días. Hace años que lidera esa clasificación en la encuesta que elabora el Ministerio de Sanidad. La última se publicó el pasado mes de enero y deja constancia de que el 43% de los extremeños entre 18 y 64 años fumó a diario el último mes, diez puntos por encima de la media nacional (33%); y un 42% fumó también en el último año. La prevalencia del consumo sigue siendo mayor entre los hombres (51%) que en las mujeres (34%). Es la tendencia dominante y rebasa en ambos casos la media nacional, aunque mucho más escorada en el caso de los hombres en la región. La diferencia para ellos con la media nacional es de 14 puntos, mientras que es de seis puntos para las mujeres. La edad media de inicio del consumo de tabaco se mantiene en los 14,7 años, aunque muchos cogen a los 12 años el primer cigarrillo. «Y el tabaco sigue matando a unas 56.000 personas cada año en España, unas 150 personas al mes en Extremadura», recuerda el neumólogo Juan Antonio Riesco, al frente de la unidad de Tabaquismo del Hospital San Pedro de Alcántara. 

"No recaen por la adicción, sino por las dificultades para desprenderse del hábito"

Elena Rodríguez-Mazorra

— Psicóloga de la AECC

«Si los profesionales sanitarios nos pusiéramos con el tabaquismo tan serios como nos ponemos con el colesterol o la diabetes, los pacientes se sentirían más respaldados para dejar de fumar. No se le puede decir a alguien que quiere dejar de fumar que se consigue con fuerza de voluntad; igual que la fuerza de voluntad no cura una depresión. Hace falta ayuda profesional», incide el doctor Salguero.

Manuela Gómez decidió dejarlo después de un cáncer de mama. La decisión la tomó cuando le diagnosticaron la enfermedad, «pero no me veía con fuerzas para abordar el cáncer y dejar de fumar a la vez», reconoce. Sí se marcó el objetivo de hacerlo tras superar la enfermedad. Y lo hizo. Un viernes de feria en Cáceres, en 2018, dio su última calada. Hace casi cinco años. Sin recaídas. «No tomé el cáncer como un castigo por fumar, pero sí fui consciente ahí de lo importante que era y es la salud», reconoce. La irrupción del tabaco en su vida fue como la de tantos otros: con 12 años dio la primera calada, luego empezó a fumar ocasionalmente y tras cumplir los 17, a diario. Un paquete al día, más o menos, durante 16 años. Vivió como fumadora cómo el marco legislativo fue estrechándoles el cerco, «y me daba igual». «Entendía que se prohibiera fumar, pero yo seguía. Si tenía que salir a la calle, salía, lloviera o hiciera frío», cuenta. 

Inmaculada Fernández se propuso el pasado 16 de enero dejar de fumar. Comenzó a reducir el consumo hasta pasar de 20 a 7 a finales de marzo, pero una serie de avatares familiares agudizaron su nerviosismo y su dependencia del tabaco. «Es una excusa, pero es cierto que cuando estoy nerviosa me agarro al cigarro», asume. Hace dos semanas tenía que haber puesto ya fecha a ese último cigarrillo. «Lo llevo mal ahora mismo. Quiero dejarlo, estoy convencida, pero no quiero sufrir haciéndolo y ahora mismo sufro», cuenta. Sigue sin tomar la decisión.  

«Me encantaba fumar»

«Si yo hubiera podido estar toda la vida solo fumando cinco o seis cigarrillos, a lo mejor no lo hubiera dejado nunca», reconoce Pilar Barrigón; pero lo dejó hace casi cinco años. Lo que acabaron siendo esos cinco cigarrillos al día y luego tres en la última fase de su relación con el tabaco, eran unos meses antes un paquete y medio, unos 30 cigarrillos diarios. «Me encantaba fumar y ahora me molesta el olor a tabaco. Pensé que eso no me pasaría nunca», reconoce. La motivación la encontró en el compromiso que adquirió con su marido cuando a él le diagnosticaron un cáncer.  

Manuela Gómez.

Manuela Gómez. / Carla Graw

«Tuve un cáncer. No me lo tomé como un castigo por fumar, pero sí me hizo valorar más la salud»

Manuela Gómez.

— 4 AÑOS SIN FUMAR

Ya lo había intentado unos diez años antes con un programa del SES que le limitaba las zonas en las que podía fumar. «Con lo que ahorré en los seis primeros meses sin fumar pagué un viaje a Madrid con tres noches de hotel y entradas al parque Warner», recuerda. Pero el acicate económico no bastó para mantenerse alejada del tabaco. Sin saber muy bien cómo, volvió. «Y cuando el cáncer de mi marido remitió la primera vez, me costó tomar la decisión», asegura. Ahí fue cuando pidió ayuda y comenzó con el curso de deshabituación de la AECC y fue reduciendo el consumo, una de las pautas que va marcando la psicóloga. 

«Me quedé en tres cigarros y el 17 de octubre de 2018 me fumé el último. Recuerdo que lo apuré al máximo y con la pena en ese momento de saber que era el último. Hasta hoy», dice. ¿Y la pena? «Nada de pena. Dejarlo fue una liberación», zanja rotunda. 

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