dispositivo asistencial de cáritas diocesana para los meses de frío

El centro de emergencia de Mérida cierra tras dar alojamiento a 85 personas

El recurso contó con 20 plazas y el índice de ocupación fue del 86% frente al 76% de 2022. Un total de 25 usuarios recibieron ayuda para poder salir de su situación de exclusión social

Exterior del centro de emergencia, en la calle Suárez Somonte de Mérida.

Exterior del centro de emergencia, en la calle Suárez Somonte de Mérida. / EL PERIÓDICO

El centro de emergencia de Mérida, ubicado en la calle Suárez Somonte, cerró sus puertas el pasado 30 de abril tras acoger a 85 personas durante los meses más fríos del año. Este dispositivo de Cáritas ha procurado la atención y cuidados básicos para la reducción de daños de las personas que viven en la calle durante el periodo invernal. Cabe indicar que del total de personas que fueron atendidas en estas instalaciones, el 16% fueron mujeres. El índice de ocupación del recurso, que ha contado con 20 plazas, fue del 86% mientras que en 2022 llegó al 76%.

El objetivo del centro es que las personas «puedan encontrar un lugar donde sentirse protegidos y recuperar la dignidad que la calles les había arrebatado», y ofrecerles así «la posibilidad de comenzar un proceso desde el que se les ofrecía una oportunidad de poder salir de la situación de exclusión social en la que se encontraban», según destaca Cáritas.

La coordinadora del área de Inclusión Social de Cáritas Diocesana, Ana Belén García, informa de que en esos cinco meses, desde el centro se derivaron 25 personas a otros recursos como Centro Hermano de Badajoz, Padre Cristóbal de Mérida, C.A.T. de Plasencia y la casa de acogida Virgen de las Cruces de Don Benito. De esta forma, se les acompaña mejor en el proceso que supone salir de su situación de exclusión social.

Este ha sido el tercer año consecutivo que se ha puesto en marcha el centro en Mérida, que dispone de dormitorios, salas de descanso y televisión, sala de ordenadores, comedor y cocina. Cáritas lo considera «muy necesario», por lo que pide a las administraciones y a la clase política que «conecten con las realidades de todas las personas y que conecten con la vida de las personas en situación sin hogar». Por último, destaca la labor de los nueve voluntarios que, desde la apertura del centro en diciembre, dedicaron su tiempo a atender a estos usuarios, y agradece la colaboración del comedor social emeritense.