Opinión | Contrapunto

Intolerable

Deje el insulto, Irene Montero. Deje de esparcir odio sobre quien no piensa cómo usted, desde el lugar de representación del pueblo español, degradando de paso la institución. Pida perdón por esas repugnantes acusaciones a todos los militantes y votantes del PP. No siga en esa perversa huida hacia adelante para intentar hacernos olvidar lo inolvidable: que tiene que dimitir porque se ha equivocado estrepitosamente y su ley está beneficiando a los agresores sexuales en lugar de proteger a las víctimas.

"Señora Montero, su llanto ha mutado en grito, el victimismo en agresividad y la denuncia en odio

¡Qué desastre, señora Montero! De nada le sirve intentar ocultar tras sus lágrimas de cocodrilo su grave, gravísimo, error. Porque su llanto ha mutado en grito, el victimismo en agresividad y la denuncia en odio; demostrando que es usted el paradigma de ese nuevo término que ha acuñado, violencia política. Así, cuando le fallan los argumentos y sus razones se alejan de toda lógica, utiliza el ataque en lugar de corregir el desatino, del que, por cierto, estaba avisada. Es esa ceguera, fruto de un narcisismo exagerado, la que la lleva al insulto a jueces, a los partidos políticos que no son de su cuerda o a cualquiera que se ponga por delante. Todo vale con tal de no reconocer la equivocación.

La ultraizquierda se cree en posesión de la razón absoluta, del feminismo y de otras tantas cosas más. Esa apropiación justifica escraches, rodear el Congreso, los insultos, las barbaridades y cuanto les ha parecido para llegar donde están; solo para desinflarse cual suflé en cuanto han tenido que gobernar.

¡Un intolerable disparate, señora Montero! Nos acusa de fomentar la cultura de la violación, cuando gracias a su ley, y a su negativa a rectificar, hay violadores excarcelados o que están viendo recortada su pena. Es doblemente grave su acusación, porque no es fruto de la improvisación: la llevaba usted meditada y escrita en el papel que leía.

No utilice de escudo ese feminismo de despacho. El feminismo real es otra cosa; lo sabemos muchas, incluso sus compañeras socialistas del Gobierno. Es un trabajo constante y, entre todos, para lograr la igualdad; no es la confrontación que ustedes persiguen constantemente para excluir, radicalizar y odiar. Nos acusa de fomentar la cultura de la violación a un partido en el que no solo luchamos contra ella, sino que en él somos muchas las mujeres que militamos; muchas mujeres que desde diferentes ámbitos, con nuestra trayectoria personal y/o profesional, hemos luchado incansablemente y seguimos haciéndolo para conseguir la igualdad.

Es tan grave lo de esta ministra que no se puede permitir ni un segundo más. No puede seguir más tiempo en el cargo. Si no dimite, Sánchez debería destituirla. Dejen de perder el tiempo en cortinas de humo y trabajen en lo importante: modifiquen la ley para que ningún agresor sexual se beneficie de sus despropósitos. Las víctimas siguen esperando. 

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