Tribuna

Un futuro incierto

Felipe Criado

Felipe Criado

Un conocido me preguntó el otro día si debía abonarse al Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Me decía que había sido socio desde los años de ACB, que luego lo dejó, que ahora lleva varios años con ganas de volver. Le dije que sí, que sin dudarlo, que este año vamos a disfrutar, que hay jugadores jóvenes y con talento. Luego me preguntó si hay objetivo de ascender a medio plazo, si hay un proyecto de club, si genera confianza...

Y no le quise responder. Porque creo que el futuro del club es, como mínimo, incierto.

La causa de esta incertidumbre puede ser coyuntural: la competición se ha encarecido mucho en los últimos años, en una situación que me recuerda bastante a la burbuja que acabó explotando en 2012 llevándose por delante a muchos clubes (recordemos la funesta liga LEB Oro con 13 equipos en 2012/13). En este escenario, para un club de una ciudad pequeña sin industria y sin marcas ni empresas locales potentes es cada vez más difícil mantener la competitividad en forma de patrocinios. Tampoco está ayudando el momento de transición política, que siempre provoca retrasos en la ejecución de proyectos y pagos, cuando no su drástica reducción (como también sufrimos aquí). La aportación que hace Extremadura New Energies es loable, pero en números gruesos es claramente insuficiente para subir siquiera un peldaño. Por lo tanto, un año más tocará esperar un milagro con uno de los dos o tres presupuestos más bajos de la categoría, hasta que alguna vez la flauta no suene y ese día será, muy probablemente, el final de todo.

¿Es el aficionado quien tiene la responsabilidad de salvar el club? Pues sí, la afición es lógica y necesariamente parte del sustento y si hubiera 1500 abonados no existiría ningún problema. 

Pero también hay que entender que el aficionado medio se cansa de la mediocridad permanente, se aburre y si no se le incentiva termina dejándolo, como ya ocurrió en los últimos años de ACB y viene ocurriendo irremediablemente desde el descenso voluntario a Plata en 2013. A pesar de todo, desde entonces hubo dos momentos para revertir la tendencia: Una con el ascenso a Oro en 2015 y otra con los ‘playoffs’ en 2022, momento este último que debería haber supuesto un punto inflexión y que, incomprensiblemente y con todo el viento a favor, se tiró por la borda ante la apatía total del club en los meses siguientes. Los aficionados de siempre estaban otra vez ahí, pero el club les falló. Pasará mucho tiempo hasta que se restaure esa herida.

Siendo además un hecho que el club nunca ha sido especialmente generoso con los aficionados más fieles, hacerles pagar en la primera jornada sin ninguna concesión no parece desde luego la mejor de las ideas, como tampoco lo es fijar en 25 euros la entrada general, un precio que el simpatizante local está muy poco acostumbrados a pagar incluso por otros espectáculos culturales de igual o mayor enjundia.

Yo, y unos pocos como yo, acudiremos el viernes porque esto nos gusta demasiado. Pero lo haremos «con el colmillo retorcido’ y lamentando el más que posible coste reputacional que esta medida puede acabar provocando.

*Aficionado del Cáceres Patrimonio

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