Macondo en el retrovisor

Un anuncio para olvidar

Entiendo que ninguna de esas cosas vienen a cuento para vender chóped de pavo. Se nos ha olvidado, supongo, que al fin y al cabo es sólo un anuncio

Aracely R. Robustillo

Aracely R. Robustillo

Que hablen de mí, aunque sea mal. Es una de las máximas de cualquier publicista que se precie. Este año, cuando todos esperábamos atentos el anuncio de Campofrío, nos dimos de bruces con una versión corta de una de esas películas infumables de sobremesa sobre la Navidad. Nos aclararon pronto, sin embargo, que ‘aquello’ sólo había sido un ‘experimento’, perpetrado por la IA (Inteligencia Artificial). Aunque lo peor, vino después, cuando el jueves pasado se estrenó el de ‘verdad’, y nos dimos cuenta de que este año le falta ‘pellizquito’ y mojarse. 

Tanto es así, que se comentó mucho más en redes el cebo engañoso que ‘El anuncio de CampofrIA’, que se llama el producto final, y que cuenta, como todos los años, eso sí, con un elenco potente y, sobre todo, diverso, que es dónde se pone el acento en esta ocasión, además de en la tecnología.

José Mercé, Fofito, Carlos Areces, Malena Aterio, Gloria Ramos, Ana Morgade, David Nano Jr., los raperos Bnet y Chuty y las campeonas del mundo Alexia Putellas y Eva Navarro completaban el cartel, con los ‘resucitados’, gracias a la IA, Chiquito de la Calzada, Quique San Francisco e Eugenio. 

A la ‘entrega’ de este año le falta un ‘no sé qué’, que dirían los franceses, para cubrir la expectación generada por la calidad a la que nos tienen acostumbrados, desde hace más de una década, cuando desbancaron por derecho a los clásicos de hasta entonces: Freixenet, la Lotería o Coca-Cola.

En la memoria de todos pervive el criticado ‘Hazte extranjero’, con Chus Lampreave como protagonista. O el inolvidable ‘Fofito, el curriculum de todos’, con una presencia apabullante de ‘grandes’ de España, de los que cada vez quedan menos. 

Impactante fue el ‘Disfrute en la vida’, en el que Quique San Francisco interpretaba a la muerte, pocos meses antes de la suya propia. Y el ‘Acojonados’, con Karra Elejalde, que en 2021 tras la funesta pandemia, consiguió hacernos llorar al recordarnos la importancia de disfrutar del aquí y ahora y de los nuestros. 

El secreto del éxito de todos ellos: la capacidad de resumir en unos pocos minutos lo más destacado de las preocupaciones y los logros de otro año que se nos va, con la emoción añadida de la sensibilidad a flor de piel, típica de estas fiestas. Y, por supuesto, alejarse de las típicas imágenes de antaño con familias tradicionales de sonrisas profident, villancicos y belenes, que la IA ha osado ‘rescatar’ en un intento de confundirnos y captar nuestra atención. 

Lo cierto es que la Navidad que casi todos vivimos no siempre es de anuncio. Una discusión, por cualquier chorrada, en una casa llena, o demasiado vacía; un ‘zasca’ sin previo aviso y la consiguiente tensión en la mesa, con cruce de codazos o pisotones incluidos; o un sofocón, alimentado por el estrés de los preparativos o el retraso a la llegada de la cena, serían mucho más realistas.

Pero como esas imágenes no serían aptas para todos los gustos, la publicidad aspira, Campofrío lo ha logrado casi siempre, por encogernos el corazón con anhelos y alegrías compartidos, música que incita al nudo en la garganta y la presencia de famosos respetados y queridos.

Sin embargo, mucho me temo que de la propuesta de este año recordaremos más el adelanto de ‘chichinabo’ que los más de tres interminables minutos de después, en los que se echa de menos un poquito más de calle y de pringarse. Porque hay mensajes válidos, inteligentes y hasta entrañables, pero nos tienen acostumbrados a otro nivel. 

Personalmente he echado en falta las referencias con ‘retranca’ a temas de mayor calado: a la tensión política, más allá de una mención a un extintor; una alusión a esas guerras de las que seguimos siendo cómplices por omisión; o a la galopante inflación, en un año en el que el precio del aceite de oliva nos ha dado más disgustos que el Euribor. 

O, si verdaderamente querían darle ‘el sitio que se merece’ al fútbol femenino y celebrar su primera estrella, traer de vuelta y por la puerta grande a nuestras pantallas a Jenni Hermoso, nombrada por el ‘Financial Times’ la segunda mujer más influente de 2023 la semana pasada.

Y sí, claro, entiendo que ninguna de esas cosas vienen a cuento para vender chóped de pavo. Se nos ha olvidado, supongo, que al fin y al cabo es sólo un anuncio, por más que durante muchos años haya logrado ser mucho más y ahora, algunos nos sintamos defraudados.

*Periodista

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