Opinión | Desde el norte

¿Cuánto durará el nuevo periodismo?

Aceptamos barco como animal acuático. Esta expresión solo la recordarán algunos, seguramente ya por encima de los cuarenta, porque pertenecía a un anuncio que, como muchos de los de antaño, se nos han quedado grabados en la mente. Viene a colación del nuevo periodismo, ese que quieren que aceptemos como tal, pero que tiene algunas cosas que chirrían a quienes nos gusta de esta profesión el rigor y la seriedad y siempre hemos huido de las formas de la llamada prensa del corazón, que a mi juicio tiene poco de prensa y mucho de invención, del titular fácil en busca de lectores o televidentes.

Está claro y no lo vamos a negar que hay que adaptarse a los nuevos tiempos y la realidad, sobre todo a raíz del covid y más aún con la llegada de los nativos digitales, es que, en prensa escrita, la información a través del papel ha quedado relegada frente a la que se lee a través de las pantallas.

En algunas ciudades como Plasencia, antes todos los bares tenían su periódico para ofrecerlo al cliente y ahora son los menos. Incluso, han ido desapareciendo las tiendas de venta de periódicos y ya se cuentan con los dedos de una mano.

El móvil ha ganado la batalla y, quienes todavía leen prensa y no han quedado abducidos por las redes sociales y se malinforman a través de ellas, prefieren abrir la web de su periódico de cabecera y pasar las noticias con el dedo hasta dar con la o las que le interesan. También se lee a través del ordenador o la tablet, pero sin duda el teléfono móvil es el rey.

El problema es que ese lector con ese móvil y, sobre todo, ese gesto de ir avanzando en la pantalla, obligan a que el titular o la fotografía sean tan llamativos que le hagan pararse y darle al clic. Ese clic es el que está acabando con el periodismo de siempre para llevarnos al del todo por el clic. Siempre nos han enseñado que hay que hacer titulares que llamen la atención del lector, tanto como para que se sienta atraído a entrar en la noticia, pero ahora se libra una batalla encarnizada por las palabras clave y la posición que nos otorgará el Dios Google. El SEO, o lo que es lo mismo, Search Engine Optimization (Optimización para motores de búsqueda), es el que manda ahora.

Se trata de estrategias para que la página web o la noticia aparezca lo más arriba posible en los buscadores de internet. Si no estás en las primeras posiciones, no te leen y, sin lectores, no hay beneficios y, sin estos, adiós al medio.

Los lectores habituales seguro que han comprobado sin saberlo cómo el SEO está cambiando el tipo de informaciones, el tipo de periodismo que ofrecen ya los medios de comunicación. Titulares formulados como preguntas, que avanzan una respuesta, pero no la dan, que enumeran a los mejores en una u otra disciplina... Con todo esto, se corre el riesgo de caer en la frivolidad, en la falta de rigor o se puede dar la sensación de falta de seriedad. Si se utiliza mal, ojo.

La clave, como siempre, está en el equilibrio, hay líneas rojas y temas con los que no se puede frivolizar y quedaremos periodistas ‘puros’, más reacios a buscar el clic frente a la seriedad y otros que ya solo conocerán ese periodismo.

Ahora bien, el lector no es tonto y no se le puede engañar por mucho tiempo si lo que ofreces es inmediatez sin contrastar, la noticia fácil, sin crítica, análisis o contexto. Si no te ganas el respeto y lo mantienes, al final, acabará marchándose y, además, habrás perdido la credibilidad. No aceptemos barco ni dejemos que un mal titular estropee una noticia.

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