EXPERIENCIA DE COMUNIDAD

La vida bajo un tipi, cerca de Plasencia

Dui del Bosque decidió hace 22 años dar un cambio a su vida y construir tipis en un terreno propio para vivir en la naturaleza

Hoy es un espacio con energía solar y eólica en el que viven otras tres personas, dos burros, perros y gallinas y de forma itinerante

Inquilinos actuales de Tipilandia, cerca de Plasencia.

Inquilinos actuales de Tipilandia, cerca de Plasencia. / TONI GUDIEL

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

A pocos kilómetros de Plasencia se accede por un camino natural con algunos baches a Tipilandia. Ya a lo lejos se ven algunos tipis y una bandera atípica, blanca con símbolos rojos, la bandera de la paz, explican. Nada más entrar a la finca, su propietario, Dui del Bosque, avisa: “Todo lo que veis es fruto de vuestra imaginación, de la mía y de los que estamos aquí”.

Tipilandia es un proyecto personal de Dui, de 49 años y que lleva siendo el castañero de Plasencia desde el 2007. Explica que se hizo realidad hace 22 años porque “necesitaba un cambio en mi vida, mi mente me lo pedía”. Lo que necesitaba era estar “más en contacto con la naturaleza”.

Llegó al tipi por casualidad, porque le enseñaron a levantar uno, el tradicional, con palos de madera y una lona. Pero después, se informó y acabó construyendo algunos de construcción y para múltiples usos. Ahora tiene un tipi para las gallinas, con una puerta trasera para coger los huevos sin molestarlas; un tipi-escenario, otro con ducha y lavabo, uno más con urinario, otros para alojamiento, entre ellos el suyo propio y otro para invitados… En total, 7, a los que se suman un invernadero y un huerto.

Dui del Bosque, dentro del tipi de invitados, en Tipilandia, cerca de Plasencia.

Dui del Bosque, dentro del tipi de invitados, en Tipilandia, cerca de Plasencia. / TONI GUDIEL

En Tipilandia prima lo natural. Por eso, cuenta con placas solares para la electricidad y el agua caliente y tienen un aerogenerador para aprovechar la energía del viento. Es además, un espacio para vivir en comunidad e itinerante porque no siempre residen las mismas personas, sino que van y vienen.

Actualmente, Dui lo comparte con Iván Ugidos, de León y José Coleto y Ana María Lupu, una pareja de Madrid, pero que ha caminado 1.000 kilómetros desde Granada con dos burros para llegar a Tipilandia.

Iván, de 45 años, se define junto a Dui como “druidas del siglo XXI”. Llegó a esta comunidad para hacer un taller de danzas, una “fiesta para danzar a lo natural, sin alcohol, como mucho con cacao” y le gustó “la forma de vida, el mundo rural y los proyectos cooperativos”.

A eso se dedica, a los “proyectos rurales, el trueque, el voluntariado” y, además, siguen un calendario de trece lunas anuales que está basado en el Maya. Practican conceptos relacionados con esta antigua civilización, “con nuestros ancestros. Hacemos proyectos con gente que quiera venir a aprender el calendario y mucha meditación y control de la mente, un yoga actualizado”.

José y Ana, mil kilómetros hasta Tipilandia

En el caso de José y Ana María, tienen 23 y 18 años respectivamente y llevan en Tipilandia “desde Halloween”. Conocieron a Dui y Tipilandia por unos amigos que les hablaron de su forma de vida. Esta pareja se mueve en tipi, así que pensó que no había un lugar mejor.

Los cuatro 'vecinos' actuales de Tipilandia, cerca de Plasencia.

Los cuatro 'vecinos' actuales de Tipilandia, cerca de Plasencia. / TONI GUDIEL

José es comercial de seguros y junto a Ana tienen un blog de viajes y un canal de YouTube. Cuando se mueven, van provistos de un panel solar, móviles, cámaras, e incluso un dron y han criado a una pareja de burros que les acompañan y les ayudan con la carga.

Lo que más le gusta a José de Tipilandia es “el campo, la naturaleza y la filosofía de los tipis”. Ana destaca que es un lugar “para desconectar y aprender cosas nuevas sobre la naturaleza, la artesanía, es un espacio multicultural, en el que conectar con la gente”.

A todos aquellos que puedan pensar que son unos frikis o están locos, les dicen: “Bendita locura. Lo importante es pensar en ti mismo. Si yo estoy a gusto y soy feliz con lo que hago, pues ya está”, sentencia Ana por todos.

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