EL APUNTE

El Calerizo, a la espera de su protección

El Consejo de Ministros aprobó esta semana nuevas reservas hidrológicas en el Tajo. Del Calerizo no hay nada

Charca del Marco, en una foto de archivo, cerca de los pozos de San Jorge, de donde se puede extraer agua del Calerizo.

Charca del Marco, en una foto de archivo, cerca de los pozos de San Jorge, de donde se puede extraer agua del Calerizo. / EL PERIÓDICO

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica, declaró esta semana 67 reservas hidrológica en todo el país, de las que 16 son de la demarcación hidrográfica del Tajo. Once son nuevas reservas naturales fluviales, con un total de 152 kilómetros, hay tres que son lacustres, con 0,10 kilómetros cuadrados, y otras dos son reservas naturales subterráneas, que cuentan con una superficie de 68 kilómetros cuadrados, ambas están en la provincia de Guadalajara.

En Cáceres está la reserva de agua subterránea del acuífero del Calerizo. La misma explica la presencia de Cáceres y hasta hace dos décadas seguía abastecimiento a parte de la población. Es la alternativa que aparece en los planes de sequía para situaciones de aleta en las que no esté garantizado el suministro desde el Guadiloba. Es difícil, por no decir que sería prácticamente imposible, que se tuvieran que reutilizar los pozos que hasta hace unos años permitían el abastecimiento desde el Calerizo, sobre todo cuando dentro de un lustro ya se cuente con un nuevo trasvase desde el embalse de Alcántara. Pero que no vaya a ser necesario no es razón para no protegerlo, empezando por poner coto a los pozos ilegales.

Hasta en tres ocasiones el pleno de la corporación local ha aprobado mociones en las que se instaba a la Confederación Hidrográfica del Tajo a que se proteja el acuífero del Calerizo. La última vez fue el pasado año y en la moción se pedía a la confederación que se declarase el acuífero como masa de agua como paso previo para su protección y su conservación. Las otras dos fueron en 1992 y 2018. La justificación de la decisión de 1992 y la de 2018 es la misma, salvo la diferencia de que en la primera se citó la Ley de Aguas de 1985 y en la segunda se hizo alusión al real decreto legislativo de 2001 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Aguas. En 1992 y 2018 se buscó un acuerdo de la corporación local porque el ayuntamiento no tiene competencias para declarar un perímetro de protección de la zona del acuífero, pero sí puede solicitar a través de la Junta de Extremadura su aplicación por parte de la CHT. El motivo entonces era «la existencia de un riesgo de explotación» sin control del acuífero y evitar que por particulares se perforasen, sin control, pozos para obtener el agua del acuífero «sin control alguno». A estas dos razones se sumó una tercera en la propuesta de 2021: el acuífero «se encuentra gravemente amenazado, su caudal ha disminuido considerablemente en los últimos años y la calidad de sus aguas subterráneas se ha visto mermada».

Pero en todos los casos no ha habido una reacción efectiva por parte del órgano gestor de la cuenca. En la última contestación se ha respondido que es necesario un estudio más detallado. Hasta que este análisis o estudio se realiza, pues seguiremos como siempre:De vez en cuando, en los momentos en los que aparezca un asunto que pueda afectar al acuífero (ahora es la mina y en 1992 fue la quema de neumáticos en pozos mineros que están sobre el Calerizo), pues se aprobará una moción en el pleno en la que se instará a la Confederación Hidrográfica del Tajo, y mientras tanto pues a esperar y a ver como se protegen aguas subterráneas de otras provincias. Es lo que tiene vivir al oeste de ninguna parte. 

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