CÓDIGOS QUE TRASPASAN MURALLAS: UN PROGRAMA PILOTO HARÁ UN PATRIMONIO MÁS ACCESIBLE

Cáceres abre las ‘torres inteligentes’

La diputación y el ayuntamiento ensayan un sistema pionero de visita automatizada a la Torre del Horno. Este proyecto (QR, cámaras...) pretende aplicarse en espacios con dificultades para mantenelos abiertos

Jorge Villar y Santos Jorna, junto a una de las cámaras del bastión.

Jorge Villar y Santos Jorna, junto a una de las cámaras del bastión. / LORENZO CORDERO

Los recursos que ofrece la tecnología no tienen fin. Además de abrir el futuro, también están ayudando a abrir el pasado. Un simple código QR es capaz de permitir el paso a una torre de muros reforzados y altas almenas que antaño costaba conquistar a un ejército entero. Basta con aproximar estas claves de barras bidimensionales a un lector y la puerta se abre casi por encanto. Se trata del último sistema que se ha incorporado a uno de los bastiones que jalonan la muralla de Cáceres, en concreto la Torre del Horno, para facilitar el acceso a los visitantes sin necesidad de que haya un guía o conserje, sin horarios estrictos, pero con dispositivos de seguridad e información que garantizan que toda la visita transcurre dentro de los cauces habituales.

Se trata de un proyecto «pionero» en el que se aplican recursos tecnológicos que ya existen, si bien nunca se habían combinado para este fin: automatizar una visita a una joya patrimonial. Y así, el Horno se ha convertido en la primera ‘torre inteligente’, la primera de otras muchas, porque se concibe como un proyecto piloto que se exportará a distintos recintos, no solo en Cáceres, también en la provincia (una ermita o cualquier espacio histórico en medio del campo). Los buenos resultados parecen garantizar ya su extensión a otros monumentos. Cabe recordar que Cáceres, además, quiere seguir abriendo varias torres en la muralla. Es solo cuestión de tiempo.

Acceso a la Torre del Horno mediante un código GR y un lector de tarjetas.

Acceso a la Torre del Horno mediante un código GR y un lector de tarjetas. / LORENZO CORDERO

Este proyecto, que ayuda a reforzar el título de Cáceres como ‘Destino Turístico Inteligente’, certificado en 2021 por la Secretaría de Estado de Turismo a través de SEGGITUR, y que se une a otras iniciativas como ‘Cáceres Patrimonio Inteligente (varias acciones desarrolladas por INDRA con un importe de 1,8 millones), está siendo ejecutado por la Diputación de Cáceres en colaboración con el ayuntamiento. La institución provincial aporta 26.000 euros del programa Edusi (80% de fondos europeos) a un proyecto que la Concejalía de Turismo prueba en modo piloto en la Torre del Horno. Al ayuntamiento se le abren muchas posibilidades de aplicación. A la Diputación, infinitas. Solo hay que pensar en la gran cantidad de patrimonio que la extensa provincia cacereña tienen disperso en campos y pequeños núcleos, donde un guía presencial resulta del todo inviable.

¿Pero cómo funciona? «Ahora mismo, que conozcamos, no hay nada similar en ningún otro destino», explica el concejal de Turismo, Jorge Villar. A grandes rasgos, el viajero que acude a la Oficina de Turismo y pide visitar la Torre del Horno recibe, a través de una aplicación, un código QR que o bien se lleva en un registro impreso o bien en su propio teléfono móvil. Una vez en la entrada de la torre, lo pasa por un lector de tarjetas y la puerta se abre, permitiendo el acceso durante un periodo determinado. «Dentro de la torre hemos instalado sistemas de seguridad y de grabación a fin de que todo esté controlado. Ya trabajamos en el siguiente paso para establecer una audioguía de la historia y el contenido...», precisa Villar.

Recintos dispersos o alejados

Así, el turista podrá disfrutar de un monumento esencial sin ataduras de horarios ni de otro tipo. «Permitirá tener abiertos lugares turísticos de forma automática a través de herramientas de digitalización, por ejemplo aquellos espacios dispersos que ahora carecen de recursos que hagan viable su visita, u otros más accesibles que además podrían estar disponibles fuera del horario habitual», señala Santos Jorna, diputado responsable de Innovación de la Diputación de Cáceres. No obstante, «el proyecto no viene a sustituir los recursos que ya existen, ni mucho menos, sino a complementarlos, a cubrir los recintos y las horas que ahora no se encuentran disponibles», matiza Jorna.

En la propia capital cacereña, su aplicación está más que clara: al tratarse de una ciudadela medieval y renacentista con tantos lugares de interés, muchas veces resulta complicado tener personal para enseñar todos los rincones. Además, en estos momentos se vive una etapa crucial con la reforma de la muralla, que permitirá abrir sucesivas torres. Tras la restauración de la primera fase se ha iniciado la segunda, que pretende hacer accesibles al público otros dos baluartes: Torre Redonda (siglo XIII) y Aver (XII), perfectos modelos de cómo construyeron los árabes la fortaleza de Qazris en su origen. La tercera fase también está en trámites (3 millones del Plan de Resiliencia para el tramo desde Bujaco hasta el Horno) y quiere abrir la Torre de la Yerba (albarrana del siglo XII), así como un nuevo tramo de 5 metros de la muralla.

El mismo alcalde, Luis Salaya, dijo en octubre que el ayuntamiento estudia el acceso a 25 torres ubicadas en la muralla almohade, en palacios y casas señoriales. De ahí la importancia del sistema que se está afinando en el Horno, con la idea de exportarlo a otros bastiones, y por ende, a los monumentos de la provincia que lo necesiten. «Supone una solución clara, con unos primeros resultados muy positivos», indica Jorge Villar.

Santos Jorna valora este conjunto de cámaras, audioguías, códigos bidimensionales y otros recursos, que abren literalmente la puerta a espacios que se han mantenido muy restringidos. «La digitalización nos permitirá aprovechar el auge del turismo, fomentarlo, ofrecer al visitante más contenidos en la provincia y por tanto ampliar su estancia, sus pernoctaciones». Porque el turismo constituye además una de las principales herramientas contra la despoblación. «Hablamos de una tecnología que te permite conocer cualquier lugar los 365 días del año sin necesidad de ajustarte a unos horarios o a la disponibilidad de un guía muchas veces inviable. Y todo ello con unas medidas de seguridad que garantizan su buen uso», destaca el diputado.

Y es que la tecnología aplicada al turismo no solo facilita las visitas, también ofrece garantías de la calidad de un destino, se ha convertido en un sello que avala sus buenas prácticas. Así ocurrió cuando Cáceres salió de la pandemia. Las cámaras y otras aplicaciones «nos permitieron demostrar de manera rápida que no éramos una ciudad saturada y recuperar el camino perdido antes que otros lugares. Aquello resultó fundamental en un momento clave», recuerda el edil. 

Suscríbete para seguir leyendo