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Fidel Valle y Felisa Rodríguez: más que merecido homenaje de la Cofradía de la Montaña

La hermandad rinde tributo al peluquero y árbitro de fútbol y a la cantaora de la patrona

Felisa Rodríguez, cantaora, voz de las procesiones de la Montaña.

Felisa Rodríguez, cantaora, voz de las procesiones de la Montaña. / Lorenzo Cordero

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Aunque nació en Jerte un 28 de enero se considera cacerereño por los cuatro costados. Su padre, peluquero, murió cuando Fidel Valle Rico era todavía un niño. La familia quedó con una madre, luchadora y sacrificada, que gracias a sus labores de bordado logró sacar adelante a sus cinco hijos. Solo dos años duraron los estudios en una escuela de la calle Sierpes.

Fidel Valle, peluquero y árbitro de fútbol.

Fidel Valle, peluquero y árbitro de fútbol. / Lorenzo Cordero

Aunque a los 9 se puso a trabajar, en su infancia no faltaron los juegos en Santa Clara. Niño de la posguerra, aprendió su primer y más largo oficio movido por la pasión. Los oficiales de peluquería que dejó su padre tras la muerte, le enseñaron a manejarse con la tijera. Al principio solo miraba o pasaba el cepillo para que le dieran una propina. Muy pronto aquella barbería de la calle Paneras (que su padre compró al maestro Muñiz) se convertiría en una de las más conocidas de todo Cáceres, tanto que por ella pasaron rostros famosos como El Cordobés, Camacho o Escalada.

Pero además, Fidel Valle compatibilizó esta tarea vendiendo pescado por las mañanas en el Mercado del Foro de los Balbos y por la noche en el bar de Garci, portero del Cacereño en los años 40. Una lesión infantil en el tendón de Aquiles le impidió desarrollar su faceta como jugador. Sin embargo, un larga amistad con Julio Marra Delgado le animó a ingresar en 1956 en el Colegio de Árbitros. Salió 36 veces de la región para pitar partidos de Primera División. Hoy, en el Gran Teatro de Cáceres la Cofradía de la Montaña le ha rendido un homenaje durante el acto del pregón del profesor Ismael López Martín por su devoción a la patrona.

Felisa, la cantaora

Lo mismo ha hecho con Felisa Rodríguez, hija de Vicente, dueño de una tienda de ultramarinos en el Torreón de Cáceres, y Antonia, y nieta del señor Francisco, que tuvo una pensión en la calle Carrera, a los pies de San Francisco, donde cada Feria de Mayo se hospedaba la trapecista Pinito del Oro. Felisa vivíó en Busquet en el seno de una familia de seis hermanos. Apenas una niña, debutó con 'Capote de grana y oro' en Radio Cáceres, emisora que emitía un programa que cosechó gran fama: ‘Erase que se era’.

Felisa se casó con Ángel Fatela, y ha tenido cinco hijos. Famosa por cantar cada procesión a la Cacereña Bonita, su voz portentosa ha sido históricamente la banda sonora de los desfiles procesionales de la Reina de Cáceres. El Gran Teatro se ha puesto en pie por ella y por Fidel Valle. Más que merecido. 

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