el blog del cronista

Las Trescientas

El 30 de junio de 1964, se presenta el proyecto de construcción de un barrio destinado a dar cobijo a «familias de clase modesta que actualmente viven en chabolas o en viviendas indecorosas sin condiciones de habitabilidad suficientes», según señala el encargado de redactar este proyecto, el conocido arquitecto Tomas Civantos Hernández

Una imagen de archivo de la barriada cacereña de Las Trescientas.

Una imagen de archivo de la barriada cacereña de Las Trescientas. / EL PERIÓDICO

Fernando Jiménez Berrocal

Fernando Jiménez Berrocal

En mayo de 1986 fui encargado por la Universidad Popular de Cáceres para hacerme cargo de una pequeña y abandonada biblioteca que se encontraba situada en la Plaza de la Fe, en el corazón de uno de los barrios más señeros de la capital cacereña, Las Trescientas. En este barrio pasé muchas horas durante un par de años, durante los cuales me dediqué a tratar de abrir aquella biblioteca como lugar al servicio de los vecinos, especialmente de la gente joven, la más necesitada de integrar en un proceso de cultura comunitaria que no resultaba nada fácil, teniendo en cuenta el descrédito que planeaba sobre este barrio en un periodo donde lacras como la droga y todo el mundo de transgresión que arrastraba consigo se habían convertido en seña de identidad de ciertas zonas de la ciudad.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300. / EL PERIÓDICO

Mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme con unos jóvenes que el único problema que tenían era su origen humilde y la falta de formación laboral y académica. Por lo demás tenían las mismas inquietudes que los chicos de otros barrios menos conflictivos de la ciudad; les gustaba la fotografía, el cine, la música, algunos eran verdaderos artistas del dibujo o el cómic y en muchos casos estaban deseosos de cambiar el destino que desgraciadamente les había condenado a la marginalidad. Pasado el tiempo muchos de ellos cambiaron de vida y ocupación a través de su integración en cursos de capacitación académica, actividades culturales de todo tipo o escuelas- taller, que les proporcionaron nuevos retos e ilusiones. Muchos de ellos, hoy, siguen siendo grandes amigos a los que siempre les estaré agradecido por lo mucho que me enseñaron.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300. / EL PERIÓDICO

Los años pasados en un barrio que no solo tenía biblioteca, cosa extraña en aquellos momentos y en aquel lugar, sino también una serie de servicios de los que se carecían en la mayor parte de los barrios cacereños, pues en Las Trescientas había farmacia, colegio público, casas para los maestros, plazas y calles peatonales, fuente ornamental, amplias zonas ajardinadas, pastelería, comercios, bar, … una serie de servicios que lo convertían en un núcleo residencial de cierta calidad con respecto a otras zonas de la capital, también me sirvieron para informarme sobre sus orígenes y su evolución como barriada diferente y alternativa al diseño urbano cacereño tradicional. Sus casas de dos plantas, con patio, envueltas en un paisaje acogedor donde los vecinos se conocían y vivían en un estado de cordialidad solidaria que poco tenía que ver con el mantra de barrio conflictivo, me permitieron acercarme a su historia cotidiana y a la de muchos de sus habitantes.

El 3 de julio de 1969 se recepcionan las obras del nuevo barrio de Las Trescientas

La historia intima y personal de las Trescientas se inicia cuando un 19 de Mayo de 1.961 la Obra Sindical del Hogar y de Arquitectura, dependiente del sindicato vertical, se dirige al Ayuntamiento de Cáceres para informarle sobre la construcción de un grupo de 300 viviendas de «Tipo Social», que se ejecutaran en una parte de la denominada dehesa de los Caballos, situada al sur de la ciudad , muy cerca de otro barrio en expansión, Llopis Iborra.

Se solicita al ayuntamiento cacereño que se haga cargo de los gastos de urbanización que incluye los servicios de agua, alcantarillado, red de energía eléctrica y alumbrado público y de las calles, vías y aceras. Por fin, el 30 de junio de 1964, se presenta el proyecto de construcción de un barrio destinado a dar cobijo a «familias de clase modesta que actualmente viven en chabolas o en viviendas indecorosas sin condiciones de habitabilidad suficientes», según señala el encargado de redactar este proyecto, el conocido arquitecto Tomas Civantos Hernández.

Había farmacia, colegio público, casas para los maestros y pastelería

Este acreditado arquitecto cacereño, presenta planos y memoria donde hace una descripción detallada de las características que debe tener este grupo de viviendas. Con la denominación de albergues, se proyectan 270 casas de tres dormitorios, 30 de cuatro dormitorios, un grupo escolar con 4 grados y dos casas para los maestros de la escuela. Todas las viviendas disponen de dos plantas, la inferior para estancia y la superior para dormitorios. Sus muros se construyen de bloques de hormigón y las cubiertas son de placas onduladas de amianto- cemento. También se contempla la construcción de zonas ajardinadas, 60 bancos públicos «para descanso y esparcimiento de los vecinos» , dos plazas con soportales donde se instalaran locales para tiendas, alumbrado público eficiente, así como bocas tanto para riego como para incendios. Todo ello valorado en 59.916.660 de pesetas. Un proyecto creado según las normas de las denominadas Unidades Vecinales de Absorción (U.V.A.), que tenían como fin último convertirse en barrios transitorios, como intervenciones de emergencia destinadas a erradicar el chabolismo. Aunque en el caso de las Trescientas acabaría por convertirse en un barrio definitivo, de viviendas higiénicas y confortables, construidas de manera racional y estética peculiar.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300.

Plano del proyecto de urbanización de la barriada cacereña de Las 300. / EL PERIÓDICO

El 3 de julio de 1969 se recepcionan las obras del nuevo barrio de las Trescientas Viviendas y comienza su ocupación por parte de familias necesitadas de una morada digna. Familias humildes y trabajadoras que pueden acceder a un barrio agradable y placentero donde crear su propio espacio para la vida. Desde entonces Las Trescientas forman parte del paisaje urbano cacereño, habiéndose convertido en un barrio diferente, de viviendas unifamiliares que actualmente se encuentran perfectamente integradas en un entorno de nuevos barrios  que han servido para despojar a las Trescientas, para bien, de parte de su pasado y de su imaginaria reputación  como zona marginal de la ciudad.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecer a la buena gente de Las Trescientas el trato recibido durante mis años de trabajo en el barrio y también agradecer a Jorge Civantos, hijo del arquitecto que diseño la barrida, por su generosa aportación documental para poder escribir esta crónica sobre Cáceres y su desarrollo urbano. 

 * Cronista Oficial de Cáceres.

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