La crónica de la jornada

Cristo Negro y Esperanza, sin bula para procesionar en Cáceres

La inestabilidad meteorológica impide la salida de las cofradías de Miércoles Santo, tras un día de lluvia y viento

Los Ramos celebra en el templo el 75 aniversario de su Virgen, y Santa María acoge un acto muy emotivo

Imagen del Cristo Negro, ante el numeroso público que entró al besapié.

Imagen del Cristo Negro, ante el numeroso público que entró al besapié. / CARLOS GIL

Este Miércoles Santo ha sido otro día de angustia cofrade. Con los parques cerrados desde primeras horas de la mañana por temporal, rachas de viento de 71 km/h y casi 40 litros de agua, nadie garantizaba la salida del Cristo Negro en la medianoche. La fortuna siempre ha jugado a favor del Santo Crucifijo de Santa María de Jesús: desde su refundación hace 37 años, únicamente ha dejado de procesionar una sola vez por la lluvia. O cesaba el agua antes de su salida, o comenzaba después de su entrada. Por eso, centenares de personas han vuelto a llenar ayer el recorrido, confiando en la providencia. Pero esta vez no ha podido ser.

Ya lo había advertido el mayordomo, Alonso Corrales, a media mañana: «El Cristo Negro solo se ha quedado en la concatedral una vez en todos estos años. Por tanto, los ánimos que tenemos son buenos, seguimos preparando todo para salir. Pero nosotros no podemos forzar lo que ocurra, y si algo está claro es que la talla no se debe mojar de ninguna manera, ni tampoco saldrá con protección desde el principio. No habrá prórroga. A las doce salimos, o no salimos».

En Santa María, tras la suspensión.

En Santa María, tras la suspensión. / CARLOS GIL

Las últimas deliberaciones del cabildo de gobierno han hecho prevalecer la prudencia, y el Santo Crucifijo no ha traspasado el umbral. Sin embargo, consciente de la devoción que despierta, y de la gente que esperaba afuera, la cofradía, previo permiso del cabildo catedralicio, ha realizado un acto abierto en el interior de Santa María: una procesión claustral similar a la que la hermandad celebra cada 14 de septiembre, con motivo de la Exaltación de la Santa cruz, con un solo turno de carga. Posteriormente se inició un largo besapié al Cristo Negro.

El público aguardó con paraguas a la espera del inicio.

El público aguardó con paraguas a la espera del inicio. / CARLOS GIL

El color de su madera, traída de África, y su detallada anatomía, han multiplicado la devoción y la curiosidad a partes iguales. La talla estaba ornamentada con la hiedra recogida por la mañana en los Siete Jardines, su centro de iris y su imprescindible clavel rojo en el centro, siempre en recuerdo de aquel primer jefe de paso que fue Román Corrales. A su lado, los 59 cofrades titulares, un número siempre cerrado, portando los hachones que iluminaban los rostros, los muros y hasta las emociones.

Los Ramos, en casa

Posiblemente, la cofradía de los Ramos nunca había tenido tantas ganas de procesionar como este año, al cumplirse el 75 aniversario de la llegada de la Virgen de la Esperanza. Se había previsto una bendición papal en la plaza de San Juan, un recorrido muy especial con distintos actos, y hasta se había coronado la ojiva de la entrada al templo con un bello arco de palmas y flores. Sin embargo, la junta de gobierno no estaba dispuesta a arriesgar una talla del siglo XVII (Cristo de la Buena Muerte) y una imagen mariana bajo palio de terciopelo verde, pero tampoco los instrumentos de las bandas, la integridad de los niños, la salud del resto de los hermanos...

Su procesión del Miércoles Santo, la más emblemática de los Ramos, con sus dos imágenes titulares, tampoco ha podido ser. La decisión se adoptó antes incluso de la hora de salida, programada a las 21.00 desde San Juan. Las predicciones meteorológicas, en plena alerta amarilla, lo hicieron imposible. Un contratiempo para esta hermandad, que ya tuvo que dejar en el templo a Jesús del Perdón el Martes Santo por el mismo motivo.

Los actos previstos se desarrollaron en el interior de San Juan, presididos por el obispo, monseñor Jesús Pulido, y con numerosos hermanos y devotos de la Esperanza, una imagen que despierta una honda veneración en Cáceres desde su llegada en los años cuarenta. La presidenta extremeña, María Guardiola, acudió al templo. También el alcalde Cáceres, Rafael Mateos, y el Subdelegado del Gobierno, José Antonio García.

Mensaje del Vaticano

El mayordomo, Luis Manuel Rodríguez Parra, agradeció la asistencia masiva y lanzó vivas a las imágenes titulares. El párroco de San Juan, Ceferino de las Heras (Palma de Honor de los Ramos 2024), leyó la bendición papal, enviada por Francisco desde Roma a través de su nuncio en España: «El Santo Padre les anima a mantener en su corazones el inmenso amor y el dolor presente en el corazón de la bienaventurada Virgen María, a fin de estar cada vez más unidos a ella».

Tampoco faltaron saetas sobre la imagen mariana, ni las palabras que iban a dedicarle en la calle distintos grupos vinculados a la cofradía como los vicencianos, Hakuna y la comunidad neocatecumenal. La escolta de la Policía Nacional, hermana de honor de la Esperanza, arropó el acto.

La soprano cacereña Ana Peromingo, junto con la Agrupación Músico Cultural de Bienvenida, dedicó a la Virgen el Ave María de Caccini, mientras las luces del templo se apagaban y solo las velas de su candelería iluminaban la talla, que llevaba para la ocasión numerosos elementos simbólicos como la medalla de oro de San Vicente de Paúl (la primera que concede la orden vicenciana a nivel nacional); la medalla regalada por la Hospitalidad de Lourdes; la medalla de la Policía Nacional; las bellotas de oro y un broche de la mecenas Mercedes Calles; otro broche obsequio de Rubén Mayordomo (pregonero este año de la Esperanza); y la nueva Cruz de Rayo regalada por su camarera, Sandra García, y su jefe de paso, Antonio Bazo.

Por su parte, el Cristo de la Buena Muerte recuperó su tradicional monte de claveles rojos e incorporó hiedra e iris en homenaje al Cristo Negro, por el reciente hermanamiento.

Con esta son ya tres las procesiones suspendidas en la capital cacereña por la lluvia, tras el Perdón y el Despojado. Las previsiones para el Jueves Santo son aciagas, pero siempre hay que esperar...