ENTREVISTA | Miguel Ángel González PÁRROCO

De Aldea Moret a Roma: «Parece que el Papa habla para nuestro barrio»

A sus 74 años, 30 de ellos en la parroquia de San Eugenio, ha sido uno de los tres sacerdotes españoles elegidos para el encuentro internacional del Sínodo Universal: «Sueño con una Iglesia sin barreras ni frenos, que ayude a integrar y a escuchar»

Miguel Ángel González lleva tres décadas en la parroquia de Aldea Moret, y ahora también atiende Salorino.

Miguel Ángel González lleva tres décadas en la parroquia de Aldea Moret, y ahora también atiende Salorino. / CARLOS GIL

Nació el 4 de enero de 1952 en la estación de tren de Espeluy (Jaén), preludio de una vida inquieta por su vocación de servicio a los demás. Su padre, ferroviario, fue destinado a Extremadura como inspector de intervención en Cáceres, donde se quedaría definitivamente la familia. Por entonces, Miguel Ángel González Saiz tenía 8 años y ya llevaba varios jugando a decir misa con sus hermanos, él como sacerdote, los demás de monaguillos. Tras ordenarse y cubrir varios destinos en poblaciones rurales, llegó hace décadas a Aldea Moret, una labor nada fácil. Hoy, a sus 74 años, ha sido elegido por la Conferencia Episcopal como uno de los 3 sacerdotes que representarán a España en el encuentro de 300 párrocos del mundo en Roma, dentro del Sínodo. 

¿Y de dónde le vino la vocación tan niño? ¿Algún referente familiar? 

No, qué va. No hubo influencia directa de nadie, salvo que mis padres han sido siempre religiosos y practicantes. Nunca tuve ninguna duda de que quería ser cura, de hecho entré con 11 años en el Seminario Menor de Coria y luego en el Mayor de Cáceres.

Y prometía... Puso en marcha el Junior para la Diócesis de Coria-Cáceres siendo todavía seminarista... 

Sí, el Movimiento Junior y Acción Católica. Luego estuve en la parroquia de Sierra de Fuentes haciendo prácticas con Francisco Neila, y ya como párroco en Herreruela, Cedillo, Herrera y, en la actualidad, Aldea Moret y Salorino.

¿Cuántos años lleva en Aldea Moret? Debe ser histórico... 

Llevo 30 años, sí, posiblemente de los sacerdotes que más años han permanecido en la parroquia.

Hablamos de una barriada donde conviven muy distintos perfiles...

De gente maravillosa que lleva allí toda su vida, gente acogedora, encantadora, amable... Pero la creación en los años 90 de viviendas sociales para más de 700 familias con unas carencias importantes, puso en crisis al barrio, complicó su estabilidad y su convivencia. Aunque no gusten estas palabras, la situación social y étnica de mucha gente es de pobreza y marginalidad por los niveles de personas subsidiadas, sin empleo, con dificultades para llegar a fin de mes. No es un barrio diferente a otros, no hay más violencia, simplemente hay carencias que crean una problemática que hace incómoda la convivencia.

¿Nunca ha pedido un cambio?

No, ni me han propuesto cambiar, ni he tenido nunca el planteamiento de irme. Es una parroquia que necesita tiempo para poder entenderla.

Y de Aldea Moret... a Roma ¿Cómo le comunicaron la noticia?

El 11 de marzo recibí una llamada de la Conferencia Episcopal para preguntarme si estaba dispuesto a ir a Roma, al encuentro internacional de párrocos, para preparar el Sínodo Universal de la Iglesia. Yo lógicamente respondí que iría encantado de la vida. Es un ‘regalazo’ formar parte del primer encuentro de este tipo que organiza la Iglesia a nivel mundial, es un ‘regalazo’ no solo para mí, sino por el hecho de que hayan pensado en alguien de nuestra diócesis, humilde, pequeña, en una zona fronteriza... Nos llena de orgullo.

Se va a final de abril. ¿Qué va a meter en la maleta?

Aparte de los nervios, mucha ilusión. Desde que el obispo, don Jesús Pulido, lo hizo público en la Misa Crismal del Miércoles Santo, lo único que estoy viviendo son experiencias sumamente gratificantes, con llamadas y WhatsApp todo el día. La gente me para por la calle para preguntarme si soy el sacerdote que se va a Roma, en la parroquia de Aldea Moret están como locos y en Salorino, igual. Están emocionados por ser un sacerdote de aquí, de Cáceres, y además de dos parroquias de barrio y de pueblo. Solo con verles las caras y la satisfacción, yo mismo me emociono. Me dicen que voy a representar a todos y me pongo nervioso. Parece increíble esta vivencia.

¿Por qué cree que la Conferencia Episcopal le eligió entre tantos párrocos españoles?

Cuando se trabajó el Sínodo en octubre del 2023 en Roma, el informe de síntesis de la primera sesión señalaba que se deberían desarrollar modalidades para que hubiese más participación de diáconos, presbíteros y obispos, por ello, antes de la segunda sesión, el próximo octubre, se celebrará este encuentro internacional ‘Párrocos para el Sínodo’, del 28 de abril al 2 mayo. A la Conferencia Episcopal Española le correspondían 3 plazas, y pidió a las diócesis que propusieran candidatos que hubieran trabajado el proceso sinodal, y que existiera una combinación de parroquias urbanas, rurales, de la periferia… Nuestro obispo, don Jesús Pulido, creyó oportuno proponerme por mi trabajo en el Sínodo. Estoy muy agradecido. Iremos de todo el mundo, de la Iglesia Occidental y Oriental. Va a ser un gozo enorme.

Una gran responsabilidad… ¿Qué tratará de transmitir en Roma?

Tendremos una parte de formación y otra donde podremos dar nuestras opiniones sobre cómo estamos viendo el proceso sinodal. Quieren escuchar y valorar la experiencia que vivimos en nuestras iglesias locales, que los participantes digan lo que la gente habla y piensa, cómo se sienten, cómo sueñan la Iglesia…

¿Y usted cómo sueña la Iglesia?

Me gustaría una Iglesia sin barreras ni frenos, que ayude a integrar, a entenderse y a escucharse, porque ahora, en general, estamos viviendo un auténtico desastre de polarización. Aunque el Sínodo es un proceso antiguo, ha permitido abrir un periodo impresionante, ante una Iglesia que quiere sentarse, escuchar y caminar todos juntos, desde los que tienen cargos de responsabilidad hasta los que no los tienen, de todos los continentes. Una Iglesia que se sienta familia, acogedora. Una Iglesia plural, con diversas opiniones, pero en la que podamos compartir, querernos y entendernos. Esa es la Iglesia que yo sueño, y que ya soñó el Concilio Vaticano II, porque lo que está haciendo el Papa Francisco es poner en práctica esa Iglesia donde todo somos iguales. Todos nos hemos bautizado, y eso nos da la misma dignidad y hondura.

Tendrán un encuentro con el papa Francisco. ¿Qué le dirá si tiene la oportunidad? 

Cuando habla el Papa, miras a Aldea Moret y piensas que está hablando para nosotros. Le diría que resista hasta que termine el Sínodo, porque sé que hay sectores que se oponen, pero necesitamos este nuevo renacer del Vaticano II, necesitamos que él nos ayude a terminar este camino que ha iniciado, para que no haya una marcha atrás.