El día después del derrumbe

Cinco familias sin poder volver a casa en Nuevo Cáceres: "Sonó como una bomba"

De los 20 pisos, cinco están desalojados tras el desplome de la fachada lateral

Técnicos municipales esta mañana en el edificio.

Técnicos municipales esta mañana en el edificio. / Jorge Valiente

El edificio de la calle Évora, en la barriada de Nuevo Cáceres, se terminó de construir en 2004. De cinco plantas y 20 pisos, cinco de ellos están precintados y se recomienda a los vecinos que no vuelvan a sus casas. Podrían hacerlo, pero con parte de las habitaciones también precintadas por motivos de seguridad hasta que las obras de reparación no se efectúen, algo que los técnicos calculan que podría alargarse durante dos meses.

Fue tremendo el gran susto el que se llevaron ayer tarde los residentes cuando vieron cómo la fachada lateral de su inmueble se venía abajo. Los hechos tuvieron lugar hacia las 20.15 horas, según confirmaron a este diario fuentes del ayuntamiento. Una dotación de bomberos del Sepei y agentes de la Policía Local acordonaron la zona-

La caída de los cascotes no produjo daños personales, puesto que gran parte se vino abajo sobre una parcela vallada que todavía no está edificada, aunque en ocasiones es frecuentada por personas con mascotas, según apuntaron los vecinos. También en los soportales del edificio suelen reunirse jóvenes, pero en el momento del incidente no se encontraba nadie en el lugar por lo que se ha evitado una desgracia mayor.

La causa del desplome se desconoce, pero todo parece apuntar a que las lluvias caídas en los últimos días han podido interferir en la adhesión del revestimiento de ladrillo y cemento que se ha caído, tal como confirmó el concejal de Seguridad Ciudadana, Pedro Muriel, desplazado hasta el lugar de los hechos. El propio edil apuntó esta mañana que la humedad acumulada ha terminado por derribar el lateral.

Algunos vecinos, preguntados por este periódico, dijeron que no es la primera vez que el inmueble presenta problemas, y que con anterioridad habían aparecido grietas. Javier de la Montaña, que reside en el primer piso junto a su esposa, contó que en el momento en el que se produjo el desplome no se encontraba en el interior de su domicilio. «Cuando hemos llegado, el perro estaba ladrando en una esquina y muy asustado», indicó. Añadió que en su piso «hay mucha humedad, sobre todo en el cuarto de baño».

Otro vecino apuntó que de su construcción se encargó la empresa Caesa «y ya ha desaparecido». Ahora temen que nadie se haga cargo de la reparación«porque la comunidad de vecinos tiene un seguro que probablemente no cubra este tipo de reparaciones por su elevado coste». Los vecinos, nerviosos y presos de la alarma en algunos casos, entraron en el interior de sus pisos para recoger enseres personales básicos y a sus mascotas. «Nos han dicho que si queríamos irnos podíamos entrar de nuevo para sacar ropa y más cosas», señaló De la Montaña.

Antonio Jiménez, otro residente, estaba trabajando en el ordenador mientras ocurría el trágico suceso: «Primero he oído como caían unas piedras, luego ya ha caído el resto. Ha sonado un estruendo brutal, ha vibrado el edificio entero. Lo más importante es que no ha pasado nada porque justo en esa zona suele haber niños jugando o jóvenes fumando». 

Para los vecinos que desalojaron el edificio de forma voluntaria, el Ayuntamiento de Cáceres puso a su disposición los recursos necesarios.Los más afectados fueron los que viven en la letra D (todos ellos abandonaron sus hogares).

En uno de los locales comerciales del inmueble hay un supermercado Tambo. Cuando se derrumbó el lateral, aún había empleados en el interior, que aseguran: "Sonó como una bomba".

Por otra parte, Domingo Navarro, que reside en el primer piso y ha podido continuar en su vivienda, dice que “ya había una grieta desde hace varios meses que ha ido creciendo con el paso del tiempo, eso ha podido ser el causante de que entrase agua por el espacio y se produjese el derrumbe”.