Catovi que te vi

El emporio de Nati, imbatible en Cáceres

En la calle San Pedro cierra Zapatonee y La Currita. Menos mal que siempre nos quedará Nati, la tienda que fundaron en 1948 Félix y Natividad cuando llegaron a Cáceres procedentes de Burgos 

Modas Nati.

Modas Nati. / MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Diego Mostazo Sierra y Antonia Giraldo Domínguez eran de Malpartida de Cáceres, municipio en el que aún conservan un montón de familia. El padre de Diego se llamaba Francisco y el de Antonia, José. Diego trabajaba en la fábrica de corcho que estaba por Alcoresa. Allí raspaba el corcho, que previamente se recogía en camiones cuando la mercancía llegaba a la estación de trenes. Una vez en la fábrica, se descargaba, se metía en la caldera, luego se sacaba, se seleccionaba... Pero Diego también segaba y cosechaba la tierra porque tenían ocho hijos (Inés, Nieves, José, Isabel, Pilar, Juan, Gabriel, y Paco y José) y había que darles de comer a todos.

Al principio Diego y Antonia vivían en Malpartida, pero en los años 20, como tantos, se trasladaron a la capital en busca de un futuro mejor. Los hijos de Diego empezaron pronto a trabajar para ganarse la vida. Un buen día aparecieron por el barrio Antonio y Serafín, dos empresarios de Salamanca que llegaron a la ciudad para instalar un negocio de menudos de los cerdos, que les funcionaba muy bien en su tierra. Preguntaron a Catalina, la Pinocha, si sabía de dos jóvenes formales que pudieran ayudarlos a extender su empresa en Cáceres. Catalina les dio referencias de los Mostazo y así fue como Juan y Gabriel, con tan solo 16 y 17 años, comenzaron en la venta de los embutidos.

Los hermanos Juan y Gabriel, con tan solo 16 y 17 años fundaron Mostazo, un negocio de embutidos referente

Tanto éxito tuvieron que don Valeriano, un industrial muy grande y conocido que tenía tiendas por todos sitios, les ofreció años más tarde la posibilidad de que se trasladasen a un local que tenía disponible en la calle San Pedro, donde se puso a trabajar toda la familia, que era como una piña. La tienda, preciosa, estaba en un entorno privilegiado: cerca del catastro, de Los Cabezones, que era un comercio de alimentación, de la charcutería de Antonio Pérez, de la tienda de muebles de Cordero o de la pastelería de don Valentín Acha.

Zapatonee.

Zapatonee. / MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

Eran los años en que en Cáceres se selló un boleto de 14 en las quinielas y se puso de moda una coplilla en toda la ciudad que decía así: «Filiberto, Filiberto el limpiabotas, se dejó del brillo y el betún. Rellenó, rellenó por una apuesta, un boleto al buen tun tun. Acertó, acertó los 14, sin saber por qué, y para, para celebrarlo, a Madrid, a Madrid se fue...».

La Currita.

La Currita. / MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

San Pedro es la antesala de Pintores y marca el comienzo de la que históricamente ha sido el área comercial de Cáceres. Ay, San Pedro, donde ahora Zapatonee echa el cierre y La Currita (allí estuvo Regalos Pirámides) también anuncia su marcha. Menos mal que siempre nos quedará Confecciones Nati, en el número 11 de esa vía, espacio que ocupa desde 1948. Confiere a la calle todo el sabor de los felices 70. Sus letras rojas y su zaguán serían el escenario perfecto para un ‘Cuéntame’ cacereño. Fueron Félix y Natividad, que dio nombre al establecimiento, quienes llegados de Burgos empezaron desde cero. Luego siguieron Cristina y Casimiro, y ahora continúa una tercera generación que está al pie del cañón y que tiene soluciones para todo: que si llueve, abrigos, que si hace calor, chanclas para ir a la piscina de la Ciudad Deportiva. Nati, un emporio imbatible que nos reconcilia con la impotencia de ver tanta liquidación por cierre. 

Suscríbete para seguir leyendo