La última voceadora

La ‘influencer’ de El Periódico Extremadura

La simbólica estatua de Leoncia Gómez Galán, que fue erigida para conmemorar el 75 aniversario de El Periódico Extremadura, cumple 24 años de ‘selfis’ y muestras de cariño de los ciudadanos en la céntrica plaza de San Juan. Transcurridas casi dos décadas y media, se ha convertido en un auténtico cuadro de la ciudad de Cáceres y en una parte fundamental del imaginario urbano

Leoncia Gómez trabajó medio siglo como asistenta en casa del abogado Felipe Álvarez de Uríbarri, en la imagen posa con vecinos del barrio Busquet.

Leoncia Gómez trabajó medio siglo como asistenta en casa del abogado Felipe Álvarez de Uríbarri, en la imagen posa con vecinos del barrio Busquet. / EL PERIÓDICO

La estatua fue colocada en la cacereña plaza de San Juan, en agosto de 1999, como homenaje a la última voceadora de periódicos de la comunidad autónoma, gracias a la Diputación de Cáceres y a la Caja de Extremadura. Sin pedestal, a ras de suelo, muestra sonriente un ejemplar de El Periódico Extremadura, que tantas veces vendiera, casi en el mismo lugar donde se encuentra. Existe otra estatua de ‘Leoncia’ a la entrada de El Periódico Extremadura, aunque no en bronce, sino en resina epoxi. En su mano exhibe una publicación con la portada del primer ejemplar a color. Leoncia muestra una sonrisa y tiene un especial realismo, que la convierte en una protectora ‘abuela’ (como popularmente la conocen).

La estatua fue realizada por el profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco de la institución provincial cacereña, José Antonio Calderón. Ahora ha visto cómo una creación suya ha dejado de serlo para convertirse en patrimonio de todos. Los novios se hacen fotos con Leoncia, los turistas, los recién casados, los niños cuando hacen la comunión, la gente queda en la estatua como referencia espacial… «Es increíble cómo una obra ha conseguido sumergirse tanto en el tejido social de una ciudad. He llegado a ver a un invidente hacerse una foto con la estatua», explicó Calderón. Además tiene otras esculturas, entre ellas la famosa ‘Cabra’ de Malpartida de Cáceres o El Brocense, del Complejo Cultural San Francisco, pero Leoncia posee para él un significado mágico. La hizo con sólo dos fotografías de referencia, una con 16 años y otra con 70. Elaboró un estudio en profundidad de sus detalles anatómicos y le confirió esa cara de ‘buena gente’ que transmite a la gente.

Y ello fue posible por la madre de Victoria Caro, trabajadora de este diario, y esposa de Paco Caro, veterano trabajador de su taller. Con Leoncia Gómez tenía una gran amistad y conocía muchos detalles físicos. Cuando vio la estatura en el taller de Calderón se echó a llorar, por el realismo que tenía la creación.

La estatua fue llevada a cabo por José Antonio Calderón, profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco de la Diputación de Cáceres. «Es increíble cómo ésta obra se ha sumergido en la ciudad», dijo el autor.

La estatua fue llevada a cabo por José Antonio Calderón, profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco de la Diputación de Cáceres. «Es increíble cómo ésta obra se ha sumergido en la ciudad», dijo el autor. / EL PERIÓDICO

La cercanía de Leoncia con el público también la ha convertido en objetivo de los vándalos en distintas ocasiones. Asimismo, se localiza situada de manera que siempre está mirando al espectador y es imposible que los ciudadanos que pasen por la zona no reparen en ella. Una parada más en las rutas turísticas.

Así fue la vida de Leoncia Gómez

Leoncia Gómez Galán nació en Valencia de Alcántara, en 1903, donde se asegura que fue abandonada en las puertas de una iglesia del municipio. Llegó joven a la capital cacereña y empezó a trabajar como asistenta en casa del abogado Felipe Álvarez de Uribarri, justo encima del restaurante El Figón. Ganaba 7 pesetas al mes. Trabajó con ellos 50 años. Un día, Germán Sellers de Paz, entonces director de El Periódico Extremadura, le propuso al letrado que Leoncia vendiera por las calles el diario, y ella aceptó. Estuvo la paciente vendedora durante nueve años voceando el periódico decano de la prensa regional. El dinero que ganaba, aunque poquito, suponía una ayuda para vivir y para pagar una habitación que tenía arrendada en el barrio de Busquet. Voceó Leoncia el Extremadura entre los años 1966 y 1975, deseando constantemente que se publicara una de esas noticias sensacionales que aumentaran la tirada y, con ella, su liquidación. De manera que compartió el ocio de la jubilación voceando «Extremaduraaa...» al final de la calle Pintores, junto a la plaza de San Juan. Y en ese sitio, la infatigable vendedora ofrecía el periódico, mostraba sus noticias, sus fotografías más originales o la lista completa de la lotería.

Todas esas anécdotas las vivió de cerca, que con los señores marchaba de veraneo a Espinho, donde conoció a un portugués con el que estuvo hablando varios veranos, aunque finalmente aquello no llegó a nada. Porque el amor verdadero no lo descubriría hasta cumplidos los 74, cuando estando en la Residencia de Cervantes conoció a Salvador Hernández, natural de Oropesa, con el que contrajo matrimonio. Salvador era un hombre que trabajó en Saturnino Covisa, que eran unos carboneros muy importantes.

Fue la de Leoncia Gómez Galán una boda preciosa que concluyó con luna de miel en Benidorm. Leoncia, un símbolo para Cáceres, es también una institución para Extremadura y un ejemplo de la lucha feminista por la defensa de sus derechos.