OPINIÓN

La mejor escuela de periodismo que se pueda soñar

Tendría unos cinco o seis años cuando, sentado en un sillón de la casa de mis padres, utilicé por primera vez y como práctica de lectura, un periódico que, por entonces, tenía ya largo recorrido. Era ‘el Extremadura’ (como siempre lo llamaron mis abuelos) y aquel, el año 1998-1999. Me fascinaba ya desde niño el olor de la prensa en papel los fines de semana por la mañana, mientras saboreábamos el desayuno en familia. Y el gusto por leer que siempre me ha inculcado mi madre, o los debates que se generaban a propósito de los temas de actualidad que publicaba el rotativo centenario. Tan sólo diecisiete años después -con 23- el destino, y seguramente mi escondida vocación, quisieron que pisara por primera vez la redacción del periódico. La primera oportunidad laboral como becario en mi último año de carrera, la posibilidad de trabajar en algo que te apasiona es la quimera de muchos jóvenes que, en mi caso se hizo realidad.

De modo machacón, mi generación escucha que no corren buenos tiempos para ser periodista. No pienso lo mismo. Creo que nunca el periodismo ha estado más vivo y que nunca ha sido más necesario como ahora. Quienes hemos optado por la información y la comunicación como oficio, o por aquellas disciplinas que lo escoltan, somos los protagonistas de esperanzadoras excepciones. Mi tesis es que quieren matar esta profesión y los periodistas somos los únicos que podemos hacer algo en su defensa, sobre todo los jóvenes. ¿Qué hay que hacer para defenderla? Volver a lo básico, a que no se pueda publicar cualquier cosa sin haberla contrastado, a evitar los lugares comunes, a defenderse de las medias verdades...

Se nos pide movimiento, compromiso, nuevas ideas en medio de una sociedad en constante cambio. En sus 100 años de vida e historia, el Periódico Extremadura ha ido experimentando muchos, adaptándose a la era digital, a la evolución de sus lectores y, en esas transformaciones, ha concedido a los jóvenes una impagable oportunidad, la de formar parte de la mejor escuela de periodismo al lado de profesionales veteranos. Nada explica mejor la vida que un periódico de papel. La curiosidad es la esencia de lo que somos como seres humanos. Empiezas a leer y te maravillas si lo que estás leyendo es interesante. Ojear el periódico es una gozada monumental.

Hoy, los jóvenes somos participantes activos de mudanzas históricas. Como jóvenes, rompemos estereotipos, no somos ‘ninis’, nos importa la información y ejercemos un papel clave en la revolución digital. Ejemplificamos un nuevo modelo de convivencia, vital y necesario: el del viejo sillón de la casa de mis padres, con ese olor a papel que nunca habría de desaparecer, y el digital, incorporando los últimos avances tecnológicos. Este diario da entrada a la savia nueva de la juventud, pero con una base de principios muy sólidos. La mezcla de ambas cosas dan como resultado un periodismo que planta cara a los agoreros: el del rigor, la investigación, el cuidado de las fuentes, el esfuerzo, la profesionalidad y, cómo no, la demostración de que un sueño infantil puede convertirse en realidad.

Alberto Manzano es redactor de El Periódico Extremadura