Opinión | Nueva sociedad, nueva política

España, en guerra

España puede pasar del ‘No a la guerra’ a una colaboración con un conflicto bélico

España, en guerra.

España, en guerra. / El Periódico

Es insólito que no exista debate alguno sobre las decisiones que está tomando el Gobierno respecto a la implicación española en la guerra de Ucrania. España es un país tan volátil y tan visceral que puede pasar de llenar las calles con millones de personas para gritar «¡No a la guerra!» y, pocos años después, puede esconder la cabeza bajo el sofá mientras se planifica la mayor colaboración histórica del país en un conflicto bélico. 

Empezando por lo más básico, la mayoría de españoles debería entender que la alineación acrítica con los postulados de la OTAN en este contexto, mete a España en la guerra de una forma directa: España está en guerra. Para que suframos consecuencias más cruentas que hasta ahora, solo hay un paso: la decisión de Putin de castigar a los colaboradores de Ucrania. Muchas voces dirán que no es posible, pero puede que fueran las mismas voces que se sorprendieron hace un año cuando estalló un clásico conflicto bélico en suelo europeo, que para muchos era algo reservado a los libros de historia. 

Pongamos el foco en la reciente decisión de enviar tanques Leopard 2A4. El 19 de enero, la OTAN declaró que Ucrania necesitaba tanques para poder recuperar territorio ruso. Seis días después, el 25, Alemania, que había sido cautelosa hasta ahora, decidió el envío «rápido» de catorce tanques. España no tardó seis días ni casi seis horas, de hecho anunció su colaboración antes de que Alemania declarara la suya: la noticia alemana se filtró en torno a las 19 horas del 24 de enero y a las 8 de la mañana del día siguiente el Gobierno ya se había decidido. 

Este relato de los hechos no es banal porque marca dos pautas fundamentales: la primera es que aquí manda la OTAN, es decir, EE.UU. (no la UE), y la segunda es que el Gobierno de España espera atentamente lo que le dicten desde fuera para obedecer con pleitesía irreprochable y veloz. En este sentido, tiene crucial importancia la ambición de Pedro Sánchez de saltar a la escena internacional cuando en diciembre de este año deje Moncloa.

Todas las guerras son distintas y todas son iguales. Radicalmente distintas, todas, por su origen, su recorrido histórico, su contexto geopolítico y su desarrollo. Radicalmente iguales, todas, porque son cruentas luchas de poder que esconden intereses muy concretos que tienen que ver con las élites que las impulsan. Por tanto, toda guerra es comparable con otra en la medida en que cuando decides entrar en ella lo que has decidido es luchar a favor de unas élites. ¿A favor de qué élites ha decidido luchar España?

La alineación acrítica con los postulados de la OTAN en este contexto, mete a España en la guerra de una forma directa

Hunter Biden (n. 1970), hijo del presidente de EE.UU., Joe Biden (n. 1942), fue vinculado a la principal compañía gasística ucraniana, Burisma Holdings, en 2014, justo tras el Euromaidán. Conviene recordar que el Euromaidán, movimiento popular ucraniano para derrocar al entonces gobierno pro-ruso, fue activamente apoyado por EE.UU. y no de cualquier modo: en declaraciones públicas por John Kerry, Secretario de Estado; con la visita del senador John McCain a los manifestantes en la Plaza de la Independencia de Kiev; y con la presencia, junto a ucranianos armados, de la Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland. Pues bien, tras el Euromaidán —revolución popular para unos, golpe de estado apoyado por EE.UU. para otros—, fue justo cuando el hijo del actual presidente estadounidense fue contratado —personalmente y mediante su consultora— por la más relevante empresa gasística del país, donde permaneció hasta 2019 con un sueldo de 50.000$ al mes (aproximadamente, tres millones de euros en total). En una entrevista concedida por el propio Hunter Biden a la BBC el 06/04/2021 queda clara la relación entre todos estos hechos. 

No es extraño, pues, que el Gobierno español deba mirar al PP y a VOX para recibir los apoyos necesarios respecto a estas decisiones. Lo cual revela no solo la falta de escrúpulos del presidente, que igual le da negociar con un extremo del arco parlamentario que con otro, sino también el absoluto vacío ideológico del Gobierno y la imposibilidad para Unidas Podemos de apoyar la entrada de España, de hoz y coz, en la guerra ruso-ucraniana.

*Licenciado en CC de la Información

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