Opinión | contrapunto

De rositas

Rodríguez Osuna, alcalde de Mérida, pretende irse de rositas. Para él, la culpa de sus palabras no es suya sino del otro, del compañero socialista. Este es el resumen de la supuesta explicación de Osuna -y del resto del PSOE- para defenderse de los audios que hemos conocido hace una semana. 

"Vara ha dejado claro que no tiene motivos para apartar a Rodríguez Osuna de la alcaldía de Mérida

Unos audios en los que él mismo dejaba claro la red clientelar que ha tejido durante años utilizando el ayuntamiento; se enchufa a compañeros socialistas, dándole un trato distinto al resto de emeritenses. Sin embargo, aunque estos se hayan quedado sin poder acceder a un puesto de trabajo porque no militan en el PSOE, para Rodríguez Osuna no son las víctimas: la víctima es él.

Vara dice que Osuna lo que realmente ha hecho en ese audio es evitar un chantaje; los esfuerzos del PSOE para salirse por la tangente son patéticos. O se ríen de nosotros, que también es más que posible. Vara ha dejado claro que no tiene motivos para apartar a Osuna de la alcaldía de Mérida, como le ha pedido la presidenta del PP, María Guardiola.

No solo es la distinción que hace entre emeritenses según su ideología, es que la ristra de desatinos, que ha salido a borbotones de su boca, es indignante. Además de enchufar a compañeros «de toda la vida», hace una exposición clara de las formas que hay para retorcer la ley y entrar a trabajar en el Ayuntamiento de Mérida. Eso sí, por la puerta de atrás.

Conoce «mil fórmulas» para hacerlo y a su interlocutor le pone en la pista de dos de ellas, despreciando y saltándose cualquier proceso de selección basado en la igualdad, mérito y capacidad. Para él no se trata de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos de Mérida, sino de diferenciar por el carné socialista.

Tal vez sea esto a lo que se refería Vara el otro día, en Villafranca de los Barros, cuando dijo literalmente: «el 28 de mayo no nos jugamos quién gana, si no qué ciudadanos ganan y quiénes pierden». O lo que es lo mismo, la política de chinchetas rojas y azules que ha practicado el PSOE de toda la vida y que asume el alcalde de Mérida, y por ende Vara, en la grabación.

Para silenciar cualquier crítica y evitar el control de los grupos de la oposición en el ayuntamiento vuelve a utilizar esas prácticas caciquiles. En lugar de convocar el pleno ordinario, que es obligatorio todos los meses según el Reglamento Orgánico del Pleno, lo que convoca es pleno extraordinario donde ni permite preguntas de la oposición, ni admite en el orden del día la petición de comisión de investigación que registró el PP en tiempo y forma. Es evidente que Rodríguez Osuna se cree dueño y señor del Ayuntamiento de Mérida –o de Mérida entera, ¿quién sabe?- y pretende irse de rositas, con el respaldo de Vara

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