EL BOMBO

Empresarios extremeños

La gala del pasado jueves fue una expresión contundente de que en la región brillan el tesón, la inteligencia y el éxito

Antonio Sánchez Buenadicha

Antonio Sánchez Buenadicha

El jueves se celebró la XXVIII edición de la gala en la que el centenario Periódico Extremadura hace públicos los premios a los empresarios extremeños más destacados a lo largo del año. Se nos dieron a conocer los nombres de personas y empresas de las más distintas ramas de producción, desde las tradicionales relacionadas con el campo y sus productos, hasta las más innovadoras como las que basan sus productos en el desarrollo de la inteligencia artificial, o las que extienden su influencia en la elaboración de los elementos e instalaciones relacionadas con las nuevas energías.

Fue una expresión contundente de que en Extremadura brillan la inteligencia, el emprendimiento, el tesón, la constancia, la innovación y como consecuencia el éxito empresarial. Empresas que con sus productos han traspasado nuestras fronteras y no solo han llegado a los países con los que nos ha unido la geografía, como Europa, y la historia, como pueden ser los países sudamericanos, sino que también venden sus productos en la lejana Asia.

Fue una noche para celebrar el presente y apostar por el futuro de nuestra tierra y de nuestros hombres. Fue un desmentido rotundo del discurso de la Extremadura doliente, esa perversa teoría que se alimenta del «somos los últimos en todo», que intenta justificar la inacción, la falta de compromiso y el conformismo de algunos buscando fuera la causa de nuestros supuestos males. Porque estos hombres y estas empresas nos demuestran día tras día que aquí gracias a sus esfuerzos no solo florecen las amapolas en los campos, sino que resplandece la grandeza de sus hombres y mujeres, grana el fruto de su afán, a ellos los coloca en el éxito y a nosotros nos llena de esperanza y nos permite presumir orgullosamente de que estamos en la vanguardia del mundo empresarial pese a lo que digan los agoreros y los mal informados.

Esta no es la Extremadura soñada sino la real, la que diariamente produce y exporta, crea riqueza y la comparte, porque de ellos dependen muchos puestos de trabajo. Es la Extremadura en la que merece la pena vivir.