PORTUGAL AVANZA EN LOS TRÁMITES PARA LLEVAR A BUEN FIN un VIADUCTO INTERNACIONAL LARGAMENTE REIVINDICADO, CON FONDOS DE LA UE

El puente que acercará Cáceres a la costa lusa, ya en estudio ambiental

Estará en Cedillo, cuenta con 9 millones de euros y hará más corto el viaje a las playas del centro portugués

Supone además una obra de justicia para esta zona aislada, donde los vecinos aún cruzan el Tajo en barca

Este gráfico ilustra la ubicación del futuro viaducto internacional sobre el río Sever y cómo supondrá una salida directa hacia la autovía lusa A-23, que conduce a las playas del país vecino.

Este gráfico ilustra la ubicación del futuro viaducto internacional sobre el río Sever y cómo supondrá una salida directa hacia la autovía lusa A-23, que conduce a las playas del país vecino. / EL PERIÓDICO

Los buzos han estado inspeccionando las zonas sumergidas del Tajo para determinar la existencia o no de más grabados rupestres como los que ya existen en el entorno. Estos trabajos forman parte de la fase de estudio de impacto ambiental previa a la construcción del nuevo puente internacional de unos 9 millones de euros que se levantará próximo a la localidad cacereña de Cedillo, última frontera de la UE que falta por acometer, con pueblos apenas distanciados unos 20 kilómetros a ambos lado de la Raya que deben dar un rodeo de 150 para ir de uno a otro. Se trata de un anacronismo a punto de subsanarse a través de fondos europeos. Una infraestructura que además acercará considerablemente la costa portuguesa a la provincia cacereña, ahorrando un largo rodeo hasta las playas de Peniche, San Martinho do Porto, Caldas da Rainha o Nazaré, ahora a unas 3 horas y 45 minutos.

«El lugar ya se ha determinado. Se levantará a unos 600 metros aguas arriba de la presa de Iberdrola, en el río Sever (afluente del Tajo). Los pasos se van cumpliendo, podemos decir que progresa adecuadamente», explica el alcalde de Cedillo, Antonio González, quien lleva tres décadas reivindicando este puente de sentido común en la parte más occidental de Extremadura, en el punto de la frontera más incrustado en Portugal.

Desde 1995, la mayoría de los días del año sólo se puede cruzar en barca. Y así lo hacen los vecinos de la zona, pese al riesgo que entraña, cuando necesitan acudir inexorablemente y con rapidez a la otra orilla, al otro país. O eso, o el rodeo de unos 150 kilómetros por Valencia de Alcántara. Existe un paso sobre la presa de generación hidroeléctrica de Cedillo, sobre el Tajo, pero por cuestiones de seguridad solo se puede transitar los fines de semana. Así, de lunes a viernes, o se cogen los remos, o se cubre el único camino posible por Valencia de Alcántara para tomar luego las carreteras de la parte portuguesa (Marvao, Castelo de Vide...), que obligan a realizar 50 kilómetros de forma lenta hasta alcanzar Nisa, y de allí otra vez hacia los pueblos vecinos de Cedillo situados al otro lado del río.

Un largo rodeo que también evitará el nuevo puente cuando los cacereños quieran desplazarse hasta la costa. En lugar de acudir a Valencia de Alcántara y Nisa para cubrir desde allí otros 20 kilómetros hasta alcanzar la autopista A-23 (conduce a las playas), podrán transitar desde la N-521 por la EX-374 hasta Cedillo, atravesar el futuro viaducto y cubrir unos 40 kilómetros por Montalvao y Nisa hasta la A-23.

Los buzos han inspeccionado el cauce debido a la presencia de grabados rupestres en esta zona

La solución comenzó a atisbarse en 2021, cuando, en septiembre, la Cámara Municipal de Nisa, que acababa de lograr 9 millones de euros del Plan de Recuperación y Resiliencia europeo, firmó un convenio con el Ministerio de Cohesión Territorial de Portugal, que aportará la cofinanciación necesaria para hacer realidad el puente sobre el Sever. Todo ello en una ceremonia con tintes históricos a la que acudió la Diputación de Cácerescomo invitada por su implicación con este reto (llegó a realizar sus propios trabajos de campo y ha comprometido su colaboración en el proceso).

«Tras la evaluación de impacto ambiental, se licitará la redacción del proyecto», indica el alcalde de Cedillo. Ya hay ubicación y financiación, lo más importante. No se descarta que puedan convocar a la vez el concurso de obra, pero no hay nada asegurado aún en este sentido. En cuanto a su terminación, el puente debería haber concluido a finales de 2026 para ajustarse al calendario de los Fondos de Resiliencia, «que son bastante estrictos en el cumplimiento de las fechas», subraya Antonio González.

No solo zona de paso

Se habilitará por tanto un paso fronterizo muy reivindicado para aprovechar las oportunidades que ofrece su emplazamiento. No solo como lugar de tránsito entre ambos países, también como acicate al desarrollo de esta zona rayana, ahora prácticamente aislada, y por ello auténtica en los recursos que conserva: patrimonio, costumbres, cocina, naturaleza... Cabe recordar que la Eurorregión Euroace (Alentejo, Portugal Central y Extremadura) reúne más de tres millones de personas, un 6% de la población peninsular.

Sólo hay que comprobar la gran cantidad de cacereños que este verano han elegido Portugal para pasar sus vacaciones, un número creciente. «Es lógico, sales a las diez de la mañana y antes de comer estás en la costa. Con el futuro puente, el tránsito será evidente porque las infraestructuras siempre aportan cuestiones positivas a los territorios. Al final, si el entorno no resulta útil, la gente no le ve mucho sentido habitarlo», reconoce el alcalde.

La Junta tramita el acceso

Por cierto que la Junta de Extremadura se ha comprometido a construir el pequeño tramo que unirá el final de la EX-374 con el nuevo puente, a fin de darle acceso (dicha vía parte de la N-521 y llega hasta Cedillo). La Administración regional ya publicó hace meses el servicio de asistencia técnica para la redacción del proyecto, por un importe de 48.855 euros y un plazo de cuatro meses.

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