EL APUNTE

¿Debe ser gratis o más barato el autobús en Cáceres?

En 2024 acaba el contrato de concesión. Ahora es el momento para decidir qué servicio se quiere de cara a la nueva licitación 

Un autobús de la línea 4 y usuarios esperando en una de las paradas.

Un autobús de la línea 4 y usuarios esperando en una de las paradas. / EL PERIÓDICO

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

Desde hace un año y medio se aplican en Cáceres medidas para abaratar el precio o facilitar que los viajes sean gratuitos en el autobús urbano. No de forma continuada, sino por periodos. ¿Es acertado o solo se está incrementando un déficit del servicio que al final estamos pagando entre todos los ciudadanos seamos o no usuarios del autobús? La respuesta es que estas políticas de facilitar el transporte al ciudadano son el camino a seguir, pero seguramente no de la forma que se está haciendo. Ahora se tiene una ocasión de mejorarlo. ¿Por qué ahora? Porque finaliza la concesión de la gestión del servicio de autobuses urbanos. El contrato, aunque se puede prorrogar durante tres años más, acaba a mediados de 2024. 

Es ahora el momento más acertado para abordar cómo conseguir un servicio de transporte público que no deje barrios sin atender, que sea atractivo, que acerque al centro y que no sea caro, con descuentos o ampliando la gratuidad (ahora solo es para los niños de cero a tres años) por razones de renta, por tipo de tarifa o por franja de edad. Y es el momento más adecuado porque lo que se decida se puede trasladar como condición para adjudicar el nuevo contrato de gestión del servicio.

Adjudicar un contrato como el del agua o el de la basura tienen una incidencia menor, pese a que el coste sea muy superior, porque son servicios que se sufragan con la tasa o tarifa y en los que las principales inversiones son para la mejora de las canalizaciones (de abastecimiento o de depuración) o de los equipos de recogida y tratamiento de los residuos. Pero en el transporte es distinto, primero porque no se financia solo con la tarifa que abonan los usuarios, es siempre deficitario y parte de su coste se afronta con los presupuestos, y segundo porque exige de una estrategia diferente, no solo se trata de renovar la flota con coches eléctricos, sino también favorecer que se usen.

Lo más probable es que el contrato de concesión que está en vigor se tenga que prorrogar, para que no pasase esto ya debería haberse iniciado la licitación, por eso, y porque habría margen de tiempo, no se debería repetir una licitación al uso(actualización de los vehículos, oferta económica y detalle de las líneas en las que ahora se divide el servicio), sino que el ayuntamiento, como entidad que representa a los ciudadanos, debe aclarar qué tipo de servicio quiere y plasmarlo en las condiciones de la contrata o que sobre el mismo las empresas que liciten, más especializadas, hagan mejoras.

Cáceres no tiene muchos habitantes, no llega a los 100.000 empadronados, pero por el desarrollo de hace dos décadas y por las leyes regionales que recalificaron suelos no urbanizables del extrarradio para abaratar el precio de la vivienda, es extensa para la población que hay. A esto se suma que la oferta de aparcamientos en el centro y en los grandes espacios administrativos de trabajo es muy escasa. Estos son dos de los elementos, además del precio, que no puede ser elevado y que requiere de una tarifa más abierta al tipo de usuarios, que se tendrán que valorar a la hora de definir qué tipo de servicio se quiere prestar. No es sencillo, al existir siempre el riesgo de que el déficit, lo que pagamos entre todos vía presupuesto (en los últimos años ha superado los cuatro millones), se dispare, pero ahora se tiene una oportunidad para hacer una ciudad más habitable

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