SEMANA SANTA DE INTRÉS INTERNACIONAL

Mil valientes se echan al hombro la Madrugada cacereña

Difícil contar una noche que más bien se vive con la gallardía del Calvario, con la voz de Peralta, con la elegancia de las Indulgencias, con el estremecimiento del Nazareno, con esa forma propia de hacer del Condenado, y sobre todo con ese hueco que han dejado los que ya se marcharon. Los más jóvenes se incorporan sin complejos.

¿Cómo explicar a la luz del día lo que ha ocurrido esta noche en el casco histórico cacereño? ¿Cómo contar que mil cofrades han hecho posible la Madrugada cacereña con una entrega sin ambages a las hermandades del Nazareno y Jesús Condenado? ¿Cómo narrar que a las cinco en punto, cuando Nazareno salía, el toque de trompeta llamaba al silencio y Jorge Peralta conseguía que no se le rompiera la voz al recordar al grande de la saeta cacereña, Juan López Corrales, desde el lugar que éste ocupó años y años hasta su reciente fallecimiento? ¿Cómo describir la salida del Cristo de las Indulgencias con la luna llena esperándole sobre Godoy? ¿Cómo transmitir que si muchos cacereños fueran como los hermanos del paso del Calvario en esta ciudad no habría más lamentos y sí más triunfos? ¿Cómo describir los ojos de Manolo mirando este año a sus Angustias cuando se le acaba de ir su compañera? ¿Cómo relatar el vacío de la familia de Carmen ante Jesús Condenado?

La Madrugada cacereña no se cuenta, la Madrugada cacereña se vive, y eso es lo que ha pasado en las primeras horas de Viernes Santo, cuando hermanos de todas las edades han arrimado juntos el hombro para que esta Semana Santa mantenga su esencia, su gran noche. Desde niños llevando con firmeza los estandartes sin arrugarse por el cansancio, hasta abuelos cargando con una dignidad que solo dan las canas. Primero lo hizo la Hermandad Universitaria de Jesús Condenado, con esa forma que le es tan propia y que concita una gran afluencia en sus salidas. La de esta madrugada la ha realizado de nuevo desde la Preciosa Sangre, por la puerta principal, con todo el cortejo descendiendo las escaleras. El esfuerzo habilidoso de los hermanos para cargar el paso sorteando cada peldaño, ha hecho contener la respiración de un público que no ha podido evitar romper en aplausos al ver a esta singular imagen, con un patíbulum en lugar de cruz, por fin abajo en San Jorge.

Mientras, dos violas y un chelo, que también han protagonizado esta noche su propia historia de superación, como todo en la Madrugada cacereña, interpretaban el segundo movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven y una adaptación de Manuel Sellers de una de las saetas más populares de Juan López Corrales. La plaza de San Jorge se encontraba en silencio desde el impactante mensaje proyectado por la cofradía sobre los males de ayer y hoy, sobre la guerra, sobre el eterno espíritu de Caín, pero también sobre la esperanza… Y así, pasada ampliamente la medianoche, la procesión de Jesús Condenado subió la Cuesta de la Compañía para llegar a la Soledad y realizar estación de penitencia ante el Yacente. Luego bajó los adarves rumbo a su ermita, la Paz, donde se recogió pasadas las dos y media de la madrugada.

Tiene por costumbre la hermandad del Condenado organizar un refrigerio en El Pato, porque muchos cofrades se mantienen en pie toda la Madrugada con el ánimo de echar una mano donde se necesite. “Ya hay 51 semanas al año para dormir”, comentan siempre desenfadados, con unas ojeras que algunos arrastran desde la Vera Cruz. Pero ahí están, cogiendo fuerza para el Nazareno, la procesión con mayúsculas de Cáceres: ocho pasos y además en plena noche. Ochocientos cofrades y músicos la hacen posible. El empuje de los más jóvenes resulta fundamental, son los grandes protagonistas y llegan ajenos a complejos y prejuicios. Sin ellos, la Semana Santa ya se habría reducido a la mitad.

Fue entonces, a las cinco de la Madrugada, cuando se produjo el sentido homenaje a Juan Corrales en la voz de Jorge Peralta, justo cuando el Nazareno acababa de salir de Santiago. Se trata de un momento que Cáceres ha vivido generación tras generación, en el que los hijos recuerdan a sus padres y éstos a los suyos. Nazareno no es una talla, es el símbolo de 400 años de procesiones desde el Cáceres más popular y honesto que habitaba el arrabal, de fervor cofrade, de un sentimiento que se renueva cada Viernes Santo.

Semana Santa de Cáceres | La Carrera del Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza

Detrás fueron saliendo de Santiago todos los pasos de la Madrugada: La Magdalena, La Caída y el Calvario Vacío a hombros de esas nuevas generaciones resueltas que ya saben manejar la horquilla y apretar los dientes si el tramo lo requiere; La Caída, con una mayoría de jóvenes capaces de tomar una seria responsabilidad al ponerse bajo este paso de misterio de cuatro tallas: El Calvario, con la gallardía de los hombres y mujeres que no se achantan; el Cristo de las Indulgencias (S.XIV), con la experiencia de cada uno de los hermanos que lo cargan porque saben la joya que llevan sobre sus hombros; y Las Angustias, cuyos cofrades dan siempre más de lo que se les pide hasta el último segundo de la procesión.

La ornamentación floral ha sido tan amplia como novedosa, desde el Nazareno hasta el paso más pequeño. Sencillamente exquisita. Y lo mismo ocurre en todas las cofradías: Cáceres puede presumir de acompañar su rica imaginería con obras de arte a modo de rosas, claveles, brezo, hiedra…

Ya están en la calle...

Finalizada la Madrugada, en la mañana de Viernes Santo ya procesiona por Cáceres la cofradía de la Expiración desde San Mateo (11.00) hacia calle Ancha, Puerta de Mérida, Santa Clara (estación penitencial), Pizarro, Sergio Sánchez, Dr. Durán, San Juan, Gran Vía, Sánchez Garrido, Pintores, San Juan (estación penitencial), Roso de Luna, Plaza Marrón, Clavellinas (Cuesta de los Hermanos de Carga), San Pedro, Dr. Durán, Pizarro, Soledad (ceremonia), Santa Clara, Ancha y San Mateo (Ceremonia de la Expiración).

También lo hace desde las 11.45 de Viernes Santo la cofradía de los Estudiantes, con salida de Santo Domingo hacia Concepción, Moret, Pintores, San Juan, San Pedro, Donoso Cortés, Sergio Sánchez, Dr. Durán, San Juan, Gran Vía, plaza Mayor, Ezponda y Santo Domingo.