Cabezabellosa y San Marquino: miradores que comparten ingenio

Es el mirador de moda, se ha llevado los elogios en diversos medios generalistas y especializados, y cientos de personas acuden los fines de semana para disfrutar de su panorámica. La doble plataforma de Cabezabellosa, con vistas a Trasierra y al Ambroz, ha sido diseñada por el estudio de la arquitecta Irene Calle, a la que el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica también ha encargado el proyecto del conjunto del triple mirador de San Marquino. Este periódico ha podido saber que el primero, planificado sobre una zona de peñas junto a la calle Venus, está listo y llama la atención por cómo resuelve el espacio.

Se trata, según explica el concejal de Patrimonio, José Ramón Bello, de una plataforma también en dos alturas un tanto suspendida, sobreelevada, «pero bien integrada con el entorno, con muy poco impacto, bastante sutil y sobre todo cómoda, sin ninguna cimentación porque no será una estructura fija». Aun así, no cabe esperar un diseño de la espectacularidad de Cabezabellosa, porque ni se cuenta con el mismo espacio ni es prudente en este entorno, pero «permitirá hacer la mejor foto del lienzo Este de la muralla, el más antiguo y llamativo, una imagen icónica, nuestra Alhambra cacereña, que además dará más motivos a los turistas para disfrutar de la ciudad», destaca el concejal.

Este mirador al final de la calle Venus podría completarse en una segunda fase con la creación de una cafetería sobre una casa ahora derruida. También se pondrán en valor los otros dos miradores de San Marquino, ‘El banco más bonito de Cáceres’ y el situado en la subida a pie desde Concejo al Santuario, en la ladera del barrio. La idea es reformarlos con un diseño que les dé cierta unidad, encargado a la arquitecta, «y conformar una ruta accesible entre los tres espacios para disfrutarlos y entenderlos en conjunto», avanza José Ramón Bello.

Miradores: Cáceres eleva sus puntos de vista

Una vez que pueda divulgarse el diseño, el ayuntamiento quiere iniciar un «amplio diálogo con los vecinos», ya que algunos han mostrado sus quejas por miedo a que su entorno pueda convertirse en una zona de continuo trasiego, bullicio, suciedad o botellón. Aducen que por ejemplo el de la calle Venus está excesivamente próximo a las casas. «Solventaremos todas las cuestiones, no habrá ningún problema de seguridad ni de salubridad, nadie debe tener dudas o miedo porque se hará de forma sensata. Si hay que poner un cierre a ciertas horas, se hará», afirma el edil, quien subraya que «el patrimonio es de todos y para todos, de modo que debe ser tanto vivo como vivido»

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