PRÉSTAMOS DESDE LA BASE: UN SISTEMA BASADO EN LA CONFIANZA

La banca ética ya está en Cáceres: así funciona la primera asociación

Se trata de una alternativa a la banca tradicional: un grupo  de personas pone dinero para ayudar a otras, generalmente en proyectos de economía social y solidaria, y agroecología

Miembros de ‘A la Verita’,  colectivo que ha puesto en marcha la primera asociación de banca ética de la provincia de Cáceres.

Miembros de ‘A la Verita’, colectivo que ha puesto en marcha la primera asociación de banca ética de la provincia de Cáceres. / CEDIDA

¿Qué hace un banco con el dinero de sus clientes? ¿Qué proyectos financia? ¿Qué impactos genera? ¿Lo distribuye con un criterio de justicia social? Quienes se han preguntado por estas cuestiones han podido ver crecer en los últimos años una alternativa al sistema tradicional: la llamada ‘banca ética’ (Triodos, Fiare, la cooperativa Coop 57...). Se presenta con criterios honestos de inversión, transparencia y no especulación, para ayudar sobre todo a empresas sostenibles con la población y la naturaleza. Pues bien, más allá incluso de esta banca se han constituido las ‘asociaciones de banca ética’, en la base de la sociedad, donde un grupo de personas se reúnen para apoyar con préstamos a otras personas y a sus proyectos, generalmente de economía social y solidaria, respetuosos con el medioambiente.

En Badajoz se creó el primer colectivo extremeño hace dos décadas. Luego se gestaron en Mérida, Almendralejo y los Santos de Maimona. En Cáceres acaba de echar a andar la primera asociación de banca ética de vocación provincial, vinculada a la Asociación ‘A La Verita’. Tras la organización de algunas jornadas para su promoción en la primavera de 2022, con el apoyo de la Diputación de Cáceres, ya está en funcionamiento.

La asociación, en la finca de Torremega.

La asociación, en la finca de Torremenga. / CEDIDA

«Nos inspiramos en Badajoz, porque hemos sido beneficiarios de sus ayudas para la plantación de frutales ecológicos y para otras necesidades en la finca que gestionamos en Torremenga, puesto que son productos agroecológicos que encajan perfectamente con el espíritu de estos préstamos. A raíz de ver cómo funcionan, y en agradecimiento, hemos querido crear la Asociación de Banca Ética de Cáceres», explica uno de sus promotores, Alfonso Ábalos, ingeniero agrónomo y dinamizador social. Llegó hace veinte años a Extremadura para impartir un curso de formación de agricultura ecológica, y decidió quedarse. Ahora lleva diez años establecido en La Vera.

Qué son y qué no

El objetivo principal de estos colectivos consiste en agrupar los ahorros de personas que quieren sumarse a la causa y depositarlos en una cuenta común, en lugar de meterlos en la banca tradicional. Todo ello con el propósito de destinarlos a préstamos que persigan fines medioambientales y sociales, dirigidos a una «sociedad más justa» y a una «economía verde» más útil. «Hay que dejar claro que no somos un banco, sino personas que nos unimos para dejar dinero a quien lo necesita. Aquí no hay tarjetas, ni cuentas corrientes, sólo fondos en común sobre los que no perdemos la soberanía. A diferencia de la banca tradicional, sabemos lo que hacemos con el dinero, hay total transparencia», matiza Alfonso Ábalos.

Sus préstamos se denominan ‘ayudas reintegrables’ y hay dos tipos. Por un lado, destinadas a las personas que inician proyectos de emprendimiento que sean ambientales, sociales, sobre todo éticos. Por otro, destinadas a quienes tienen necesidades vitales en el día a día y necesitan una ayuda puntual para poder salir de esta situación y tirar hacia adelante.

Aprendiendo buenas prácticas con el campo, en La Vera, con el colectivo solidario.

Aprendiendo buenas prácticas en La Vera, con el colectivo solidario. / CEDIDA

Normalmente, en estas asociaciones, la persona que necesita apoyo económico realiza una solicitud a través de un formulario. Así lo hace el nuevo colectivo cacereño, que luego examina la petición a través de su comité de valoración de proyectos. Lo forman un economista, un profesional con mucho recorrido en proyectos sociales y ambientales, otro profesional con amplia experiencia en microcréditos… Posteriormente se reúnen con el solicitante y le dan la respuesta. Si resulta positiva, el desembolso se realiza rápido. «Ahora al principio es más lento, pero cuando cojamos un poco de dinamismo queremos resolverlo en un mes e incluso menos, como hace la Asociación de Banca Ética de Badajoz, que siempre tenemos como referencia porque marcha bastante bien».

Sin intereses

Estas ‘ayudas reintegrables’ se deben ir devolviendo en cuotas hasta un plazo máximo de 2 años. No se añaden intereses porque las asociaciones de banca ética carecen de ánimo de lucro. Sin embargo, sí se pide al beneficiario un pago inicial equivalente a un 2% del préstamo con el fin de cubrir gastos si se produce algún tipo de morosidad. Se trata de un «mínimo» que permite formar una base económica para hacer frente a posibles impagos y salvaguardar el sistema. Por ejemplo, si alguien solicita 6.000 €, tendría que poner al principio 120 €.

No se piden intereses, pero sí un 2% previo por si hubiera impago y un avalista cercano al solicitante que ponga el 20%

Existe un segundo requisito en estas asociaciones, que también se aplica en la cacereña: un 20% del dinero prestado debe proceder del entorno de la propia persona que solicita la ayuda, ya sean familiares o amigos. «No se trata de una cantidad excesiva y permite afianzar el compromiso de devolución», señala Alfonso Ábalos,

No hacen falta grandes sumas de dinero, «cualquier aportación es buena porque entre todos se consigue lo necesario, cada una da lo que puede y todo suma», subraya. El valor máximo del préstamo oscila entre 6.000 y 8.000 euros, dependiendo de si lo solicita una persona física o una pequeña empresa formada por socios… Generalmente se prima que sean proyectos de economía social, solidaria y alternativa. En cuanto a los ajustes con Hacienda, sólo hay que informar de esta actividad, pero no genera mayor coste para el colectivo.

Primeros casos

Ya está en proceso de devolución la primera ayuda concedida y se gestiona la segunda. En cuanto a la primera, se ha destinado a una persona que tenía una deuda con la Seguridad Social. «Era pequeña, pero le impedía recibir una ayuda mayor que necesitaba para salir de su situación». El préstamo, de 2.000 euros, le ha permitido desbloquearla. «Son cosas fáciles de solucionar que no suponen un exceso para quienes aportan su dinero», indica.

Ahora se va a iniciar el segundo préstamo para un proyecto de agricultura ecológica. Se trata de un fruticultor que ha tenido que comprar un vehículo específico para sus tareas diarias y ese desembolso le ha dejado sin liquidez a la hora de afrontar otros pagos. Ha solicitado a la Asociación de Banca Ética de Cáceres 8.000 euros que le permitan salir de esta coyuntura. «Lo estamos valorando y probablemente la respuesta será positiva». La propia dinámica hará que el colectivo y sus proyectos crezcan, como ha ocurrido en otros lugares, a medida que la gente lo va conociendo y lo va utilizando.

Otra imagen de la asociación en tareas de campo.

Otra imagen de la asociación en tareas de campo. / CEDIDA

«Se crea un sistema de solidaridad donde no existe un rol definido, ni unos son sólo solicitantes ni otros son sólo los que aportan, se puede pasar de un lado al otro, lo importante es que funcione la confianza», dice Alfonso Ábalos, consciente de que el dinero siempre supone un tema «áspero» que genera «tabú». «Por eso hay que empezar a funcionar poco a poco, con pequeños préstamos, y generar seguridad entre las personas que aportan su dinero, que veamos entre todos que está funcionando y que podemos crear una economía alternativa a la existente, confiando en las personas, que al final es lo más importante».

De hecho, el índice de morosidad en asociaciones similares de banca ética es menor al de la banca tradicional, y eso se debe al «fuerte grado de compromiso» entre quienes la integran. «El solicitante contrae más bien una deuda ética, moral, con la gente que le ha dado apoyo de forma voluntaria, y eso hace que la morosidad sea pequeña, lo que no quiere decir que no pueda haber algún retraso en el pago, pero en general existen pocas deudas». Además, el solicitante suele ser conocido por el entorno de la asociación, por alguno de sus miembros. De tal forma que el modo de proteger el sistema es precisamente «la confianza que se deposita en quien recibe la ayuda».

El origen

Todo ello ha partido de la asociación ‘A la Verita’, que se asienta en los valores del «respeto al entorno ambiental, cultural, social, personal y espiritual». Promueve y se mueve en los ámbitos de la economía solidaria, terapias integrativas, agroecología (incluye reforestación y recuperación de variedades locales), arquitectura bioclimática, educación humanista (también recuperación de oficios), energías renovables y gestión responsable de residuos (el reciclaje en todas sus formas). 

Se constituyó hace ya trece años y además trabaja en una finca de producción ecológica y reforestaciones, en Torremenga, para ir generando comunidad. Canaliza su producción a través de la Cooperativa Agroecológica de Montaña. «En general resulta más sencillo funcionar en el mundo urbano porque es más fácil la presencialidad, pero ya hay recursos que nos permiten hacerlo sin problemas en el mundo rural, donde tenemos el lugar de encuentro con nosotros mismos, con la naturaleza y con otras personas que aparezcan en el camino», concluye Alfonso Ábalos.

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