Opinión | EL APUNTE

Interrogantes con el nuevo trasvase

No se entiende que se tarde tanto en licitar, que el ayuntamiento no tenga la información y que no se diga cómo afecta al recibo 

Reunión del alcalde, en el centro, con el presidente de la Confederación del Tajo, a la derecha, el pasado 20 de febrero.

Reunión del alcalde, en el centro, con el presidente de la Confederación del Tajo, a la derecha, el pasado 20 de febrero. / CEDIDA

La principal inversión que el Estado tiene pendiente en Cáceres, AVE aparte, es la construcción del nuevo abastecimiento de agua con una toma aguas abajo de la que está operativa desde 1992 en el embalse de Alcántara. Actualmente, con el pantano del Guadiloba con más agua que años anteriores, parece que es innecesario, pero en los últimos años ha habido más periodos de escasez (con el suministro de agua sosteniéndose al evitar la Confederación del Tajo e Iberdrola, que tiene la concesión de Alcántara, bajar de la cota 194, donde está el trasvase actual) que de abundancia de agua.

Son ya dos décadas esperando que la obra se haga. En los epígrafes de los presupuestos del Estado el año de inicio que figura es 2006, también en el de 2023, que es el que está prorrogado para 2024. La razón es que fue ese año cuando por primera vez se incorporó a las cuentas una partida para el trasvase desde Portaje al Guadiloba.

 De Portaje se pasó a la solución actual, la nueva toma en Alcántara, que ya estuvo sobre la mesa en 2005 cuando finalmente se eligió traer el suministro desde Portaje y el canal de riego que coge el agua del embalse de Gabriel y Galán.

Pero, después de tanto tiempo de espera, sigue habiendo interrogantes sin resolver sobre una obra con un retraso excesivo.

-¿Por qué no se licita ya la obra si se cuenta con proyecto y con la declaración ambiental? Para el comienzo de las obras se han ido dando fechas que no se han cumplido, algo habitual, pero en este caso se trata de una intervención con cierta urgencia porque es el suministro de agua. La última información oficial que se dio sobre este asunto fue tras la entrevista del alcalde, Rafael Mateos, con el presidente de la Confederación del Tajo, Antonio Yáñez, y se habló de que la obra se licitaría una vez incorporada a los presupuestos del Estado para 2024. Pero no habrá un presupuesto como tal para este ejercicio, sino que se prorrogará el de 2023. Esto, según la confederación, no afectará a la licitación, se podría sacar a concurso este año, pero no se especifica cuándo. En el presupuesto del Estado para 2023 hay partidas para esta obra para las anualidades de 2024, 2025 y 2026. De sobra.

-¿Por qué el ayuntamiento no tenía información del proyecto cuando es una obra que incidirá en el abastecimiento de la ciudad? De lo más llamativo de la reunión entre Mateos y Yáñez fue que el alcalde le solicitó al presidente de la CHT toda la información del expediente porque en el ayuntamiento «no hay constancia de haberse recibido ningún documento» cuando el proyecto se adjudicó en 2021 y se redactó en 2022. Y es llamativo porque al final será el ayuntamiento el que tendrá que hacerse cargo de las instalaciones y el que fijará cuándo se trasvasa agua desde la nueva toma, debido a que no será necesaria siempre y en esos casos no habrá que sumar a los costes del suministro los del gasto de energía para impulsar el agua desde el embalse de Alcántara.

-¿Cómo influirá en la tarifa que los cacereños pagan por el consumo de agua? Nadie ha explicado aún cómo afectará al recibo la inversión de la nueva toma. Los costes se repercuten en los usuarios, que son los cacereños, salvo que el ayuntamiento decida no hacerlo y asumirlo vía presupuesto, y es una obra de 23,8 millones de euros. La única ventaja, según los datos del proyecto, es que el coste energético es menor que el de la toma actual.   

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