Desde el norte

Pin parental, ¿de qué no se fían?

Una educación especializada es más que necesaria, es urgente y, además, será mucho más efectiva que una charla paterna o materna

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

La Policía Nacional, la asociación de jugadores en rehabilitación Ajer y otros colectivos acuden habitualmente a las aulas extremeñas para informar a los menores sobre cuestiones como los peligros de internet, del juego on-line, cómo cuidar la salud mental o diferentes adicciones. Por lo general, a los padres no se les pide autorización porque son los educadores sociales, orientadores, jefes de estudio u otros quienes lo gestionan. Consideran que es importante para la educación de los niños y jóvenes del mundo actual.

La salud afectivo-sexual no tendría por qué ser diferente, pero Vox lleva en su programa el llamado pin parental, que exige autorización expresa de los progenitores para que sus hijos reciban este contenido transversal. En Extremadura, acaban de presentar una propuesta de impulso en este sentido.

Habla de evitar contenido «ideológico», que afecte a la «inocencia» de los menores y de «adoctrinamiento».

Me pregunto a qué tipo de contenido tienen miedo, cuál les preocupa específicamente. ¿Acaso creen que los mismos profesores a quienes elogian o los expertos en salud afectivo-sexual, que son profesionales, van a llegar a las aulas a alabar las bondades de la pornografía, la prostitución, tener relaciones sexuales a los doce años o les van a lanzar a la homosexualidad o el lesbianismo, como si fuera fruto de un empujoncito

Las últimas noticias de confección y envío de falsas imágenes de menores desnudas o de abuso sexual a niñas dejan muy claro que es necesaria información y educación al respecto. Ya solo los datos de mujeres asesinadas por violencia de género serían motivo suficiente.

Además, ¿en cuántos hogares se sienta uno con sus hijos a hablar de amor y, sobre todo de sexo? O no hay tiempo, o hay vergüenza, o no hay ganas y los hijos aprenden de otros expertos, los amigos o, aún peor, internet.

Por lo tanto, una educación especializada es más que necesaria, es urgente y, además, será mucho más efectiva que una charla paterna o materna. Se trata de educarles en el respeto, en el amor sano y en el sexo, cuando llegue, con protección y cabeza. ¿De qué no se fían?

Y mientras tanto, como el término pin parental tiene mala prensa, se enzarzan en si está o no en la propuesta de Vox. Todo lo que sea requerir autorización es pin parental y una forma de poner en duda el criterio de los educadores. 

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