Opinión | Textamentos

Paparazis de ayer y hoy

Valeria Mazza

Valeria Mazza

La modelo argentina Valeria Mazza ha explicado en una entrevista que antes buscaban y perseguían a los famosos, mientras que ahora se exponen por voluntad propia. «Cada uno es su propio paparazi», concluye.

Son los signos de los tiempos que corren, condenados en gran medida a una sobrexposición mediática que a veces raya en lo enfermizo. Si antes muchas personas anhelaban conocer lo que hacían sus estrellas preferidas (actores, modelos, cantantes, miembros de la realeza), ahora hay cierta pulsión de erigirnos nosotros mismos en estrellas virtuales para que el ancho mundo conozca al detalle lo que hacemos: qué desayunamos, adónde viajamos, qué enfermedad padecemos... Hoy todo es material aprovechable para nuestras redes sociales, pues parece haber una comunidad interesada (poco, mucho o regular) en saber qué desayunamos, adónde viajamos o qué enfermedad padecemos.

Imagino el cuerpo que se les habrá quedado a esos paparazis que se paseaban altivos por los platós de televisión al constatar que su infame profesión es apenas un espejismo de lo que era antes, cuando se pertrechaban cual felinos sigilosos para robarle al famoso de turno un desnudo, la prueba de una infidelidad o una instantánea a la salida del hospital.

Imagino el cuerpo que se les habrá quedado a esos paparazis que se paseaban altivos por los platós de televisión al constatar que su infame profesión es apenas un espejismo de lo que era antes, cuando se pertrechaban cual felinos sigilosos para robarle al famoso de turno un desnudo, la prueba de una infidelidad o una instantánea a la salida del hospital

Qué paradoja: tanto tiempo quejándonos de las prácticas tóxicas de fotógrafos sin escrúpulos, para que al final seamos nosotros mismos –incluidos aquellos que no interesamos a los paparazis– quienes ofrezcamos imágenes privadas con las que ganarnos un Like o un inocente piropo. Tanta defensa de la intimidad y la privacidad para acabar interiorizando que la intimidad y la privacidad son virtudes menores de mortales que no interesan a nadie.

Somos, en definitiva, como bien apunta Valeria Mazza, nuestros propios paparazis, siempre dispuestos a exhibir en las redes sociales una fotografía o una confesión por las que en otros tiempos pagaríamos para mantener ocultas.

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